A Claudio Alessio, como papá -de Santiago de 6 años y Paula de 7 meses- y como docente, no le conformaban las propuestas que el mundo virtual ofrecía a niños y a adolescentes como alternativas para pasar la pandemia. Es por eso que con su experiencia, sus amplísimos conocimientos y sus conocidos (esos colegas que fue atesorando en sus distintos pasos y universidades donde se capacitó) tomó las riendas del proyecto de hacer una página web diferente, donde estuviesen a mano un esquema de actividades on line que invitaran a salir a descubrir el mundo, deslumbrarse y hasta desarrollar eso que a cada uno lo motiva hacer.


Así nacieron Los Cofedidores, nombre que puede sonar un poco estrambótico pero que es, según lo explica su creador, una palabra que contiene en sus letras el sentido de la propuesta: Crear, Observar, Fabricar, Explorar, Diseñar e Imaginar. "Ser un cofedidor justamente es ser un creador, observador, fabricante, explorador, diseñador e imaginador de buenos momentos, de buenas acciones y fundamentalmente de juegos divertidos'', explica este señor con alma de niño que nació hace 39 años en Aluminé, un pueblo de la provincia de Neuquén pero que de adolescente, con 12 años, llegó a San Juan por razones laborales de sus padres. Es profesor (su trabajo final tuvo un 10) y licenciado (tuvo diploma de Honor por su promedio 9,15) de Filosofía, también es doctor en Filosofía, cuya tesis rindió también con 10. Tiene un posgrado y una estancia posdoctoral en una universidad chilena, además de muchos premios, reconocimientos y publicaciones de sus trabajos. 


Confiesa que profesionalmente siempre había orientado su rol docente hacia las ciencias formales pero cuando nacieron sus hijos le dio más cabida a la creatividad como aspecto fundamental de la crianza y la educación. Es por eso que empezó a involucrarse más con las estrategias lúdicas y los juegos y a dejar de lado tanto razonamiento frío y formal. La mejor prueba de ello es la página web -que lleva ese nombre raro- en donde hay propuestas para todas las edades. Paradójicamente su hijito de 6 años todavía es pequeño para disfrutar de muchas de las actividades, pero ya tendrá tiempo de sobra. Si, en cambio, llega con su catálogo de actividades y talleres a chicos hasta los 18 años, inclusive padres que quieren saber de qué se trata y se animan a jugar también. 


Actualmente Claudio -que no deja de agradecer en parte como parte de lo que hoy hace a su paso por los grupos scouts- se desempeña como investigador y docente en la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes y en La Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales de la UNSJ. Justamente en este ámbito es miembro del Gabinete de Ingeniería de la Gamificación del Instituto de Informática, donde desarrollan y trabajan el mundo de los videojuegos. Sin lugar a dudas, lo recreativo lo ha cautivado.


De la compu, a la vida misma


Hay que aclarar que Los Cofedidores se encuentran en una página de Internet, llena de colores, en la que hay muchos recuadros con títulos interesantes: cómo hacer zapatos para otro planeta, un asombroso dinosaurio de plastilina, carteras, velas y artefactos de diseño, hechos por uno mismo, inventar un lenguaje y por qué no principios políticos y sociales para vivir en Marte, hacer una alcancía y un vehículo con ladrillitos pero que puedan transportar al usuario, entre muchísimas otras propuestas que no son ni mas ni menos que una invitación a hacer con las manos, la cabeza, el corazón a divertirse, a investigar, a pensar y a compartir con otros porque si bien las tareas son on line, todo el tiempo hay intercambio entre los participantes.


Sin siquiera nombrarlo estas propuestas invitan a trabajar temáticas como Diseño Gráfico, Diseño Industrial, Electrónica, Tecnología digital, Medios, Artes Visuales, Emprendimientos y Finanzas, Música, fabricación de todo tipo de elementos, escritura de cuentos, observación de la naturaleza, Física, cálculos y mediciones, mecanismos para que los objetos funciones. ¿Y como se hace? Jugando. 


