Fotos: colaboración Marisa Cortez

Esos bordados típicamente mexicanos, llenos de colores que dan vida a diseños de flores, aves y animales y esos bordados chinos que con puntadas de hilo con distintos relieves ilustran escenas cotidianas y paisajes, ahora se pueden aprender en San Juan. Y no sólo eso. Se busca que las técnicas puedan adaptarse a imágenes locales para convertirlas en artesanías con sello sanjuanino.


Al menos eso es lo que pretenden en Hilar San Juan, uno de los programas que lleva adelante la Dirección de Emprendedores Sociales del Ministerio de Desarrollo Humano, ahora que han lanzado sus talleres de verano, de entre otras labores, la de bordado chino y mexicano. Justamente los secretos de estas artesanías -tan de moda en el mundo entero- son las que comienzan a dictarse esta semana.


Marisa Cortez es la capacitadora, es decir quien dará las clases. Ella es calingastina y un buen día, hace 20 años atrás, decidió buscar un futuro mejor y dejó la villa para asentarse en la capital sanjuanina. ¿Qué iba a hacer? se preguntaba su familia, compuesta por sus padres y sus siete hermanos. Ella sabía, que haría lo que pudiera.


De hecho, lo que pudo y lo que encontró a su alcance fue emplearse en casas de familias como empleada doméstica. Obviamente en su más íntima añoranza no era lo que quería, pero si lo que le permitía mantenerse y costearse los estudios. Es que mientras limpiaba casas, en sus ratos libres, iba a talleres de todas las artesanías habidas y por haber. Tan pujante fue y tan claro tenía su objetivo que no se limitaba con los aprendizajes en las escuelas de capacitación sino que más de una vez pudo viajar a aprender de la mano de expertos en Mendoza y Córdoba.


"No fue fácil. Pero lo logré. Inclusive a los 7-8 años, me llegó el momento de dar un paso más. Así conseguí mis primeros alumnos y desde ese instante dejé de limpiar casas ajenas para enseñar. Orgullosamente puedo decir que soy docente y lo que más feliz me pone es cuando veo que mis alumnas aplican lo que enseño", cuenta esta mujer que no sólo hace bordados, tejidos a telar y cestería a pedido sino que además es capacitadora del Ministerio de Desarrollo Humano desde el 2011. En ese rol es que ella compartirá sus saberes desde este martes 25 y miércoles 26 de enero.


Para ella es natural y parte de su rutina, utilizar hilos, lanas y agujas. Es que ella creció viendo a sus padres hacer artesanías: a su mamá le gustaba el telar y hacía adornos para manteles con bordados de lana. Mientras que su papá era experto en peleros, para sus propios caballos y a veces para otros, por ende, también los bordaba y tejía. "Era inevitable no aprender con ellos. Además era tan duro el invierno en Calingasta que no quedaba otra, cuando terminábamos la tarea, que ponernos a hacer algo artesanal", recuerda su infancia.


Esos primeros pasos que atesoró en la villa de Calingasta, luego los perfeccionó en diferentes escuelas como la Sagrada Familia, la Pignatari y la Nicomedes Tinto. Aquí y fuera de la provincia estudió artes industriales, cerámica, cestería, pintura, tejido a telar y en bastidores, entre otros. Actualmente en una escuela de Capital, enseña artesanías en mimbre. 


"Todas las artesanías me encantan. Enseño y hago para vender lo que puedo por encargo, porque tengo un bebé de 2 años que me demanda mucha atención. Mi experiencia es lo que comparto con las mujeres. Me gusta que se animen a emprender", asegura la mujer que ahora compartirá lo que aprendió con una bordadora de renombre que llegó a San Juan para dar un curso.


"Soy consciente que el bordado chino y el bordado mexicano no tienen mucho que ver con las tradiciones de San Juan. Si, están de moda y es lo que quiere la gente aprender y lo que demanda en el mercado. Por eso decidí proponerlo, para incentivar a usar la técnica pero darle un toque, una imagen, un color que los identifique como artesanía local", explica.

