Muchos menos para quienes se arriesgan a realizar trote, bicicleta o deportes sin los controles necesarios y en horas poco apropiadas. El primer efecto contraproducente es la deshidratación del cuerpo, la pérdida de sales y en el peor de los casos el golpe de calor.
A eso de las 3 de la tarde, en plena avenida Circunvalación, no faltan los osados que salen a quemar grasas bajo el ardiente sol sanjuanino. Tampoco los bikers, ahora tan de moda, que salen a rodar en horas de intenso calor por las rutas que llevan a zonas alejadas de la ciudad. Solo dos ejemplos de cientos de personas que realizan alguna actividad física sin asesoramiento, o lo que es peor creyendo que a esa hora perderán peso cuando en realidad lo que pierden es líquido en exceso que luego vuelven a recuperar.
De hecho ese es un mito bastante difundido y mucha gente cae en el error de salir con buzo o fajas térmicas que sólo favorecen la deshidratación. Del mismo modo muchas personas aseguran que no es conveniente beber agua durante el entrenamiento cuando hay que hacer exactamente lo contrario.
Ante este panorama la pregunta inevitable es si realmente es favorable entrenar con temperaturas altas y hasta que punto es saludable.
Martín Sassul, médico especializado en deportistas, señala que +lo ideal es no practicar deportes en horas de calor, pero si se trata de un deportista y no lo queda otra alternativa debe tomar todos los recaudos del caso, como cubrir la cabeza, tomar bebidas con sales porque estar hidratado es fundamental. De lo contrario la gente debería abstenerse de las horas con altas temperaturas+.
Así como los profesionales de la salud advierten sobre las consecuencias del excesivo calor también los entrenadores aconsejan evitar algunas situaciones de riesgo.
Germán Peralta, coach y entrenador físico, explica que +hay que evitar las horas de la siesta, más si se trata de chicos o adultos, que practican algún deporte al aire libre. Si lo hacen pueden producirse diferentes efectos a los que hay que estar muy atentos. En primer lugar aparecen los calambres por la falta de sales, pero si persiste en el entrenamiento la deshidratación puede llegar a mareos, un desmayo, o lo que es peor, un golpe de calor. Lo ideal es elegir las horas del día de menos calor, y sobre todo estar bien hidratado, antes, durante y después de la actividad+.
Peralta indica que a más de 28 grados ya se debe regular la actividad física; a más de 35 grados debe disminuir la intensidad y cuidar la potencia, porque el cuerpo comienza a fatigarse y no está preparado para funcionar a temperaturas extremas.
Si el entrenamiento se realiza en un salón o un gimnasio, las cosas cambian, pero no tanto, ya que éstos deben contar con aire acondicionado y ventilación suficiente para no padecer el calor, de otro modo lo único que se logra es un bajo rendimiento.
Franco Chancay, kinesiólogo dedicado al control de deportistas en varios clubes de la provincia, dice que +no es conveniente para nadie hacer deportes en horas de mucho calor, y sobre todo, deberían evitar el horario de 12 a 16, más si es al aire libre. Esto puede traer consecuencias desde lo externo como quemaduras de sol hasta consecuencias en los órganos vitales porque el cuerpo humano no está preparado para trabajar a 39 o 40 grados+.
Si se trata de personas que están motivadas por el verano y pretenden verse bien, lo aconsejable es que +comiencen con caminatas previo calentamiento con elongaciones suaves. También al terminar hay que elongar, seguir hidratandose y cambiarse la ropa+, recomienda Chancay.
Las personas con problemas respiratorios y cardiovasculares deben tener recomendación médica precisa para realizar actividad física porque en estos casos se debe poner énfasis en el tipo de alimentación, si fuese necesario cambio de medicación y todo aquello que el médico de cabecera crea necesario.
Marcelo Amarfil , profesor de educación física, explica que cuando las temperaturas son muy altas el cuerpo se deshidrata, aumenta la fatiga y disminuye el rendimiento. Lo peor ocurre cuando comienzan a afectarse algunas funciones cognitivas, se producen mareos y hasta desmayos. Hay que tomar precauciones para que el ejercicio físico no pase a ser algo perjudicial para la salud+.
Todo cuenta
Los médicos deportólogos dicen que no se debe medir a todos con la misma vara porque son muchos los ítems a tener en cuenta: el peso, la edad, la relación masa muscular y masa ósea, la alimentación, la hidratación, la frecuencia respiratoria, capacidad aeróbica máxima y mínima; si hace deporte competitivo, lúdico o intermedio, entre muchos factores más.
Por esta razón es que lo ideal sería consultar al profesional especializado en deporte para conocer a fondo las variables y las capacidades de cada uno.
Otro de las variables es el consumo de agua y sales para evitar deshidratación y golpe de calor (ver nota aparte.
El uso de las bebidas isotónicas son muy importantes para quienes entrenan porque aportan sales al organismo.
Si bien todo depende del estado físico de cada persona, los especialistas recomiendan hacer prácticas deportivas en lugares con buena forestación.
También hay que tener en cuenta que si la actividad física comenzó recién en el verano, a menos que se produzca un milagro, nadie verá efectos inmediatos.
Los entrenadores recomiendan comenzar en forma lenta y sin tratar de conseguir logros inmediatos.
Hay que poner en la balanza la edad de las personas porque no es lo mismo empezar a hacer deporte a los 20 que a los 40 ó a los 60 años.
Todo indica que el buen criterio, un asesoramiento profesional tanto de un médico como de un entrenador, y los cuidados para estar hidratado son ejes fundamentales para realizar cualquier actividad física, más aún cuando los días están que arden.
Fuentes: Germán Peralta, entrenador del Centro de Actividad
Física y coach ontológico
Dr. Martín Sassul, médico deportólogo
Franco Chancay, kinesiólogo
Marcelo Amarfil, profesor de Educación Física.

