El próximo 30 de abril, Beatriz dejará su reinado y será Guillermo Alejandro quien asumirá sus funciones. Recordemos que Máxima se casó con el príncipe en el año 2002 y desde entonces ha sabido conquistar el corazón de todos los holandeses. Muchos dicen que el punto de partida de dicha conquista fue cuando las lágrimas derramadas por sus mejillas aquel día mientras sonaba la melodía compuesta por Astor Piazzolla "Adiós Nonino". Una recorrida por su formación hace entender el azar y la importancia de instruirse en búsqueda de la excelencia.
Podríamos decir que se trata de un cuento de hadas donde a veces el destino juega un papel protagónico, produciendo cambios fundamentales en la vida de una persona.
Hay dos momentos claves en la historia de ella, recogida por todos los medios de información: el primero es en el momento que deja su curriculum en una importante empresa porteña (luego lo narraremos) y el otro es el momento más oportuno cuando su amiga Cynthia Kaufmann (compañera de colegio Northland y que vivía en Nueva York), le presenta en una fiesta en Sevilla, al futuro rey de Holanda, Guillermo. Dos históricos momentos en la vida de una chica común que lo más relevante de sus 42 años vividos, se basó en una educación más que buena y en una cualidad que sólo pocos la tienen: la búsqueda inquietante de saber y conocer cada vez más. Es precisamente en estos dos valores donde se forma este estandarte femenino que llega a responder el interrogante de muchos en el mundo moderno: ¿cómo llega una chica común a semejante lugar? Un carácter sólido, mucho carisma y una educación de privilegio.
Visionaria e inquietante
Llegar al trono no fue nada fácil, al contrario, más estudio la esperó dentro del mundo real que ella misma eligió.
Desde chica era una personita llena de sueños y ambiciones, la preferida del padre, Jorge Zorreguieta, su vida transcurrió entre luces y sombras, adoraba a sus hermanos: Martín, Juan e Inés y por ser la mayor le gustaba ser el centro de atención. Su madre María del Carmen Cerruti, la presionaba por una buena conducta y un comportamiento adecuado. Sin ser de familia inglesa, a Máxima la aceptaron para entrar en el jardín de infantes Meryland, de educación británica, allí comienza a los tres añitos, para luego pasar a la educación primaria, por elección de su madre al Northland de Olivos, también inglés. Colegio de formación integral abierto al mundo, de solidez académica, de exámenes del Cambridge, de alto roce social y mucho énfasis en la moral y la ética, son los baluartes de esa institución. No siendo el inglés su lengua natal, ser aceptada allí no era fácil, pero logra los deseos de su madre, que no fueron poca cosa. A pesar de llevar una vida común, como la de cualquier persona de clase media alta.
Según narra el libro donde consta su biografía, "Máxima. Una historia real" de Gonzalo Álvarez Guerrero y Soledad Ferrari. "Ella hablaba muy bien el inglés pero no era la mejor alumna. Se destacaba en matemática, tenía muy buena cultura general y además resaltaba en atletismo, lo que la hacía destacarse en los interhouses. Las houses se las asignaban al ingresar al colegio inglés, son como estratos que se asignaban por herencia familiar o grupos de pertenencias. Máxima se sumó a la que honoraba a Edith Cavell. Tenía dotes de líder podía ser competitiva, pero no como el resto de los estudiantes". Sus cualidades los sintetiza el libro con la frase "No hay espinas sin rosas, no hay rosas sin espinas".
Si en los estudios primarios y secundarios Máxima pasó inadvertida, en la Facultad de Ciencias Económicas de la UCA, se destacó. Una chica extrovertida y educada a la vez, de buen carácter y muy clara a la hora de expresarse.
Participaba de los debates con opinión propia y fundada, destacándose entre el montón, tal es así que la directora de la escuela de negocios de la UCA, Alicia Caballero, titular de la cátedra Economía Argentina, la consideraba tan calificada en su capacidad analítica y sentido de riesgo que la recomienda en el Bank of Boston. Allí Máxima se sumó al área de banca de inversiones y manejaba los fondos de las AFJP. Su promedio general en la UCA fue de 6,35, insuficiente para que le abrieran las puertas en alguna de las universidades Ivy League, las de mayor prestigio en Estados Unidos. Sin embargo Arturo Rubio, su profesor de tesis, actual decano de la escuela de negocios de la UB, la recuerda como ‘una economista de fuste’, con grandes habilidades para la economía. "Ella siempre iba más allá del horizonte, leía mucho, no estudiaba por zafar, generaba una opinión propia y sobretodo con solidez de conceptos, en su tesis sacó 9 puntos", aclara Rubio, en nota del Diario Nación. Así opinaban los doctores en economía que estuvieron cerca de Máxima.
