Matías Senatore es uno de los tres nombres que integran la terna -junto al camarista laboral Guillemo Baigorrí y el secretario Relator Rolando Lozano– para ocupar el cargo de fiscal General de la Corte de Justicia de San Juan, vacante desde la muerte del histórico Eduardo “Jimmy” Quattropani. Con un perfil técnico y una trayectoria más vinculada a la gestión que a la política, Senatore habló con DIARIO DE CUYO sobre su recorrido profesional, su vínculo con el Poder Judicial y la impronta que buscaría imprimirle al Ministerio Público Fiscal si llega al máximo cargo.
“Me tocó ser un poco el icebreaker del sistema”, dijo, usando una expresión en inglés que traduce como “rompehielos”. Con esa metáfora se refirió a su papel en la implementación del sistema acusatorio en San Juan, una transición que implicó abandonar el modelo inquisitivo y dar lugar a un esquema de audiencias orales. “Junto al doctor Quattropani y su equipo trabajamos desde cero en cómo instalar, pensar y hacer funcionar el sistema, cómo articular con la Policía y el Servicio Penitenciario, cómo usar las herramientas”, recordó.
Antes de llegar al Poder Judicial, Senatore venía del ámbito privado. Fue gerente general de una empresa vinculada a YPF y al negocio del gas y el petróleo. “Esa experiencia me permitió trasladar modelos de gestión de calidad al sector público”, explicó. Sin embargo, la vida familiar terminó pesando más: “Pasaba veinte días afuera y me empecé a sentir un extraño en mi casa. Eso me hizo un clic. No estaba dispuesto a negociar la familia por el trabajo”, confesó.
Ya reinstalado en San Juan, incursionó en la actividad judicial e hizo carrera hasta llegar a la coordinación de la Oficina Judicial Penal, donde aplicó lo aprendido en el sector privado. “La gestión de calidad es el pilar más fuerte que traje a la función pública. Todas nuestras oficinas trabajan bajo ese enfoque, con auditorías y devoluciones externas permanentes. Llevar ese modelo al Ministerio Público será un gran desafío”, afirmó.
Consultado sobre su mirada hacia la gestión de Quattropani, Senatore evitó las críticas y destacó la herencia institucional. “He trabajado a la par de él y de la Corte para poner en marcha el sistema acusatorio. Tengo más para aprender que para cuestionar”, dijo. De todos modos, marcó una diferencia: “Mi liderazgo será participativo. Todos los fiscales deben aportar porque la política de persecución penal se construye en conjunto”.
Entre sus objetivos, mencionó el desarrollo de un mapa del delito junto a la Policía para priorizar acciones preventivas y el impulso de herramientas digitales, como la denuncia y notificación electrónica. “Las herramientas tecnológicas son brillantes y debemos aprovecharlas. Si no nos adaptamos hoy, quedaremos atrás”, aseguró, destacando su participación en proyectos nacionales de inteligencia artificial aplicados a la gestión judicial.
Sobre el carácter político del cargo, fue categórico: “No me considero un candidato político. Me siento honrado por haber sido considerado por mi perfil y no por una actividad partidaria”. En esa línea, negó cualquier operación para asegurar su nominación y manifestó que no “rosqueó” para estar en la terna.
El funcionario, que actualmente coordina siete organismos judiciales, se mostró confiado en que su gestión podría inaugurar una etapa de armonía institucional. “Creo que puede venir una temporada de paz. Todo depende del trabajo interno, de llevar propuestas ordenadas, medidas y objetivas. La Corte necesita transparencia para lograr resultados más efectivos, y por ahí va el camino”, concluyó.