Es que Claudio repite una y mil veces que "el juego y la creatividad está absolutamente conectados porque jugar es casi un sinónimo de explorar, de aprender, de disfrutar. Cuando uno juega, se divierte, está menos estructurado y puede tener más libertad para que se le ocurran soluciones a los problemas por ejemplo, Al mismo tiempo jugar es una parte fundamental de ese proceso de aprendizaje porque jugando se descubre algo, se implementa, se prueba, se comparte, se reflexiona''. Por eso no es de extrañar que los chicos que visitan su página puedan crear desde calzados capaces de resistir altas temperaturas, hasta inventos que podrían cambiar el mundo.


"Los Cofedidores surgieron luego de observar y no compartir el tipo de actividades que se estaban ofreciendo a niños y adolescentes en las redes, como alternativas en pandemia. A mí me preocupa que los chicos no tengan el tiempo para explorar sus intereses, que no puedan dejar algo y seguir buscando otras cuestiones que les gustan, profundizar en algunos tal vez.

Eso es algo natural y a su vez es muy bueno para las personas de todas las edades pero más para quienes están en etapas de crecimiento tener oportunidades, tiempo y espacio para hacer lo que tengan ganas de hacer, lo que les interesa, lo que les resuena para involucrarse, para poder descubrir lo que aman o para lo que son buenos o lo que pueden hacer para contribuir a los demás como parte del mundo y de la convivencia con otros. Sin embargo a la par, las instituciones educativas, no ofrecen esos espacios ni esas oportunidades. Sólo están preocupadas en entregar el curriculum de manera eficiente a los alumnos y que se cumplan los plazos y los contenidos de Matemática, de Ciencias Sociales y de otras materias. Si uno mira con atención la propuesta educativa en general es apasionante, el problema es que lo hace de manera homogénea y sistemática, sin tener en cuenta lo que le pasa a cada estudiante emocional, afectivamente o respecto de los intereses de los niños. Eso genera, indefectiblemente, una disonancia entre el interés en aprender algo y lo que tengo que aprender'', cuestiona al sistema.


Claudio reconoce que le cuesta mucho, que no comparte para nada y hasta que le disgusta que se hagan equivalencias entre educación y escolarización. "Hay una fuerte tendencia de igualar una cosa con otra, sin embargo yo creo que existen espacios formativos educativos profundos y relevantes que no son escolarizados. Una experiencia educativa se puede con otros ritmos, otros tiempos y otra manera de percibirse lo que se aprende. Eso me preocupa que la escuela no lo tenga en cuenta''.


Con estas inquietudes dándole vueltas en al cabeza en pleno encierro por el confinamiento, lo llevaron a preguntarse cómo podía ofrecerles a chicos y no tan chicos, espacios de aprendizaje en el que sucedan cosas diferentes, curiosas y divertidas; cómo generar oportunidades de exploración o aprendizajes basados en intereses; cómo hacer un camino que implique el involucrarse con el querer saber más y con el compartir con otros. En Los Cofedidores encontró las respuestas y las soluciones a sus inquietudes y "problemas'' por medio de un menú de actividades para crear, para profundizar, para inspirarse en lo que otros hicieron. Inclusive hay espacio en la página para subir y compartir las fotos de los "trabajos y obras'' que hizo cada uno, con su explicación y la posibilidad de sumar comentarios de familiares y hasta desconocidos. "Lo que en principio era una creación de uno, se convierte en una actividad social porque los demás opinan, valoran lo hecho, hacen aportes. Soy un convencido que todo saber que uno comparte es una usina para crear mejores ideas'', define uno de los valores que se promueven desde su página, en la que hay un link de retos como por ejemplo el buscar soluciones entre todos para el hambre que se sufre en el mundo.


Otro detalle que no es menor es que los participantes de los talleres que se ofrecen desde la página son niños y adolescentes de distintos puntos de Latinoamérica que, si bien están a algunos kilómetros de distancia entre sí, tienen mucho en común y mucho más para intercambiar. "Una de las premisas cuando trabajamos entre todos es que los micrófonos no se mutean o silencian, como suele ocurrir en otros espacios virtuales donde hay un docente o tutor enseñando. En Los Cofedidores los micrófonos siempre están abiertos porque ese es un signo bien claro de participación sin límites ni obstáculos. Buscamos que los chicos puedan vincularse, respetar y valorar otras maneras de ser, hacer y entender el mundo'', asegura.


Su sueño es el de crear una comunidad virtual creativa y colaborativa. Dice que aún le falta mucho por recorrer y por encontrar más socios que se sumen a su juego eterno, ese que tiene un principio pero un final abierto, en el que hay reglas con las que cada uno descubre el camino de la aventura.


