Cargados con varias botellas de agua y utilizando ropa liviana para soportar las altas temperaturas. Estas son algunas de las conductas que adoptan los promesantes de San Expedito que, a pesar de las altas temperaturas, llegan hasta el oratorio ubicado en la localidad caucetera de Bermejo para agradecerle al patrono de las causas urgentes durante el verano.
Las caminatas para cumplir promesas son más cortas y la estadía de los fieles también se achica. Es que, dijo Luciana Fredes, una promesante, el calor casi que espanta a los visitantes ya que existen muy pocos sitios en donde poder resguardarse del Sol.
Incluso, según los comerciantes que están durante todo el año, las ventas caen de manera acentuada y esto lleva a que haya menos puesteros de lo que se acostumbra en otro momento del año.
Carlos Mercado es un feligrés que desde hace una década visita el santuario dos veces al año, y una de ellas la realiza en pleno verano. Es por eso que el hombre, junto a su familia, ya tiene toda una planificación preparada para hacerle frente a las altas temperaturas que azotan en esta época. El kit está formado por una conservadora llena de hielo, mucha agua fresca y gaseosas, sánguches y un bolsito en donde cargan los protectores solares.
�“La primera vez que vinimos al santuario en verano, llegamos y a los 5 minutos nos volvimos porque no aguantábamos el calor. De ahí en más, con mi mujer Clara, nos preparamos adecuadamente para venir a agradecerle a San Expedito”, dijo el hombre que hace más de una década le prometió al patrono que si le ayudaba a que su hijo Eduardo se recupere de una operación del corazón, iba a asistir 2 veces al año a visitarlo al santuario.
Una actitud similar tomaron 4 docentes de Mendoza que decidieron acortar su estadía en el santuario de San Expedito ya que sufren por las altas temperaturas. “Vinimos en invierno y nos trajimos el mate. Además, cargamos todo lo necesario para poder hacer un asado y nos quedamos un buen rato en el camping”, contó Vilma Pereyra, docente de una escuela del departamento mendocino de San Martín.
Según dijo la gente que vive cerca del santuario de San Expedito, en verano baja mucho la cantidad de gente que llega a profesar su fe. Y los pocos que lo hacen prefieren llegar temprano por la mañana y así sufrir mucho menos los embates del calor. Además dijeron que en esta época la bebida fresca es más requerida por los visitantes desprevenidos que algún recuerdo que quieran llevarse de su visita al santuario de Bermejo.

