Federico Riveros y Abel Chiconi/ Desfachatados

De Pedernal y con estilo joven


Fundamentalmente son amigos. Nunca firmaron un papel que acredite una sociedad formal porque la palabra tiene valor para Federico Riveros (36) y Abel Chiconi (34), los padres de este hijo nacido en el Valle de Pedernal, que sin vergüenza lo bautizaron: "Desfachatados". Un Malbec (5.000 botellas), un Cabernet Sauvignon (800 botellas) y un Gran Malbec (1.760 botellas) forman la primera triada de esta marca que vió la luz esta semana. 


Experiencia les sobraba, pero sobre todo tenían muchas ganas de hacer un vino que expresara su sentimiento por la vitivinicultura, sin condicionamientos. El resultado fue un Malbec que expresa toda la fruta que da ese terroir ya reconocido en el mundo, con marcadas notas florales, y apenas unos toquecitos de madera que sólo le dan complejidad aromática, muy lejos de parecer maderizado. Fácil de tomar y de acompañar con diferentes platos. El Cabernet es sorprendente al igual que el Gran Malbec que encierra todo lo que alguien puede aspirar en muy buen exponente de esta variedad y con una relación precio calidad insuperable (450 pesos los jóvenes y 750 pesos el Gran Malbec que tuvo un paso por barrica de 8 meses).


Abel y Fede se conocieron en 2004 en la Universidad Católica de Cuyo, y pronto se convirtieron en muy buenos amigos. Terminaron la carrera juntos, viajaron a otros países a realizar vendimias. En la actualidad Fede trabaja en la bodega Graffigna y Abel en Bórbore, sin dejar de visualizar muchos proyectos a futuro.


Federico no sólo tiene el expertise que dan las grandes bodegas, también cuenta con una elaboración en Mumm, Napa Valley en 2012, y luego en 2016 elaborando vinos tinto reserva de alta gama en la bodega Rombauer en la misma zona vitivinícola.


Abel comenzó su itinerario vendimial en 2011 cuando viajó a la bodega del padre de Michel Rolland ubicada en Burdeos, Francia, para realizar prácticas profesionales. En el 2012 también estuvo en Rombauer en Napa.


"Estoy convencido que Pedernal es el mejor valle de San Juan por eso elegimos la uva de allí, pero con la idea de no hacer vinos tradicionales, si no con toda la frescura y potencia que da ese lugar", cuenta Abel.


Ambos tomaron estas experiencias para lograr los "Desfachatados", con la consigna de preservar la calidad, cualquiera sea el volumen elaborado. "Hace varios años que venimos haciendo vinos con Abel, pero es la primera vez que sacamos algo con marca porque consideramos que era el momento ya que habíamos logrado lo que queríamos. Nos volcamos a los vinos de autor porque todo el proceso está controlado por nosotros", dice Fede.


La etiqueta merece párrafo aparte porque se trata de un "desfachatado", que viaja por San Juan en una combi vintage. En los vinos jóvenes se lo puede ver en Ischigualasto y en el Gran Malbec en Pampa del Leoncito. Valeria Diumenjo, la diseñadora, anticipó que recorrerá otros lugares emblemáticos de San Juan. Un vestido llamativo, colorido y sobre todo conceptual.


El sueño de estos amigos y vecinos de la Colonia Richet y Zapata, Santa Lucía, es tener su pequeña bodega propia, una tarea titánica con los costos actuales, pero siempre posible cuando se avanza a paso firme.


Milenko Stusek/El Cansao

Criolla y Moscatel, las elegidas

En su pequeña bodega de Villa Tacú, en Zonda, Milenko Stusek (36), tiene listo dos vinos para salir a la venta: Uno de uva Criolla Chica y otro de Moscatel con la marca "El Cansao". Ambos


varietales son de la misma zona y sólo esperan que lleguen las etiquetas para que los nostálgicos, por un lado, y los curiosos por otro, que quieran probar el ya consagrado, y a la vez poco respetado Moscatel (muchos parrales fueron levantados en la década del 90), puedan hacerlo. Lo mismo corre para quienes eligen "cosas diferentes" como un vino de Criolla Chica elaborado con técnicas modernas. (N.de Redacción: Más de uno se sorprenderá del resultado final obtenido con esta uva). Serán sólo 400 y 450 botellas de cada varietal.


Se nota que Milenko nació para hacer vinos y aunque lo descubrió hace sólo unos años, estaba incluido en su ADN. Lo comprobó cuando luego de hacer una vendimia en Segovia, España, visitó a sus parientes eslovenos y vió que todos tenían sus propios vinos artesanales para consumo personal.


Es un trotamundo que se anima siempre a más. Desde sus consecutivas vendimias en el exterior, que sólo el Covid pudo detener; los varietales elegidos en la primera etapa para salir a exclusivos consumidores, hasta la etiqueta que eligió que es una caricatura de él -cansado con copa en mano- y una remera que cambiará de color de acuerdo al vino envasado. Es que además de los vinos citados, descansan en barricas de segundo uso, pequeñas partidas de Malbec, Petit Verdot y Syrah, para salir en el momento justo.


