En una entrevista mano a mano con DIARIO DE CUYO, el vicegobernador de San Juan, Fabián Martín, analizó los resultados de las elecciones legislativas nacionales y aseguró que el comicio “tuvo una lectura nacional, no provincial”. Reconoció que el oficialismo “rompió la polarización” pero no alcanzó el triunfo, defendió la gestión de Marceo Orrego y se mostró dispuesto a acompañar al presidente Javier Milei “si hay diálogo y consensos genuinos”. Además, aseguró que compitió con la intención de asumir la banca en la Cámara de Diputados de la Nación. Sin embargo, “si el gobernador decide otra cosa, ahí estaré”, manifestó.

—¿Cómo interpreta el resultado del domingo?
Creo que ha habido una visión nacional. La gente votó en consecuencia y puso en consideración dos modelos diferentes: el del justicialismo o kirchnerismo a nivel nacional y el del presidente Milei. La gente votó eso: Milei sí o no, justicialismo sí o no.

Nosotros tuvimos una estrategia distinta, sin identificarnos con ninguno de los dos frentes. Con el justicialismo siempre estuvimos en veredas opuestas y, respecto a La Libertad Avanza, si bien apoyamos algunas propuestas como la Ley Bases o el RIGI, lo hicimos porque eran buenas para San Juan y para el país, pero en otras cosas no coincidíamos. Por eso decidimos armar un frente sin referencia nacional, sabiendo que la elección iba a estar polarizada entre esos dos espacios. El desafío fue romper esa polarización, y lo logramos, aunque no alcanzó para obtener el triunfo.

Partimos de una gestión con buena imagen, un gobernador con aceptación y muchas obras en marcha: boleto escolar gratuito, descentralización de la salud en los departamentos, entre otras. Pero eso no se ponía en consideración ayer. La gente es muy práctica y distingue entre una elección provincial y una nacional.

Si no, fijate lo que pasó en Buenos Aires: en septiembre el justicialismo ganó la elección provincial por 14 puntos y un mes después La Libertad Avanza dio vuelta el resultado y ganó por uno. El mismo electorado votó distinto según el tipo de elección. Por eso creo que la gente votó sabiendo que se trataba de una elección nacional y no evaluó al Gobierno provincial.

—A nivel local fue una elección muy pareja.
Sí, hubo tres fuerzas con tercios muy equilibrados. Al comienzo de la campaña ya se perfilaba así. Después creímos que podíamos despegarnos, incluso nos ilusionamos con obtener dos diputados. Finalmente, se mantuvo la paridad.

El justicialismo ganó con 34 puntos, pero en la práctica perdió porque de dos bancas que ponía en juego, retuvo una. Nosotros sacamos 31 puntos y mantuvimos la banca, mientras que La Libertad Avanza, con 25 o 26 puntos, ganó una banca. En definitiva, el que salió tercero ganó y el que salió primero perdió. Fue una elección pareja y difícil de analizar: los tres sectores ganamos y perdimos al mismo tiempo.

El mensaje más claro que deja el resultado es que los argentinos no quieren volver al pasado, a un país desordenado y con hiperinflación. Le dieron un nuevo crédito al presidente Milei, no un cheque en blanco, sino un voto de confianza con la esperanza de que enderece el rumbo. Ojalá pueda hacerlo con consensos y templanza.

Nosotros vamos a estar ahí, en el diálogo, porque somos una oposición constructiva. Queremos que al presidente le vaya bien.

—¿Podría haber un alineamiento mayor con el Gobierno nacional, teniendo en cuenta el resultado?
Si el presidente llama al diálogo, vamos a estar. El año pasado lo hizo, consiguió las mayorías necesarias y pudo avanzar. Pero después perdió ese diálogo por las formas: la crítica violenta, la confrontación innecesaria.

Nosotros vamos a estar en la construcción, siempre que las propuestas sean razonables y buenas para el país, y que podamos también aportar nuestras ideas. En un acuerdo verdadero, ambas partes deben ceder en algo. Si el presidente cambia las formas, como dijo haber hecho una autocrítica, ahí estaremos acompañando.

Escuché al ministro Caputo reconocer que fue su culpa la mala relación con los gobernadores, al decir que les ofreció herramientas insuficientes. Si esa autocrítica es genuina, nos van a encontrar apoyando y sumando para construir juntos.

Aun con la nueva conformación del Congreso, el oficialismo no tiene mayoría: le faltan 16 o 17 votos. Hay unos 40 legisladores que serán “árbitros”, entre ellos los dos nuestros, porque pueden inclinar la balanza. Si el presidente dialoga y escucha, estoy seguro de que podrá reunir las mayorías para avanzar con las reformas que busca.

—Pregunta obligada: ¿va a asumir su banca?
Voy a estar donde el gobernador me necesite. No me imaginé ser candidato, pero él me lo pidió y asumí el desafío con la intención de asumir la banca. Si el gobernador decide otra cosa, ahí estaré.

—¿Existe la posibilidad de que le pida quedarse como vicegobernador?
No lo sé. El gobernador me pidió jugar esta elección, lo hice y ahora habrá que analizar muchas cosas. El Gobierno provincial, pese al resultado, goza de buena salud, buena imagen y un gobernador que conduce bien. Lo de ayer fue una elección nacional.

—¿Habrá algún reacomodamiento político o de gestión tras la elección?
Aún no nos reunimos para analizarlo en conjunto. Cada uno hizo su balance personal, pero falta una evaluación profunda y una autocrítica, porque siempre hay cosas por mejorar, ganando o perdiendo. Si hay cambios, lo decidirá el gobernador.

Coincido en que debemos hacer una revisión profunda y ajustar algunos aspectos.

—En materia legislativa, ¿qué temas considera prioritarios en el diálogo con el Gobierno nacional?
El presidente habló de una reforma laboral, que es necesaria para generar más empleo. También una reforma tributaria que haga más competitivos a los productores y emprendedores. Hay que apostar a un modelo de país donde haya más cultura del trabajo independiente y menos dependencia del Estado; eso requiere un cambio cultural.

Además, una reforma previsional es urgente, porque el sistema argentino está quebrado. Será difícil, pero hay que encararlo. También hacen falta reformas al Código Penal y a la ley de Ejecución Penal.

La Argentina tiene 36 empresas deficitarias, y se necesita una privatización ordenada para obtener recursos que permitan, por ejemplo, mejorar los ingresos de los jubilados. Seguramente habrá muchos temas importantes para tratar.