Ceferino Torres Dogonik no deja detalle librado al azar en la Escuela Paso de los Andes de Maliman, Iglesia. Todo luce impecable, un buen signo de su tarea como portero. Detrás de ese trabajador del plumero y el lampazo hay también un escultor y un ‘rescatador‘ de las antiguas culturas de la zona. Cuenta con orgullo que acompañó al profesor Mariano Gambier en sus investigaciones y a Antonio Beorchia Nigris, con quienes sumó conocimiento y fue puliendo su condición de artista autodidacta.

Nació en Angualasto y desde chico comenzó a tallar la piedra en forma natural, sin mediar maestros. Tampoco tiene antecedentes en su familia compuesta por 12 hermanos que aún viven en el mismo pueblo. Sólo una vive en Neuquén.

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Sus obras parecen de otra época. Tienen reminiscencias ancestrales. ‘Empecé  sólo de mirar tantas piedras talladas en la Cordillera, sobre todo en la junta del Arroyo Las Barrancas y el de la Vicuñita que es el que usa la gente de Colangüil para regar actualmente. Y así empecé. Siempre estaré muy agradecido del profesor Mariano Gambier porque me orientó mucho. Yo a él lo conocí porque me contactó para hacer las excavaciones de las momias y cosas que descubrió. Cuando él llegó a Angualasto a hacer sus investigaciones lo mandaron a mi casa para que lo ayudara porque siempre fui muy curioso y empecé a trabajar con él. Aprendí mucho, un hombre muy bueno‘, cuenta.

Ha vendido sus esculturas en piedra a muchas partes del mundo, aunque sigue viviendo modestamente y trabajando como portero en la Escuela de Maliman desde hace 13 años.

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Angualasto, el pueblo de Ceferino

A quien también acompañó en sus salidas al campo fue a Antonio Beorchia Nigris, quien le pidió una obra de arte muy especial para su esposa que estaba muy enferma. ‘Le hice un collar tipo pectoral de pequeñas esculturas en piedra y madera con figuras indígenas, él quedó muy contento. Lo curioso, según me contó, es que su esposa empezó a usarlo y le disminuyeron los dolores que padecía y vivió muchos años más‘, cuenta.

Ceferino hace muchas esculturas de creación propia y confiesa que desde distintos lugares le han pedido réplicas de obras de culturas ancestrales que él logró reproducir a la perfección.

‘También hice cuadros a pedido de los dueños de un Museo de la Ciudad pero no me pagaban, o me pagaban muy poco, y ellos se llevaban las obras a Alemania y los vendían muy caros‘, relata.

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Ceferino es un apasionado de Angualasto, tanto que ahora está en proceso de recuperación de vides patrimoniales porque el único viñedo que había está abandonado. ‘Ya he recuperado cien plantas y las estoy cultivando para que tengamos nuestro propio vino‘, expresa.

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Los logros de Ceferino

Entre sus principales logros figura la última Feria Internacional de Artesanías realizada en Mayo donde obtuvo el premio por escultura tallada en piedra. Uno de los 9 artistas reconocidos por sobre 300 participantes.

Cuenta también con la certificación del Ministerio de Cultura de San Juan que lo acredita para trabajar con ‘Identidad artesana de la provincia‘.

Es el único artista que vive en Angualasto, y a pesar que el tiempo de trabajo en el escuela no le permite tallar la piedra como antes, lo sigue haciendo. Incluso con varios momentos amargos que debió vivir tras vender obras que nunca le pagaron, o no supieron reconocer su valía.