Quizá el ritmo de vida actual, las redes sociales, las nuevas formas de consumo, hagan pensar o percibir al "Amor" entre dos personas, con nuevas aristas. Sin ir más lejos, es común escuchar lo difícil que es encontrar pareja y, llegado el momento, poder sostenerla en el tiempo. Todo lleva a creer que el concepto sobre este sentimiento toma rumbos diferentes según la época. Héctor Daniel Castro, psicólogo (Matrícula 613), da detalles de muchos de los cuestionamientos actuales acerca del vínculo entre dos seres humanos. 

Ilustración: Gargo


- ¿Qué es el amor? Específicamente a nivel de pareja.

El amor es un proceso de encuentro entre dos personas, en ese proceso influyen muchos factores, la historia del sujeto, las posibilidades afectivas, las vivencias actuales y el modo en que cada uno ha configurado la forma de vincularse con el otro. Podemos pensarlo desde lo psicológico como una proyección de sí mismo sobre el otro. Gran parte de las cosas que me enamoran del otro, son cosas mías que no tengo percibidas en mi mismo o que no puedo asumirlas, la inteligencia, el sentido del humor, la pasión, esta proyección de tantos elementos positivos, hace que "idealice" a la otra persona, poniéndola en un plano en el que es todo bueno, superlativo, ideal. Ese es el proceso de enamoramiento. Yo me miro en el otro. El otro es mi espejo, y me devuelve todo lo que pongo en él. Con el tiempo, la idealización cae y comienzo a reconocer al otro como es. Aparecen los "defectos", las pequeñas desilusiones cotidianas. Las personas suelen decir "has cambiado", "no sos el mismo o la misma", pero en realidad, lo que sucede, es que el otro es el mismo que conocí el primer día, pero ahora, con el paso del tiempo, lo estoy pudiendo ver de un modo más realista. Sin proyecciones de mí mismo. Ahí termina el enamoramiento y comienza la etapa del amor. Es decir, cuando acepto al otro, con defectos y virtudes. Y es ahí donde comienza a establecerse una relación "real".

- ¿Ha cambiado el concepto del amor o está en decadencia?

El amor, no está en decadencia, eso sería terrible para los humanos. Dado que el amor es lo que nos sostiene, y lo que permite la integración del yo. Lo que ha cambiado es la forma de manifestarlo. Si pensamos en el amor en la época Victoriana, tenía sus modos de manifestarse, y sus códigos sociales. El amor en los finales de los '60, también tuvo su expresión con el movimiento Hippie, entre otros. Hoy, la expresión tiene otras vías y otros códigos sociales. Esto facilita algunas cosas y dificulta otras. Pero el amor, como puente de vinculación es el mismo, porque el ser humano es un sujeto de amor.

- ¿Es más efímero? Las relaciones se rompen más fácilmente que antes.

El vínculo de amor, está sujeto a un proceso de construcción que lleva su tiempo. Ese tiempo es insoslayable. Y hoy vivimos en los tiempos de la inmediatez, la gente no se da tiempo para generar vínculos reales, vínculos de relación. Lo que sucede a mi criterio es que las personas, hoy confunden fácilmente, vínculo, relación y relación de amor de pareja. Son todas cosas diferentes. Y las personas que se vinculan, hablan de ser pareja, cuando en realidad, todavía no tienen construida una relación. Siempre digo a mis pacientes, que vivir con alguien, o pasar por el registro civil, no me garantiza tener una pareja. Quizás esa confusión hace que los vínculos de pareja parezcan hoy más efímeros. Porque se construyen sobre cimientos que no los pueden sostener. Es como construir un edificio de 10 pisos, con cimientos para 3 plantas. Quizás la confusión de pensar que el vínculo ya está maduro, hace que se depositen en el otro, cosas que el otro no puede sostener.

- Otra expresión que se escucha mucho es acerca de la falta de compromiso de las personas para relacionarse con el otro.


Sería interesante revisar el concepto de "compromiso", en qué sentido va. Quiero decir, estar comprometido con el otro, no significa, hacer todo con el otro, no tener espacio para sí mismo, para las propias actividades y amigos, que no necesariamente deben ser compartidos con la pareja. El compromiso no debe significar una despersonalización o una confusión con el otro.


