Plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro es lo que debería hacer cualquier ser humano para trascender en esta vida, para dejar una huella para el futuro. Claro que si el lugar de residencia es San Juan, la primera consigna debería ser un precepto. Es que aquí solo el 3 por ciento de todo el territorio provincial es oasis, logrado por los visionarios que apostaron a él con un sistema de riego planificado y aprovechamiento máximo del agua.

Así se entiende la razón por la que contar con ciudadanos concientes de su lugar de pertenencia y con un programa de forestación, es de vital importancia.

La provincia tuvo dos grandes momentos en el siglo pasado en los que se forestó de una manera notable e histórica. Eso fue en la década del 50 y luego en la del 80, pero paso seguido la forestación se convirtió en un ítem menor, al menos hasta hace un par de años cuando se lanzó un programa que contempló la plantación de cien mil árboles nuevos el año pasado, doscientos mil para el 2010 y una inversión de un millón y dos millones de pesos para cada año respectivamente en todo lo vinculado a este tema.


El plan

El programa de forestación, promovido por una ley provincial, cuenta con tres ejes centrales: Uno es la fiscalización y control del arbolado público; el otro la implantación de especies y el tercero el desarrollo de viveros escolares, municipales y provinciales.

"El año 2009 se inició un fuerte control del arbolado con un esquema de fiscalización con sistema de penas progresivas que son sancionadas por el área de Medio ambiente en lugar de la Justicia de Faltas, que luego son derivadas para que la Fiscalía de Estado las cobre", explica Raúl Tello, Subsecretario de Medio Ambiente de la provincia.

En total se aplicaron alrededor de 200 multas, algunas de ellas por montos que van de los 30 a los 50 mil pesos que recayeron en empresas de servicios y constructoras que erradicaron árboles públicos en beneficio propio.

Incluso muchos casos particulares como un privado que solicitó cortar un árbol de avenida Libertador y como no obtuvo el permiso lo intoxicó con agroquímicos para conseguir su muerte. Apenas fue detectada la falta se le aplicó una multa cercana a los 8 mil pesos.

Estos controles son realizados por un equipo técnico que aplica una ley que data de 1985 y no era tenida en cuenta hasta el momento.

El segundo eje está centrado en la creación de nuevos viveros y el impulso a los ya existentes.

Así este año, un total de 10 escuelas recibirán insumos, sobre todo las agrotécnicas que son las que mayor potencialidad tienen o ya cuentan con viveros poco abastecidos.

"También se ha colaborado para reflotar los viveros municipales y provinciales. El tema es constituir espacios donde se desarrollen las variedades que necesitamos con la calidad y cantidad necesarias.

Actualmente estamos trabajando con el Consejo Provincial de Forestación que está terminando de definir cuales son esas especies. De todas maneras la premisa es que si se trata de replantación se haga con la misma especie de línea, es decir que si en la cuadra hay plátanos y se saca uno, se vuelve a colocar otro".

Una de las claves, según indican en la subsecretaría, es que los vecinos deben entender que el arbolado público es un bien de todos, no existe la opción de elegir que especie se prefiere para el frente de la vivienda.

"Muchas veces el vecino cree que el árbol del frente de su casa es suyo, pero es de todos. Los árboles de la casa son los que están de la línea para adentro, el resto es público", dice Tello.

El Consejo a cargo del arbolado público, integrado representantes del INTA, la Facultad de Ingeniería, Subsecretaría de Medio Ambiente, ONGs, Viveros y Agricultura, tiene como misión dirimir sobre todos estos aspectos. De hecho, son los que determinan cuales son las variedades que más se adaptan a la provincia.

Los ejemplares elegidos son de hojas caducas, no perennes porque por las características climáticas se necesita que en el invierno dejen pasar el sol y en el verano brinden sombra. Además deben adaptarse a la estructura de riego como el aguaribay y el algarrobo.


El proceso

"Estamos tratando de revertir un proceso totalmente inverso porque la política de forestación se debilitó luego de los 80, no habían viveros y los que quedaban estaban en decadencia. Ahora muchos departamentos los han reabierto y comenzarán abastecer con una importante cantidad de ejemplares para que los municipios también cuenten con su propio programa de forestación", indicó Tello.

Alcanza con observar que en la mayoría de las rutas de ingreso a los departamentos no hay árboles cuando esto favorecería a la estética del lugar, a brindar más oxigeno, entre otras.

El objetivo de este año es plantar más de 200 mil ejemplares distribuidos en toda la geografía provincial.

La distribución dependerá de la gestión de cada municipio, entidades intermedias en pos de colocar ejemplares que favorezcan a cada zona.

Indudablemente se trata de un compromiso social que se debe asumir entre todas las partes si la idea es dejar una huella para trascender en la vida.