"El nombre del vino surgió porque en la vendimia siempre digo que estoy cansado, y bien saben los que trabajan en la industria que en esa época no tenemos vida, pero como es algo que apasiona, uno supera ese cansancio y sigue con la misma pasión", cuenta Milenko, licenciado en Enología.


Un cansancio que gusta mucho indudablemente. Así lo demuestra su saturada hoja de ruta que marca la experiencia adquirida en vendimias más allá de las fronteras argentinas. En Napa Valley, en la bodega Romabauer, elaboró vinos durante 3 meses en 2015, luego se quedó más tiempo en 2017 (5 meses) y un año completo entre 2018 y 2019. Como si fuera poco se hizo un lugarcito para pasar 5 meses en el Valle de Colchagua, Chile a principios de 2018, para trabajar en la Luis Felipe Edwards. En el 2019 fue el turno de España, donde participó dos meses de la vendimia de vinos blancos de la exclusiva bodega Blanco Nieva Martue.


Todos esos conocimientos ahora son volcados en su proyecto personal que tiene como objetivo presentar siempre "cosas diferentes". 


El vino de uvas Criollas, también conocida como uva País en Chile, es el resultado de una elaboración muy cuidada y con técnicas aprendidas en aquel país, que se está poniendo de moda en el mundo, o visto desde otra perspectiva, se está recuperando para obtener mejores resultados. "Estoy sorprendido con lo logrado con este vino que demuestra que siempre que se hacen bien las cosas, los resultados son buenos".


En cuanto al Moscatel, la idea es recuperar este varietal increíblemente aromático que muchas veces se relaciona con los vinos dulces por lo que vale aclarar que este exponente es totalmente seco. Dos propuestas que probar que, seguramente, darán que hablar.


Nicolás Ferreyra/TresPira2

Un Malbec de La Ciénaga



Empezó en el mundo del vino siendo operario de una bodega mientras estudiaba Enología, hoy Nicolás Ferreyra (34), no sólo es licenciado en la materia sino que además acaba de presentar su propio vino: TresPira2 Malbec 2020. Un vino joven, frutado, de muy buena acidez y estructura, elaborado con uvas de La Ciénaga, la parte más alta de Zonda. El primer paso de un camino que recién empieza junto a dos amigos: Sebastián Murúa y Leandro Tello.


Esta triada, sin duda, dio origen al nombre TresPira2, porque para ellos significó una gran aventura sacar el producto en un año tan complicado. Realmente una "cosa de locos".


"La primera connotación que le dimos al nombre fue porque somos tres personas con ganas de hacer cosas nuevas en un año difícil para todos, en el que proyectar algo nuevo era arriesgado. Más aún si uno no sabe cómo lo puede recibir el público. La otra parte del nombre se desprende de nuestro eslogan que es: -Vorágine de sensaciones que te inducen a degustar tu locura- . En esto quiero decir que el concepto de locura resalta lo positivo, que quien lo pruebe le guste tanto que lo vuelva loco para querer probarlo otra vez", dice Nico.


El gran objetivo del Malbec es llegar al consumidor con "todo el ADN de Zonda", es decir conservando las cualidades que ese valle le brinda a la fruta. "Siempre quise hacer un vino que no sufra tanta intervención enológica, que tenga todo los sabores en su máxima expresión y así poder encerrar todo el valle en una sola botella que condense su esencia", explica Nico quien a la par trabaja en Fecovita (Albardón).


"Es posible llegar a esto cuando uno se rodea de gente que lo ayuda a crecer. Nunca voy a olvidar cuando Laura Serafino (docente de la UCC), me invitó para que sirviera las muestras de Evisan -Evaluación de vinos de San Juan-. Allí hice una conexión con el vino que hasta el día de hoy sigue cada vez más fuerte. A la par y gracias a una entrevista laboral también conocí al enólogo Pedro Pelegrina a quien considero mi maestro y amigo", asegura.


Nico tuvo la oportunidad de obtener una beca para viajar a Francia donde trabajó como operario y aprendió diferentes técnicas de elaboración que luego volcaría en su trabajo como enólogo.


Tal como corresponde a un vino de autor, él selecciona personalmente las uvas con las que elabora su Malbec, se encarga de todo el proceso de elaboración e incluso participó activamente en la selección de la etiqueta que estuvo a cargo de Paula Camenforte, diseñadora gráfica.


Esta primera edición cuenta con sólo 5 mil botellas que él mismo se encarga de comercializar en vinotecas o en forma personal a un precio estimado de 350 pesos.


Otro audaz de la nueva camada de enólogos que arremeten en el mercado con estas delicatessen tan buscadas por los curiosos del vino. 

Por Myriam Pérez
Fotos Gentileza: Adrián Zussino (Desfachatados); Nicolás Ferreyra (tresPira2) y Milenko Stusek (El cansao).