Colaboración: Lic. Lorena Grojsman de Logros de la Comunicación

Todos los años cuando la temperatura empieza a subir y las radiaciones solares se intensifican, los expertos no se cansan de alertar sobre la necesidad de usar cremas solares para prevenir los efectos nocivos del sol sobre nuestra piel. Sin embargo, no estamos tan acostumbrados a oír advertencias sobre el perjuicio a los que nuestros ojos se encuentran expuestos en esta época del año.


Los rayos ultravioletas (UVA y UVB) son altamente dañinos para la vista, otra zona comúnmente olvidada es la piel de los párpados, localización frecuente del cáncer de piel. Es por ello que es importante protegerse, ya que al igual que la piel, los ojos también tienen memoria si fueron expuestos excesivamente a los rayos ultravioletas.

  • Anteojos de sol ideales

La médica oftalmóloga Betty Arteaga (MN 112149 -MP 332301), integrante del Servicio de Oftalmología del Hospital Italiano de Buenos Aires, recomienda para protegerse de los efectos de la radiación UVA y UVB fundamentalmente el uso de anteojos de sol. Contrariamente a lo que se cree, no es importante el color del lente, sino que tenga la protección adecuada contra los rayos UV. No hay una relación directa entre el tono del cristal y el grado de protección, es decir, no significa que cuanto más oscuro sea el vidrio más nos protegerá de los riesgos del sol. Existen anteojos transparentes que tienen filtros ultravioletas. Por ello es importante comprarlos en ópticas reconocidas, en donde esté garantizado que el lente tiene filtro o en donde se pueda averiguar con un profesional si verdaderamente lo tiene. Preferentemente su formato debe ser envolvente cubriendo toda el área de los ojos. Hay que utilizarlos también en los días nublados.


Usar anteojos de sol con etiqueta "protección UV 100%" es el modo de estar seguros.


Su colega, la doctora Eliana Segretin Gutiérrez agrega que los estudios también han demostrado que la exposición a la radiación ultravioleta (UV) durante el bronceado artificial de "camas de bronceado", puede causar daño a los ojos. Por eso, hay que asegurarse de proteger los ojos de la luz UV durante su uso.

  • Radiación ultravioleta en la mira

La doctora Segretin Gutiérrez, de la sección Superficie Ocular e Infectología del Servicio de Oftalmología Hospital Italiano de Buenos Aires (MN 111.134), es contundente: "el agujero de ozono permite que mayores cantidades de radiaciones solares lleguen a la superficie terrestre. Las indicaciones para restringir nuestra exposición a la radiación ultravioleta (UV) guardan relación con el daño que esta produce".


¿Qué daño produce la radiación ultravioleta? La profesional explica que "los estudios muestran que la exposición a la luz del sol puede, además, aumentar del riesgo de cáncer de piel, el de daño a los ojos UV-relacionada, que incluye cataratas, la degeneración macular relacionada con la edad y lesiones de la superficie ocular de tipo degenerativas, como el pterigion (crecimiento anormal por inflamación de tejido de la conjuntiva, que tiende a dirigirse desde la parte blanca del ojo hacia el tejido de la córnea (superficie anterior y transparente del ojo). Se inflama por falta de lubricación, por exposición solar, el viento u otros agentes irritantes. Estas lesiones pueden aparecer a cualquier edad, en personas que pasan largas horas bajo el sol del mediodía y en las condiciones de UV-intensos cerca de ríos, océanos y montañas, como pueden ser pescadores, agricultores, esquiadores, surfistas, entre otros".


Esta especialista en oftalmología especifica que en general, el nivel de radiación guarda relación con la intensidad del brillo de la luz y es mayor al reflejarse en la arena, en paredes, en cemento, en el agua o en la nieve. Además, un detalle que no es menor es que el daño por los rayos UV es acumulativo y expone al ojo humano a un estrés oxidativo constante. Por ende, personas de todas las edades deben tomar precauciones cuando están al aire libre, usando protección para los ojos a una edad temprana para resguardarlos de los años de la exposición ultravioleta.