Compromiso, en el sentido, de poder cumplir con hechos, lo que digo con palabras, es difícil, porque quizás se ha banalizado la palabra. Es decir, a veces decimos con mucha facilidad las palabras de amor, sin reparar en lo que al otro le resuena o significa.


Poder hablar de amor es una cosa y poder cotejarlo con hechos a veces es difícil. Solemos apoyarnos sólo en las palabras y no contrastamos con los hechos.

- ¿Qué cambios han generado las redes sociales a la hora de encontrar un vínculo de este tipo?

El cambio en el modo de comunicarnos, que actualmente se da mucho a través de las redes sociales, da mucho espacio a la imaginación. Es decir, lo que se muestra a través de una red social, es una pequeña parte de la realidad. El espacio entre lo que veo y lo que yo proyecto de mi parte es lo que da lugar a las confusiones. Volviendo a tu pregunta, creo que las redes sociales, dan mucho espacio a la proyección y por ende, a la fantasía de lo que yo creo que pasa, o a mí me gustaría que pasara. Por eso, construir un vínculo a través de una red, es construir sobre una fantasía. El espacio virtual, entre lo que el otro dice, a través de un mensaje de texto o una foto, dista mucho de ser lo que realmente pasa en la realidad de los afectos. Buscar el amor, en redes construidas para citas, es como comprar una bicicleta y pretender que funcione como una moto.

- ¿Recomendarías el uso de las redes destinadas a generar citas?

En general, existen redes que pretenden ser espacios de búsqueda de pareja, pero generalmente facilitan más encuentros sexuales que otra cosa. Por eso generan gran desilusión. No digo, que en una de esas redes no pueda encontrar a la persona que busco, pero en general, el objetivo es otro. Existe hoy por hoy un gran miedo a la soledad. Y las redes, suelen ser un elemento compensatorio. Es decir, recibir un mensaje de alguien que pregunta, cómo estoy, cómo van mis cosas, me pude hacer sentir que no estoy solo, que alguien piensa en mí. Pero de ahí a tener un vínculo, y más aún, una relación, existe una distancia.

- Se escucha decir que cada día es más difícil encontrar pareja. ¿Será así?

Quizás deberíamos preguntarnos si la dificultad radica en el modo en el que busco o me vínculo con el otro. Construir una relación de pareja, estar "parejo", "a la par del otro", es un proceso. Ese proceso es bastante racional, diferente a lo que nos han enseñado sobre el romanticismo. Debo darme tiempo para conocer al otro. En persona, mirarlo a los ojos. Ver si coinciden los compromisos asumidos con los hechos. Ir poniendo amor en la relación a medida que me aseguro que la relación puede sostener ese amor. Y sobre todo, distinguir, entre amor y felicidad. Yo puedo amar profundamente a alguien, pero si no soy feliz en esa relación, no tiene sentido. El amor y la felicidad, no siempre van de la mano. A veces, nuestro miedo a la soledad, hace que basemos la construcción de un vínculo, en el hecho de ser elegido por el otro. A todos nos halaga ser elegidos. Pero eso nos pone siempre en una situación de vulnerabilidad y fragilidad en el vínculo.


Es necesario, el contacto real, el tiempo, y poder pensar en si yo elijo o no al otro. Con todas las cosas que tiene, sin intentar cambiarlo. Aceptando lo bueno y lo no tan bueno. Si eso me hace feliz, podrá coincidir, el amor y la felicidad.


- Los chicos hablan mucho de conexión, de tener sexo y nada más. ¿Esto pone en riesgo al amor o sólo está vinculado con los cambios sociales, tecnológicos, u otros?


Buscar sexo a través de las redes, no pone en riesgo el amor, puesto que esa situación no necesariamente genera un vínculo y menos de amor. La "conexión" es simplemente eventual. Insisto, hay diferencia entre vínculo, relación y relación de amor de pareja. Las redes sociales pueden facilitar la búsqueda de relaciones sexuales casuales, pero el amor real se establece en otros ámbitos. Quizás sea ese tipo de "conexión" lo confuso. Dado que puede generar una expectativa más basada en la fantasía que en la realidad.

 Héctor Daniel Castro, licenciado en psicología.