A Santiago Bermúdez se le nota el entusiasmo cuando habla de proyectos que cruzan tecnología y comunidad. Tiene 37 años, es ingeniero informático y, como él mismo dice, se dedicó “toda la vida a la tecnología”.
Es actualmente el director de Potencia Argentina, una entidad civil que se dedica a becar y formar jóvenes líderes argentinos para reconstruir el vínculo de confianza entre la gente, la política y las instituciones de la demoracia.
No exagera en su vínculo con la tecnología: fue fundador de Wolox, una empresa tecnológica nacida en Latinoamérica que llegó a competir en el mercado global y fue adquirida por Accenture en 2020.
“Desde ahí impulsé programas de empleabilidad en barrios populares”, recuerda. Ese paso fue el punto de encuentro entre su perfil técnico y su vocación social. La inquietud política vino después, o quizás siempre estuvo ahí. “Siempre tuve vocación social y política”, confiesa.
Tras vender su empresa, Bermúdez se sumó al equipo del (hoy ya fallecido) Papa Francisco en la Escuela de Formación Política Fratelli Tutti, donde llegó a ser codirector. “Esa experiencia me marcó, pero mi corazón está en Argentina. Me encanta la idea de transformar el mundo, pero primero quiero transformar mi país positivamente”, cuenta.
Esa convicción lo trajo de vuelta al país en 2023, con la decisión de impulsar un nuevo espacio: Potencia Argentina, que abrió sus puertas en 2024. La entidad, según describe, trabaja en el desarrollo de políticas públicas innovadoras y herramientas tecnológicas para hacer más eficiente, humana y cercana la gestión del Estado. Su propósito es claro: acercar el Estado a las personas.
“Hoy la experiencia ciudadana con el Estado es muy mala, y mi sueño es mejorar eso”, dice, sin rodeos.
En su manera de hablar hay una mezcla de idealismo y método, de ingeniero y militante. Potencia Argentina, el espacio que dirige, busca justamente eso: unir la eficiencia tecnológica con la sensibilidad social. Bermúdez lo resume con una frase que podría ser lema de su generación: “No se trata solo de programar sistemas, sino de programar futuros posibles”.