"El daño solar en los ojos puede ocurrir en cualquier momento durante el año, así que hay que asegurarse de llevar gafas de sol, que bloquean los rayos UV y sombreros de ala ancha cuando se está al aire libre, sobre todo en verano, cuando el nivel de la radiación ultravioleta (UVA y UVB) es al menos tres veces mayor que durante el invierno, también en la playa, río o pileta, al realizar deportes de invierno, en días nublados, ya que los rayos del sol pueden atravesar nubes y neblina. Nunca mirar directamente al sol, dado que puede conducir a la retinopatía solar, que es el daño a la retina del ojo por la radiación solar", aclara.

  • RAYOS UV

La luz solar está compuesta por radiaciones electromagnéticas. Cada una de ellas tiene sus propias características (longitud de onda, frecuencia y energía) que hace que algunas de ellas sean perjudiciales para nuestros ojos.


Un haz de luz se divide en dos, la parte invisible (ultravioleta e infrarrojo) y la visible. El espectro de la luz ultravioleta es la más energética y la más perjudicial para nuestros ojos. Por otro lado, la luz visible que percibe nuestra retina y transforma en información para nuestro cerebro es menos energética y su potencial para ser dañina es muy inferior.


A su vez, la luz ultravioleta (UV) se divide en UV-C (es el más energético y del que estamos protegidos por la capa de ozono), UV-B (queda filtrado parcialmente por la atmósfera y el que nos llega provoca un daño acumulativo a largo plazo), UV-A (responsable de la estimulación de la melanina, de broncearnos y, aunque no quemen, provocan daños más profundos que los UV-B).

  • Otros inconvenientes


-Protección dentro del agua: Para evitar la irritación de los ojos al nadar o al practicar deportes en la pileta o en la playa es necesario el uso de lentes de agua o antiparras protectoras, algunas pueden incluso tener el aumento que la persona necesita, asegura la oftalmóloga Betty Arteaga.

-Conjuntivitis estacionales: En verano los casos por infecciones virales de conjuntivitis aumentan hasta un 20%, según los registros de Arteaga. Cada dos o tres años se producen brotes que se deberían prevenir desde la concientización y la higiene. El agua clorada de las piletas y el ambiente colmado de gente en la playa aumentan los riegos de contraer esta infección tan molesta. Hay que poner atención en la higiene del área ocular (por ejemplo lavar la cara con agua y jabón al salir de la pileta), evitar compartir las toallas y refregar los ojos con las manos sucias, apelar al uso de lágrimas artificiales como aliado para mantener nuestros ojos lubricados.

-Lentes de contacto: Si se usan lentes de contacto, habrá que sacarlos antes de entrar a la pileta porque los microorganismos podrían adherirse, crecer allí y producir una infección en la córnea. Tampoco es conveniente usarlas en el mar, ya que el viento, la arena y el sol son una mala combinación. 

-Atención de los pequeños: Los niños suelen pasar más tiempo al aire libre en vacaciones y, por tanto, están más expuestos a sufrir afecciones en sus ojos. Por eso, hay que evitar la exposición en las horas de máxima intensidad, así como ponerles gorros o sombreros y usar lentes de sol con filtro UV a partir de los 5 ó 6 años, indica Arteaga. Está demostrado que más de la mitad del tiempo que pasamos expuestos al sol en nuestra vida se produce antes de los 16 años.

-No abusar del aire acondicionado: El uso prolongado de sistemas de climatización induce al llamado "Síndrome del ojo seco", que provoca visión borrosa, picazón o sensación de quemazón. Es recomendable mantener una temperatura entre 21 a 25 grados.

-Descansar de las pantallas: Se suele pasar largas horas delante de las pantallas de la PC, smartphones, tablets o la TV, esto puede originar fatiga o molestias oculares. Por eso, es importante reducir las horas de exposición.

-Alimentarse de forma correcta: Incorporar en la dieta productos ricos en vitaminas A, E, C y antioxidantes como las zanahorias, las verduras de hojas verdes o frutas como los damascos, las cerezas, las naranjas y las frutillas, los ácidos grasos Omega-3 también pueden ayudar a protegerse del síndrome del ojo seco.

-Revisar periódicamente la vista: Acudir una vez al año, como mínimo, a una revisión oftalmológica para evaluar el estado de salud de los ojos si se tiene algún defecto visual.