Lo que primero va a dictar es el curso de bordado mexicano. Comenzarán esta semana, dos horas el martes y dos horas el miércoles. El de bordado chino, que es más complicado porque hay que manejar una aguja especial (que se consigue en mercerías) que permite trabajar con topes para regular la altura de la puntada, quedará para más adelante. 


"La intención es que como son apenas dos clases, la gente aprenda y al terminar se vaya con un camino de mesa bordado en base a un patrón en el que podrán practicar los puntos básicos y sencillos del bordado mexicano, que en principio son 10 pero se va a ahondar en 4. Van a saber cómo rellenar el dibujo y dar distintas texturas. Mientras que cuando se haga el de bordado chino, la gente hará una guarda para toallas y toallones o un almohadón", detalla, invitando a sumarse a sus clases a personas con o sin experiencia previa, que ya tengan un lugar como artesanos o no, que sepan bordar o no, que tengan o no vínculo con Hilar San Juan. Es abierto a todo el mundo y lo mejor, es gratuito (cuando en general estos cursos son muy onerosos.


Hay un detalle que no es menor: a cada taller solo podrán acceder 4 personas, debido al protocolo covid- Esto impulsará que las clases se repitan a lo largo del año, tantas veces como interesados haya. Inclusive se trasladarán a otros puntos de la provincia para darle la posibilidad a los lugareños de aprender. Los encuentros de dos días serán en la mañana -de 10 a 12- en el local 23 ubicado en el Paseo del Oeste, en Rivadavia (Ignacio de la Roza antes de Rastreador Calívar). 


Basta con inscribirse en la Dirección de Emprendedores Sociales llamando al 4306078, en horario de mañana y tarde. Sólo piden datos personales. A la clase hay que llevar el material necesario (lanas, hilos, tijera, bastidor, retazo de tela, recortes de lana, aguja de coser lana).

  • Potenciar el autoempleo

Verónica Días está al frente de la Dirección de Emprendedores Sociales y por ende, de Hilar San Juan que tiene entre otras aristas una veta formadora -como estos cursos de bordados, entre otras artesanías e inclusive marketing y técnicas de venta- y a su vez es "la primer marca provincial de los emprendedores", una especie de paraguas que sustenta la calidad de los productos según lo explica la funcionaria y una vidriera donde los exhibe y comercializa en un local propio en el centro comercial Paseo del Oeste, en Rivadavia.


"Este es un espacio para los artesanos y emprendedores innovadores y creativos de San Juan que hasta ahora no sabían cómo comercializar y no tenían modo de hacer su emprendimiento. Los emprendedores sociales somos la primer puertita de la economía social o circular. Por eso los ayudamos capacitándolos, educándolos, incentivándolos a crecer y convertirse en una pyme o una sociedad con otros. En ese camino, les entregamos algunas herramientas e insumos, los apoyamos en cada paso porque el objetivo final es el autoempleo", dice la directora que trabaja con emprendedoras que son en su mayoría mujeres y jóvenes.

  • De México con amor

Los bordados de las distintas comunidades mexicanas originalmente parten de una historia inspirada en las creencias y la naturaleza que rodea a quienes los realizan, convirtiéndolos en un arte textil que tiene siglos y siglos de historia y sus propias técnicas y procesos. No es igual en todos lados, sino que cada región cuenta con un diseño distinto que lo caracteriza.


En este bordado se muestran sueños mágicos y religiosos, animales, plantas y árboles, el maíz, el sol y la lluvia, la tierra y sus bondades, siempre en colores vivos.


Hay una ley que protege estos bordados realizados por los pueblos indígenas.

  • Puntillosidad china

Actualmente el bordado a la aguja y en Alto Relieve ha sido reconocido como él más elegante de los trabajos que se practican con este pequeño elemento o herramienta. Su ductilidad es inagotable, y tanto pueden encararse tareas sobre elementos domésticos como importantes obras de arte. El detalle que se puede dar a los trabajos es minucioso.


Los chinos desde hace siglos llevan a sus bordados, plantas, animales, armas, guerreros, etc. Permite lograr distintos matices, sombras y realces porque trabaja con una aguja especial y se borda entrando y saliendo con la aguja en la tela. Es un bordado sin punto.