Sea por necesidad o por deseo, dejar la casa de los padres es una situación a la que todas las personas se enfrentan llegada cierta edad, en búsqueda de independencia y un espacio propio.
Imaginar un lugar donde podamos llevar adelante nuestra rutina con tranquilidad es una idea muy seductora, pero vivir solo conlleva un montón de situaciones que se deben analizar antes de dar el gran paso.
Para que la primera vez no se convierta en un tedio, repasamos algunas cuestiones a tener en cuenta.
Ser sincero con el presupuesto y nivel de gasto
Pocos cuentan con la dicha de tener un lugar al cual ir cuando deciden vivir solos. Si debes buscar alquiler hay que ser consciente de cuánto dinero se tiene y cuánto se puede gastar.

Al vivir solo el presupuesto mensual considera gastos como alquiler, servicios (agua, luz, gas, internet y telefonía), supermercado y gastos diarios, como transporte. En base a eso, podrás definir un monto máximo de alquiler y, por ende, la ubicación donde vivir.
Lamentablemente si no cuentas con ingresos fijos, vivir solo podría resultar imposible, por lo que considerar vivir con alguien puede no ser tan mala idea, para dividir gastos.
¿Qué tengo y qué me falta?
Si bien hay algunas cosas que podrás llevarte de la casa de tus padres, hay otras que tendrás que ir adquiriendo con tiempo. Si decidiste independizarte, ahorra lo suficiente para comprar muebles y electrodomésticos indispensables, como heladera, cocina, cama, placard, mesas, sillas, entre otros.
No te enamores de la primera opción
Sea con dueño directo o por inmobiliaria, destina tiempo suficiente para visitar cuantos lugares puedas y quieras, ya que debes tener presente que, una vez realizada la mudanza, no podrás irte de ahí hasta cumplir el tiempo que fije el contrato, o deberás pagar una multa.

Observa las inmediaciones, si te brinda o no seguridad, la cercanía de almacenes y paradas de colectivos. Esos aspectos serán favorables a futuro.
Cuando vayas a ver una casa o departamento, pide a alguien que te acompañe, para tener una segunda opinión. Revisa todos los rincones del lugar que estas considerando como nuevo hogar. Chequea que anden las canillas, que el baño esté en condiciones, que no haya humedad o grietas, la condición de la pintura, la iluminación, calefacción y todo aquello que consideres importante, para evitar sufrir en el corto plazo.
Que el apuro no te bloquee
Un truco en el ambiente inmobiliario es el famoso “hay más personas interesadas en este lugar”. En ese momento la presión sube y pensar en la idea de perder el departamento o casa “perfecta” puede llevar a cometer errores.
Procura estar suficientemente seguro que el lugar elegido es el indicado, ya que es donde pasaras horas enteras, en soledad o acompañado.

Cuando firmes contrato procura revisarlo bien y consulta todo aquello que no te quede claro.
Programa la mudanza para que sea eficiente y armoniosa
Visitaste tantos lugares como pudiste, encontraste el indicado, firmaste contrato y ya tienes las llaves en mano. Es hora del trabajo duro: la mudanza.
Previo a mudarte, si tienes oportunidad visita el lugar con anticipación, con productos de limpieza bajo el brazo, y lava pisos, azulejos, el baño y la cocina, así al momento de la mudanza te encuentras con un lugar listo para habitar.

Elige un día que tengas libre para realizar la mudanza y pide ayuda a familiares y amigos, ya que mientras más manos, mejor. Algunos edificios o consorcios tienen días fijos para realizar mudanzas, si es así, deberás adaptarte a ello, pero no organices nada más para ese día, ya que es una actividad agotadora que lleva tiempo.
Si te sirve, confecciona listas con todo lo que deberías llevarte, para que nada quede por acarrear.
Dale tu toque personal y disfruta
La decoración de tu nuevo hogar queda exclusivamente en tus manos. Haz que resulte cómoda y acogedora, para que los momentos de soledad sean apetecibles. Puedes buscar ideas en internet sobre decoración si no tienes un estilo elegido. Las opciones son múltiples y variables.

Una vez ordenado todo, solo queda disfrutar de tu nuevo hogar, y con ello de la independencia, de la soledad y de los aprendizajes que vengan en el futuro. Vivir solo no es fácil, ya que dejar la zona de confort puede ser complejo, pero tampoco es imposible. Sin duda es una aventura que disfrutarás a flor de piel.