Pero su giro de 90¦ ocurre cuando deja el banco de Boston en busca de nuevos horizontes y su curriculum descansa por meses en el escritorio de un CEO de un holding de empresa muy importante de Buenos Aires. Es aquí uno de sus golpes de suerte más importantes sumado a las cualidades de ella. Gracias a ese olvido del CEO y ella deseando traspasar fronteras y capacitarse con niveles de excelencia manda su curriculum a un banco de Nueva York. Su vida laboral fue muy acelerada y creció muy pronto. Fue el período en que estuvo de novia con el joven Dieter Zimmermman en Nueva York. Llegó a ser vicepresidenta de Ventas Institucionales de América Latina y de la división Mercados Emergentes del Dresdner Kleinworth Benson en Nueva York. En menos de lo pensado casi sin descansar en su búsqueda, ese nuevo lugar de experiencia, sería el principio del camino a la corona.
Cómo llega Cupido
Ella no era del todo feliz con Dieter Zimmerman, entonces su amiga, Cynthia Kaufmann creyó oportuno actuar a favor de su amiga y convence a Máxima a viajar a Sevilla. Mientras tanto Cynthia le enviaba a Guillermo fotos de la joven argentina andando a caballo, bailando en una fiesta, en charlas de finanzas, entre otras. Por su parte Guillermo le acepta a Cynthia el encuentro en Sevilla una vez que ve las fotos de la argentina.
En el caso de Máxima el amor no llega como flechazo, ya que al conocer a Guillermo, le causaba gracia su torpeza al bailar y su falta de tacto al intentar seducirla. Por ese entonces Máxima ignoraba que se trataba de un príncipe, y tampoco entendía la falta de tacto de ese hombre. Muy formal y temeroso a la hora de invitarla a un trago, pero sí le agradó la forma de tratarla y la atención que le brindaba, la hacía sentirse muy especial. Lógico era porque se trataba de un hombre de más de 30 años, Guillermo heredero de una fortuna y futuro rey de una gran potencia económica, Holanda. Guardaespaldas y medios de información persiguieron el paso a paso de aquella noche sevillana. Ya casi finalizando ese encuentro es cuando Máxima se da cuenta al frente de quien está, del por qué de cualidades especiales y tan alejado de su ideal.
Vuelta en su gran manzana neoyorquina, no pasó mucho tiempo para que los llamados del príncipe se llevaran la atención de ella. Pocas semanas después él viajó a verla de sorpresa.
Tanta atención y adoración abrumaron a Máxima, pero pronto se dio cuenta de que tanta discreción a su vida sentimental, entendió que no era un juego. Después de romper su relación con Dieter Zimmerman, comienza a investigar a fondo a Guillermo, un hombre con semejante poder y fortuna que atraviesa el mundo por ella, no sería capaz de un romance pasajero.
Inquieta y ambiciosa ella comienza a explorar la cultura holandesa, su idioma, y la vida de este hombre que la trataba con tanto cuidado. Por supuesto que en Holanda la reina Beatriz estaba al tanto de todo lo que ocurría. Con tacto y habilidad, una vez concretado el noviazgo de Máxima y Guillermo, ella pudo ser trasladada a Bruselas, mucho más cerca del control de Orange. Sin el visto bueno de la reina, nada del cuento de hadas hubiera sido real.
Máxima una vez que se radicó en Bruselas comenzó estudios multidisciplinarios con profesores de historia, de arte, filósofos, autoridades de la monarquía, historia parlamentaria, comunicadores, analistas, economistas, dirigentes políticos, expertos en comunicación y marketing y especialistas en protocolo. A todos los requerimientos no puso ningún impedimento, ya que ella estaba encantada por la vida nueva que había comenzado.
Máxima, la futura reina alienta a que se aprenda lengua para poder ser parte viva de la sociedad holandesa.
La clave del interrogante "¿cómo llegó a ser…?", está en el gran magnetismo y su excepcional capacidad de relación, además de una inteligencia práctica y analítica.

