Estos días de julio, son los últimos en el calendario anual de los productores agrícolas que trabajan tierras en el departamento de Jáchal, para sembrar lotes de cebollas de variedades tardías, su segmento más atractivo en el mercado nacional.


Si bien la mayoría de los chacareros que se dedican a esta actividad, gran parte de los casi 30.000 habitantes que pueblan estas tierras, siembran en el transcurso del mes de mayo, y arrancan más temprano, luego hay un salto en las fechas de siembra, y cuando vuelve el agua de riego, entre los cortes programados por Hidráulica en cada zona productiva, en julio hay una segunda oportunidad, llamada tardía, que saben aprovechar los ruralistas dedicados a estos bulbos.


Por estos menesteres, esa semana con Suplemento Verde de DIARIO DE CUYO salimos a ver a gente que se dedique a esta manera de trabajar y consultamos a los mismos sobre los números, en relación a los gastos para llegar a sembrar una hectárea con esta hortaliza.


Luego de visitar productores de las localidades de Tamberías, Otra Banda, Pampa Vieja y El Fical, se logró reunir un gran número de datos informativos de actualidad, como para elaborar, en promedio, los gastos de las distintas labores y los diferentes insumos, para llegar tener sembrada una hectárea de cebolla tardía.


Hay que aclarar, que algunos productores informaron que utilizan su propia simiente, que obtienen de un par de líneas hechas en su finca, junto a otros cultivos forrajeros y hortícolas, como también membrillos y olivos, que algunos poseen. Por eso el (*) en la infografía. Otros compran la semilla, habiendo innumerables valores según sean originarias de un familiar (algo muy común), o una cooperativa, o Fecoagro Ltda, o si la adquieren en San Juan, a algún agricultor inscripto en Inase, Asprosem, y que cumple con la Ley Provincial de Semillas, que tienen un valor extra de calidad, en cuanto a poder germinativo, vigor, sanidad y por todo ello, poseen un mayor precio final.


Hay variaciones en las formas de trabajar, en cuanto a si hacen "curas" o sea, tratamientos con herbicidas previos a la siembra, para no tener inconvenientes posteriores en los cultivos, sobre todo con malezas, y especialmente con la denominada chilquilla o clavel amarillo, invasora de la zona jachallera y que merma rendimientos. Lo mejor es pulverizar con un herbicida total, previo al cultivo, y bajar la población de yuyos presentes. Los $ 4.500 de esta labor a veces se obvian, y luego los rindes bajan considerablemente.


También hay gente que no fertiliza en el arranque, y otros que lo hacen después, siendo lo correcto aplicar fósforo a razón de 100 a 200 kilos por hectárea, para un buen enraizamiento inicial. En promedio se consideraron 3 bolsas para sembrar una hectárea, y la misma sembradora va fertilizando, en una hora y media aproximadamente, siempre dependiendo si el lote es largo en la tirada, porque allí se bajan tiempos. Si se fertiliza a mano, hay que considerar un jornal de 8 horas para hacerlo individualmente.


En cuanto a labores de tractor, con implementos varios, en la Info está indicado un promedio de como se trabaja, habiendo variaciones, según herramientas, suelos, costumbres, bolsillo, urgencia, etc. Dependiendo del estado inicial del terreno, son las pasadas de rastras, cinceles, etc., también la nivelación incide en esto. Acá se totalizó algo más de $18.000 por hectárea, para resumir la cantidad siempre variable de pasadas de cada implemento, hasta dejar la tierra en óptimas condiciones. Pero los productores indicaron que saben lo que es necesario hacer, lo que ocurre es que muchas veces el dinero maneja el tema, y condiciona. Esto representa un poco más del 40% de los gastos totales.


Luego viene el riego tradicional, por surco y finalmente, cuando se orea, la aplicación del herbicida clásico en la cebolla, que puede ir con algún extra, para darle más cobertura. Sumando estos matayuyos, más los de la previa, reúnen algo más del 20% del costo total de la siembra, un valor importante.


La labor de siembra mecanizada y fertilizada con 18-46-0 es cercano al 20% del costo total. Y el resto lo integran la semilla y el riego.


Nuevamente se interpreta que estos valores son promedio de los agricultores, algunos bajan costos por un lado, otros suben otro segmento.