"Espero que Los Cofedidores sigan creciendo para que niños, adolescentes y padres puedan contar con un espacio seguro y emocionate en el que los intereses y las inquietudes germinen, crezcan y florezcan'', expresa feliz por los pasos ya dados e ilusionado por los pasos que vendrán.


En su salsa

 Claudio Alessio con todas sus creaciones pensadas para ofrecer alternativas recreativas y lúdicas que se conviertan en un modo de investigar el mundo y aprender a partir de sus intereses.


Mucho más que una web.

Si bien Los Cofedidores es inicialmente una página web que contiene actividades de los más variados temas y propuestas y que promueve concursos entre sus participantes, además sirve de plataforma para hacer talleres on line en tiempo real con personas de diferentes edades que están en distintos puntos de Latinoamérica. A su vez, la virtualidad también es el soporte para la creación y venta de libros educativos (hay de botánica, de arte y de una aventura de Física, Matemática y Filosofía) y kits de materiales y elementos para concretar distintos proyectos recreativos.

Lo que se viene


Interesados por satisfacer las curiosidad e inquietudes de toda la familia, se han planificado para los próximos meses varios talleres y actividades "de invierno''. Algunas son pagas, otras no. Los talleres virtuales tienen un cupo limitado por lo que generalmente hay que preinscribirse con anticipación.


* La primer actividad es gratuita y está pensada para chicos de 15 a 18 años que tengan ganas de hacer con sus manos inventos que podrían cambiar el mundo. Empieza mañana 7 de junio a las 18 horas y serán 6 encuentros on line en total (los días 7, 14, 21 y 28 de junio y 5 y 12 de julio) en el que coincidirán adolescentes de Argentina, Chile, Bolivia, Paraguay, Colombia y Perú a construir piezas o intervenciones artísticas, de tecnología digital, multimedial o de objetos que puedan ayudarlos a vivir mejor o al menos tener mejores condiciones. Estos encuentros tienen una duración de 90 minutos y son coordinados por tutores.


*En estos días, según figura en la página web también hay talleres de galletas, de juegos con luces y de creación de música.



* ¿Qué es el Minecraft? En este taller se darán todas las herramientas y secretos del juego de construcción de estas "granjas'' que propone el juego comercial -que también pueden ser aldeas, galerías mineras, templos marinos, pirámides y templos selváticos, en distintos contextos geográficos y con distintos elementos de la naturaleza como tierra, piedras minerales, troncos-. Obviamente no es para chicos sino para papás y mamas para que puedan compartir un tiempo de juego de igual a igual con sus hijos.


Este taller de juego y creación para padres será los días 17 y 24 de julio de 10 a 11.30. En esos espacios también se dará asesoramiento sobre todas las inquietudes referidas al tiempo de uso de pantalla de los niños, seguridad en línea, entre otros temas. El valor de cada jornada es de $500.


*Taller de juego y creación para niños de 6 a 8 años. La idea es que hagan un trabajo, a distancia y on line, en conjunto con otros chicos, los días 14 y 21 de julio de 18 a 19:30. El valor de cada día de actividad es de 300 pesos.



*'Tras los pasos de Santiago Plur'', un espacio de los días miércoles 14 y sábado 21 de Julio, de 18 a 19:30. Los dos encuentros virtuales de 90 minutos tiene un costo de $800, pero además se requiere contar materiales no incluidos en el costo. El taller está basado en el libro de los mismos organizadores, donde todo está centrado en el misterioso manuscrito recientemente hallado por la Sociedad para el Avance de la Ciencia, que lleva la firma de Santiago Plur, un desconocido científico e inventor. La propuesta para los participantes del taller es que intenten reproducir sus extraños experimentos, resolver sus intrincados cálculos y reflexionar sobre sus ideas filosóficas para determinar si el manuscrito merece un lugar en el Museo Nacional de Ciencias o no. Esta experiencia lúdico-educativa donde se conjugan la fantasía, la física, las matemáticas y la filosofía de una manera interesante para niños de 9 a 12 años. 


Para más información, ingresar en el sitio web www.loscofedidores.com o en sus redes sociales (Facebook e Instagram).

Por Paulina Rotman
Fotos: colaboración Los Cofedidores