Las intensas oleadas de viento fresco les quitaron a los chicos la chance de darse un chapuzón. Y los obligó a agudizar el ingenio para divertirse. Es lo que protagonizaron el viernes pasado, los niños que asistieron a la colonia de verano en el camping de la UOM, en Rawson. Fue cuando se retomó el desarrollo de las colonias de verano que estuvieron una semana suspendidas a causa del clima.

’Esto es muy aburrido profe. Mejor juguemos al alto ahí’, dijo una de las chicas del grupo que estaba jugando al ’tacho’. Y la profesora aceptó la propuesta. Es que hacía 2 horas que había comenzado la colonia y los coordinadores ya no sabían qué juego inventar para entretener a los chicos, a falta de piletas por el mal tiempo.

Menos problemas tuvieron los encargados de los varones que improvisaron varias canchas en el predio del camping para que jugaran al fútbol. Todos, aún los más chicos, participaron de esta actividad que se desarrolló sin límite de tiempo y sin siquiera cambiar de arco. El objetivo fue sólo que los chicos se divirtieran.

Con las manos en la cabeza y meneando la cadera, una de las profesoras intentó contagiar el entusiasmo al grupo de las nenas más chicas. ’Baila el chipi-chipi’, cantó la profe mientras meneaba su cuerpo, mientras las niñas la miraban sin mover ni un brazo. ’Hay caramelos para la que baile mejor’, gritó otra de las profesoras y las niñas comenzaron a bailar de inmediato y con mucha alegría.

En un sector del camping se quedó un grupo de varones que no tenían ganas de seguir jugando ni al fútbol ni a la pilladita. Y que encontraron otra alternativa para divertirse: intentaron extender sobre el pasto los toallones que llevaron para usar a la salida de la pileta. No pudieron porque el viento los volaba.

En otro sector, un grupo de nenas se cansó de jugar al básquet y no sabía qué otra actividad hacer para pasar el rato de manera entretenida. Y a una de ellas se le ocurrió jugar al fútbol, pero trasladando la pelota de básquet con la mano. Hubo algunas caídas durante el desarrollo del partido, lo que divirtió aún más a sus protagonistas.

Llegó el mediodía y los chicos se trasladaron hasta el sector del comedor para almorzar milanesa con puré. Algunos se repitieron la porción, pero igual sobró mucha comida. Es que de los 350 chicos inscriptos en esta colonia sólo asistieron unos 200. El restó faltó, justamente, a causa del fuerte viento.