Un video de menos de treinta segundos, logró develar que hay un rinconcito en San Juan, donde el hockey -no importa tanto de que tipo se trate el estilo de juego- late por sí mismo, dejando de lado todas las limitaciones que encuentran en el camino.


El video en cuestión que muy rápidamente se viralizó por las redes sociales muestra a un grupo de chicos con sus guardapolvos, otros con ropa deportiva, intentando hacer un gol, en un arco invisible, con una piedra que se arrastra con unos sticks hechos -no son improvisados porque hasta tienen la forma de un palo de hockey- con hojas de palmeras. La mayoría juega con ese implemento. Tan sólo un par, despliega sus habilidades deportivas con los elementos reglamentarios. 


Es que en ese lugar no hay arcos, no hay stick para todos, no hay bocha, no hay cancha, no hay camiseta. Pero hay pasión. Y hay creatividad y muchas ganas. El resto, quizás, sea un detalle.


Estas imágenes son del patio de una escuela de Cochagual Norte, en Sarmiento. Paradójicamente ocurren en la tierra considerada la cuna del hockey sobre patines por excelencia, en la provincia que se ha ocupado por techar canchas de hockey al por mayor para hacer más placenteros partidos y entrenamientos y en el lugar donde se trabaja para incrementar esa cantera impresionante de jugadores que ha dotado de figuras de renombre a los equipos del mundo. 


Por suerte la multiplicación de las imágenes sirvió para que, prácticamente a las pocas horas, desde la Secretaría de Deportes de la provincia -el propio Jorge Chica se acercó al lugar- les donaran 15 palos de hockey sobre césped, 12 bochas, un bolso con conos y otros elementos para hacer ejercicios y junto con las autoridades de Deportes del municipio y el intendente de Sarmiento, Mario Martín, parte del equipo de arquero. Es que para que esté completo le falta el casco -algo que es fundamental-, además de las coderas y el palo de arquero reglamentario.


"Estamos muy felices y agradecidos de las donaciones porque representan un antes y un después para todos los jugadores. Con solidaridad todo se consigue", dice con gratitud Rosana Checcoli, quien está al frente de la escuelita de hockey pista y sobre césped de Cochagual Norte que lleva por nombre Cobra Dorada, representada por una serpiente como símbolo de fuerza y poder, dos valores claves para entrar a la cancha.


Su agradecimiento no se extralimita a lo oficial sino que llega hasta los integrantes del equipo Los Lobos que les regalaron dos sticks usados y una jugadora le llevó dos más. Justamente esos palos de hockey usados tuvieron como destinatarios a los niños que salen en el video. Muchos ya los recibieron pero faltan dos pequeños que sigue jugando con las ramas. Para ellos, aún no consigue.


"Me gusta pensar que si tienen los palos van a usarlos para divertirse y algún día hasta se integren al equipo de la escuelita, es un gran incentivo", dice Rosana, quien aclara que la donación no pudo recibirla ninguna institución de la localidad por no tener vinculación con este deporte. En cambio, la escuelita que dirige, sí.


Mucho más que un deporte

Rosana no es profe de educación física. Es jugadora del equipo Manzano -que pertenece a un club de la zona, más precisamente, de La Sílvica, que lleva el mismo nombre- y especialmente mamá y abuela de algunos de los niños que están fascinados por el hockey. Tiene 9 hijos y 5 nietos. Una de sus hijas, la mayor, Jaqueline, fue quien la empujó para que hace 4 ó 5 años probara con este deporte, el que nunca más dejó de practicar. Teóricamente iba a integrar un equipo de Mami-hockey que nunca pudo formarse, por eso juega hasta con sus propios hijos. 

Tiene 44 años. Por las mañanas, se ocupa de la limpieza de un centro de salud sarmientino. Sale a las 12 y entra a su trabajo de portera en la escuela Enrique Larreta en Punta del Médano. A las 18 termina, se pone las zapatillas y entra a la cancha por decirlo de alguna manera. Ya los chicos la están esperando para entrenar o para transmitir lo aprendido con su propio equipo o los consejos que le da su propio entrenador, Waldo Videla, otra de las personas que más la ha motivado para esta tarea, la que hace ad honorem.

"A mí me interesa por mis hijos y mis nietos principalmente pero por todos en general, que los niños no estén ociosos en la calle o en la plaza o todo el día con la computadora, el televisor o el celular. El deporte es salud y jugar al hockey da sentido de grupo. Hace un año empezaron unos poquitos y a esta altura a la escuelita ya van 45 chicos de entre 6 y 16 años. En las últimas semanas, inclusive, luego del video, se sumaron 4 niños más. Me encantan porque dónde me ven me pregunta si hay entrenamiento", cuenta la mujer que se las ha ingeniado para dividir el grupo en dos tandas: lunes, miércoles y viernes para entrenar unas categorías y martes y jueves, el resto. En el lugar hay equipos de escuela, sub-12, sub-14 y sub-16, tanto de varones como de nenas. Así todos pueden acceder a los elementos con que cuentan.

En ese contexto de carencias, es válido preguntarse ¿cómo hacían para entrenar? Hasta hace dos semanas, se pasaban de mano en mano par de palos comprados y un par más propiedad de algunos niños. Rosana reconoce que se aburrían un poco esperando que les tocara el turno para que se los prestaran entre sí. Ahora se sigue con el intercambio, la diferencia es que ya pueden entrenar de a 15 personas a la vez, mientras el resto espera.

"Nos siguen faltando muchas cosas: machismos palitos, las camisetas porque pocos las tienen, el casco y el palo del arquero, la mayoría se intercambia las canilleras para entrar a los partidos porque no tiene cada uno las suyas. En el predio del CIC de Cochagual Norte no tenemos arcos, en realidad hay unos que son muy grandes y no tienen la red. Ni siquiera contamos con un botiquín por si pasa algo", detalla esperanzada en poder conseguir todo. 

Pese a todo lo que falta, nada les impide competir. Y con creces. La entrenadora cuenta que desde septiembre participan en un torneo de la Liga Sanjuanina de Hockey sobre césped, que se realiza en el espacio de educación física conocido como La Granja, en Santa Lucía y que enfrenta a equipos como Jockey Club, Udap, 9 de Julio, Pocito, entre otros.

"Nos está yendo muy bien en el torneo. Cuando empezamos se quedaron impresionados por la cantidad y la calidad de nuestros jugadores. Tienen un entusiasmo que contagia. De hecho, la sub-12 de niñas ha ganado todos los partidos, salvo uno que empató y la sub-14 perdió solo uno", detalla.

Este torneo es los días sábados. Un fin de semana de por medio, los traslados los hacen en movilidades que cede la municipalidad. Los otros dos sábados tienen que usar los colectivos de línea. Llegan a tomar dos colectivos a la ida y hasta tres a la vuelta porque el regreso lo hacen desde Santa Lucía, a Caucete y de ahí a Cochagual. Tardan más de dos horas de viaje y el costo lo asumen las familias. Pese a ser en su mayoría trabajadores de viña.

"Sueño que estos chicos puedan ir al mundial a ver partidos y se entusiasmen aún más. Sería un lujo que alguno de los nuestros llegue a esos equipos. De hecho, mi hija de 13 años, acaba de volver de los juegos Evita y es parte del seleccionado de San Juan. Sería hermoso que más niños de Cochagual tengan esa experiencia", dice en voz alta, ilusionada con que se cumpla el deseo, como con el video.

Aquellas personas ex-jugadoras de hockey que quieran que sus sticks sigan teniendo vida, como así también los interesados en colaborar de alguna manera, pueden contactarse con Rosana Checcoli al 264-4439926.