No hizo falta linterna para ver el sendero. La luz de la luna llena fue tan imponente que los promesantes pudieron transitar la Senda del Peregrino como si fuese de día. Recorrieron kilómetros de fe, la mayoría para agradecer favores otorgados por la Difunta Correa. Esto sucedió el jueves por la noche y el viernes en la madrugada, tal como sucede cada Semana Santa en este paraje caucetero. Este año, el buen clima acompañó la travesía.

Algunos salieron desde la ciudad de Caucete. Otros, caminaron más kilómetros. Fue el caso de Rolando Calívar que partió de calle Salta y 25 de Mayo a las 7 de la tarde del día jueves y llegó al oratorio de la Difunta Correa cerca de las 8 de la mañana del viernes. "Pedí por una casa y me la entregaron el año pasado. Por eso vengo a agradecerle a la Difuntita", dijo el hombre que realizó el recorrido junto a su amigo Miguel Tello.

Con la bici a cuestas

Salió el jueves a la noche desde la Villa Obrera en bicicleta y poco antes de ingresar a la Senda del Peregrino se le pinchó. Pero a Exequiel Quintana no le importó seguir caminando. Lo hizo por su bebé.

Bastó una mochila, una botella de agua y poco abrigo para recorrer el camino de la fe. Si bien las historias de la gente fueron variadas, todos coincidieron que la caminata fue para agradecer. Algunos por una casa, otros por salud. Lo cierto fue que durante varias horas, como hormigas que recorrían el desierto, la gente transitó el sendero que está al costado de la ruta. Muchos fueron en bicicleta y los más osados decidieron circular por la ruta. Otros llegaron en motos y hasta a caballo. Antes de que despuntara el Sol, el paraje de Vallecito estaba lleno. Según la Administración del lugar había, a esa hora, más de 5.000 personas. Y, al igual que en años anteriores, según los cálculos de los encargados del sitio, desde el miércoles hasta ayer al mediodía ya habían transitado el lugar más de 30 mil personas. Muchos contingentes de otras provincias llegaron en la madrugada de ayer para evitar la congestión del mediodía.


 

Aguante angaquero

Diego Vargas y Jonathan Torés salieron desde Angaco para cumplir una promesa. Pero no lo hicieron solos. Un grupo de amigos los esperó en la mitad del camino para asistirlos.

  • Mucho alcohol

Si bien hubo un fuerte control policial con una decena de puestos sobre la ruta que va a Vallecito, en el paraje el consumo de bebidas alcohólicas fue moneda corriente. Incluso, mucha gente que llegó caminando o en bicicleta lo hizo portando distintas bebidas. En el lugar estaba prohibida la venta de bebidas alcohólicas pero en horarios nocturnos. En los controles se decomisaron varios envases de estas bebidas.

  • Parada obligada

El oratorio del Gauchito Gil que está entre Caucete y Vallecito fue una de las paradas obligadas de los promesantes que buscaron tomar un respiro. Algunos aprovecharon la oportunidad para rezar, otros para prender una vela. También hubo gente que usó las mesas que están al costado para tomar un refrigerio y luego seguir la marcha. Los caminantes siguieron recorriendo la senda durante la mañana.