Unas cuatrocientas personas recibieron ayer a la noche, entre el llanto y estupor, los cuerpos de los tres sanjuaninos que perdieron sus vidas, junto a otros 16 pasajeros, en el colectivo que volcó el sábado último en la ruta 7 cerca de Uspallata, Mendoza.

Ahí también se vio a Jorge Maldonado, uno de los sobrevivientes, que en medio de lamentos y abrazos llegó junto a los féretros para dar el último adiós a su esposa, mientras su hijo permanece aún en grave estado en un hospital de la vecina provincia.

Después de tantas idas y vueltas, los féretros de Roberto Víctor Olivera (35) y su esposa María Fernanda Sánchez (24), como el de Eliana Oro (27), llegaron ayer a las 21.25 a la salas velatorias de Rawson, ubicada al lado del cementerio departamental, en calle Meglioli. Los familiares informaron que el sepelio se realizará hoy a las 10 en ese mismo predio.

También se supo que otros parientes se quedaron en el Hospital Notti de Mendoza para cuidar a los tres niños sanjuaninos que resultaron heridos en el siniestro.

Ellos son Thiago (3) y Dilan (1), los hermanitos que perdieron a sus padres, Roberto Olivera y María Sánchez, quienes si bien sufrieron fracturas y otras lesiones ya estarían fuera de peligro y permanecían en una sala común, comentaron sus familiares y funcionarios de gobierno.

El otro que permanece internado en ese nosocomio es Lian, el hijo de Jorge Maldonado y de Eliana Oro, la otra fallecida. El ministro de Desarrollo Humano, Walberto Allende, explicó que los médicos le informaron anoche que el estado del niño es delicado, pero que mostró una leve mejoría. ‘Se despertó. Ahora están probando para ver si puede respirar por sus propios medios. Eso es muy alentador’, dijo.

Las dos parejas y sus tres niños, todos domiciliados en Rawson, eran parte de ese contingente de 41 personas que viajaban en el colectivo de la empresa chilena Turbus, que partió de Mendoza y que volcó a las 2 de la madrugada del sábado en un tramo de curvas de la ruta 7, en la zona de alta montaña llamada Horcones.

Ayer el procurador de la Corte de Justicia de Mendoza, Alejandro Gullé, afirmó que el chofer del micro iba a una velocidad de 100 kilómetros por hora en una zona en donde la máxima permitida era de 40 kilómetros por hora.

Todos apuntan a que hubo negligencia del conductor. De hecho, el chofer chileno Francisco Javier Sanhueza, quedó detenido imputado del delito de homicidio simple con dolo eventual y lesiones y fue trasladado al penal Boulogne Sur Mer de Mendoza. Su compañero, Pedro Vargas, fue liberado.