Como ya es una tradición, miles de devotos de la Difunta Correa llegaron este Viernes Santo hasta el oratorio en Vallecito para cumplirle promesas o hacerle algún pedido en especial. Pero, este año, lo hicieron con un plus de sacrificio. No sólo caminaron a lo largo de los 29 kilómetros que tiene la Senda del Peregrino, sino que lo hicieron con una cruz a cuestas o con muletas tras una triple operación en una pierna.

Los bocinazos rompieron la tranquilidad de la Ruta 141 a eso de la 5,30 de la madrugada. Y fueron en señal de aliento para uno de los promesantes que emocionó a todos con su fe y sacrificio. Se trató de Ricardo Guaquinchay, oriundo de Pocito, que caminó hasta el oratorio portando una cruz de madera de dos metros de altura que él mismo hizo para agradecerle a la “Difuntita” por haberle salvado la vida a su hijo. “A mi hijo de 22 años lo atropelló una camioneta y quedó al borde de la muerte. Estuvo grave por mucho tiempo y sin muchas esperanzas de sobrevivir. Le prometí a la Difuntita que si lo salvaba iba a hacer este sacrificio. Me cumplió y, ahora, le estoy cumpliendo yo”, dijo el hombre que hizo la peregrinación acompañado de familiares y amigos que le hicieron el aguante.

Bianca Funes también cumplió su promesa con un plus de sacrificio. Recorrió a pie la Senda del Peregrino para llegar hasta el oratorio, apoyándose en una muleta y recibiendo de tanto en tanto masajes para poder continuar. Es que, a pesar de que pasaron tres años de la triple operación que le realizaron en la pierna derecha, aún no se recupera del todo. “Primero me operaron de la rótula, después de los meniscos y por último de los ligamentos. Gracias a Dios estoy recuperándome, por eso quise venir a darle las gracias a la Difunta Correa, aunque me está costando bastante. Hay momentos que debo tirarme al piso para que mis primas me hagan masajes en las piernas para poder continuar. Pero voy a llegar, no importa cuánto me demore”, dijo la joven.

La espera. A media mañana se formó una larga fila de devotos en las escaleras que conducen al oratorio de la Difunta.

Gonzalo Rodrigo no pudo contener las lágrimas de emoción y de dolor mientras subió de rodillas y con la bicicleta en la espalda las escaleras para llegar al oratorio. Lo hizo para honrar a su abuela. “Cuando tenía 10 años mi abuela me regaló mi primera bicicleta. Fue una persona muy especial para mí porque siempre estuvo a mi lado. Ella falleció y yo quise hacer este sacrificio como una ofrenda para ella que era muy devota de la Difuntita”, dijo el joven.

Un amanecer tranquilo

Con las primeras luces de la mañana comenzó a verse el movimiento en el paraje de la Difunta Correa, aunque menos intenso que años anteriores. Esto se debió a que mucha gente llegó la noche del Jueves Santo al oratorio para acampar, aprovechando visitar la imagen de Deolinda y prenderle velas antes de acostarse a descansar. “Nosotros quisimos evitar la locura de gente que normalmente se genera en las primeras horas del Viernes Santo, por eso llegamos la noche anterior. Primero subimos al oratorio y después nos instalamos para descansar. Muchos hicieron lo mismo. Hoy vamos a dedicarnos a recorrer las instalaciones”, dijo María González que llegó con su familia al paraje.

El poco movimiento al amanecer también se debió a que muchos promesantes en bicicleta durante la noche del jueves y la madrugada del viernes, no se quedaron en Vallecito. Cumplieron su promesa y emprendieron el regreso. Es por eso que en la Senda del Peregrino una de las postales más constante fue la de los promesantes rumbo al oratorio y topándose con los ciclistas que regresaban del mismo.

A partir de las 9,30 comenzó a registrarse un mayor movimiento de devotos, con la llegada de los colectivos que trasladaron los contingentes que llegaron de otras provincias. Ya al mediodía, unas 10.000 personas coparon el paraje.

 

  • Devoción sin límites

Algunos detalles

Devotos de otras provincias llegaron a Vallecito para cumplir sus promesas. Nelson Días y su esposa, de La Pampa, caminaron desde el inicio de la Senda del Peregrino hasta el oratorio. Igual hizo Paola Wamba, de La Rioja.

 

Más servicios

El oratorio de la Difunta Correa ayer contó con servicios extras como el personal que recorrió todo el predio levantando basura, como la instalación de baños químicos para mujeres y hombres en diferentes sectores del paraje.

 

La 5ta travesía por amor a su abuela

Gonzalo Rodrigo pedaleó desde Pocito hasta Vallecito para rendirle homenaje a su abuela que falleció. Es el quinto año que hace esta travesía y que sube de rodillas y con la bicicleta a cuestas las escaleras para llegar hasta el oratorio de la Difunta Correa. “Hago este sacrificio por amor a mi abuela y para pedirle a la Difuntita que le dé un descanso eterno y en paz porque se lo merece”, dijo el joven.