Hace relativamente poco tiempo que la gente comenzó a identificar a un sommelier como la persona que sabe de vinos, que conoce zonas vitivinícolas de origen, los procesos de elaboración, las bondades de los maridajes, el servicio, la comunicación de esta bebida, entre otros aspectos relacionados a esta joven profesión. Lo que pocos podían imaginar es que un argentino, por primera vez en la historia, sería elegido como presidente de la Asociación Internacional de Sommeliers (AIS). Es más, es el primer latinoamericano, y el primero fuera de Japón y Europa. Durante casi 50 años fue un cargo casi exclusivo de los sommeliers del Viejo Mundo. El dueño de este honor es Andrés Rosberg, quien durante 11 años fue el titular de la Asociación Argentina de Sommeliers y fundador de ésta ya que formó parte de la primera camada de egresados de la profesión en Argentina.


Tiene apenas 42 años y esta función no sólo le demandará nuevos desafíos sino que será una puerta que se abre para seguir posicionando los vinos argentinos. Rosberg habló de su flamante cargo y tuvo un párrafo especial para los vinos sanjuaninos.
 


- ¿Cuándo comenzó tu vinculación con el mundo del vino?


En mi casa se comía muy bien, sin televisor de por medio. También se cocinaba mucho, nos gustó siempre la buena mesa y, por supuesto, el vino estaba siempre presente. En mi caso todo comenzó porque mi abuela hacía panqueques muy ricos y a mi me gustaba comerlos con unas gotitas de limón y azúcar, y mi abuelo los comía con unas gotas de vino tinto y azúcar. Así fue que cuando tenía 11 o 12 años probé los de mi abuelo y me encantaron. Esa es una anécdota que a mi me marcó un inicio, tanto que a los 13 años, más o menos, empecé a colaborar en un recreo del Delta del Tigre al que íbamos todos los fines de semana con mi familia. Allí ayudaba a levantar las mesas, a servir el vermut a los parroquianos que se quedaban a jugar las cartas y me pagaban con acceso a la mesa de pool. Así empecé a relacionarme con la gastronomía y ya con 15 trabajaba como mozo en caterings privados, luego fui bartender, de todo un poco. Al mismo tiempo estudié la carrera de Ciencias Políticas y cuando estaba por recibirme decidí que iba a dedicarme al vino, claro que aquí me ves haciendo política a nivel de la sommellerie.



- El cambio estuvo muy bueno!


Claro que sí, tanto que mis compañeros de la Facultad me envidian (risas). Sí estuvo bueno de verdad porque la carrera universitaria me resultó fascinante, pero me di cuenta que no tenía salida laboral, no quería ser docente ni investigador del Conicet, ni trabajar en una consultora, y mucho menos afiliarme a un partido político, aunque la política sí me interesa. Además, a la par ya trabajaba fuerte con el tema del vino y me enfoqué en esto. Hice la carrera de sommelier, me recibí en el año 2000, y así comencé un camino de ida (risas). 



- ¿Has degustado vinos sanjuaninos? ¿Qué opinión tenés?


Lo hago en forma permanente y vendo vinos sanjuaninos en el restaurante en el que trabajo en Buenos Aires. Creo que San Juan tiene un potencial enorme y me duele que algunas de las bodegas grandes no comuniquen San Juan en sus etiquetas. Me parece que podrían hacer más por el posicionamiento de la provincia, al margen de eso, tengo una muy buena imagen de los vinos sanjuaninos que han evolucionado muchísimo en los últimos años.


- ¿Te gusta algún varietal o blend en particular?


Como sommelier me paso buscando cosas curiosas que salgan de lo comercial porque de hecho se están haciendo unos Malbec en Pedernal increíbles y así varios. Pero particularmente los vinos de Cara Sur de Calingasta donde están trabajando con viñedos viejos de Bonarda y rescatando la uva Criolla, han encontrado varias curiosidades como el Moscatel Tinto, creo que están haciendo las cosas muy bien a bajos volúmenes pero con gran calidad.


- Si tomas como referencia los vinos del año 2000 y los de la actualidad, ¿considerás que hubo muchos cambios?


Creo que hubo cambio en muchos frentes, seguimos aprendiendo sobre los vinos que estamos haciendo, sobre las variedades que funcionan mejor en algunos espacios y otras en otros, se ha cambiado el concepto y la gente tiene enfoques más abiertos, se trabaja más con los viñedos, menos con la madera, y sobre todo, cambió la comunicación y cambiaron los comensales. Ahora la gente sabe más y es más exigente. Si bien los últimos dos o tres años han sido tan difíciles para el sector se siguen haciendo cambios y sin duda que Argentina está haciendo los mejores vinos de su historia.


- Hablamos de calidad y de grandes vinos, pero el tema es si logramos ser competitivos a nivel mundial.


Somos muy competitivos en términos de calidad, pero hoy por hoy, por tipo de cambio y por razones que exceden a la vitivinicultura, en los segmentos más bajos de precios no lo somos. En los segmentos medio y medio altos sí lo somos, al menos eso creo yo. Tenemos que hacer un trabajo enorme afuera para posicionar más los vinos de la franja entre los 20 y 25 dólares que son los que más se venden en restaurantes y donde se genera la marca país. Claro que tampoco debemos perder de vista que somos apenas el dos y medio por ciento de las exportaciones globales de vino. Nada. Por ese motivo es que hace falta un gran trabajo, no sólo desde la comunicación sino de los costos de fletes, los portuarios, ni hablar de los costos impositivos tan altos y superiores a los que tienen nuestros competidores. Tampoco tenemos una red de tratados comerciales con países que nos permitan ingresar con tasas más bajas. Hay mucho trabajo por hacer que va más allá del sector vitivinícola como mejorar rutas, bajar costos laborales, hacer los trámites menos burocráticos, son muchos temas vinculados directamente con el gobierno nacional.



- En particular, ¿Cuáles son los deudas para con esta industria?


Hay que decidir en serio en promover al vino como una de las economías importantes del país. No podemos estar hablando de que queremos que Bs As sea una capital gastronómica Latinoamericana y al mismo tiempo prohibir la promoción del vino. Eso es esquizofrénico. En Lima no se les ocurriría prohibir la difusión del Pisco. Otras son las leyes de tolerancia cero de alcoholemia en algunas provincias y, sin embargo, no son útiles para bajar los accidentes de tránsito. Si uno mira los países con menos accidentes no necesariamente tienen menos alcohol en sangre al conducir. Yo estoy totalmente en contra de que alguien maneje alcoholizado, por supuesto, pero una pareja que va a cenar a un restaurante se tiene que poder tomar una copa de vino. Además, de este modo promovemos el uso de las gaseosas y las tasas de diabetes que generan y atentamos contra las economías regionales. Todos sabemos que los accidentes de transito pasan por muchos otros aspectos. Insisto no estoy de acuerdo ni promuevo que alguien conduzca alcoholizado, sólo considero que es injusto cargar las tintas solo en el vino porque no es así. Tampoco se lo puede poner en la misma bolsa que otros alcoholes, no hay que olvidar que está en el Código Alimentario Argentino porque es un alimento, los médicos hablan del consumo moderado que es como debe ser. Hay que separar la paja del trigo.



- Contame cómo es tu emprendimiento en Mendoza.


Con mi papá tenemos dos emprendimientos en paralelo. El trabaja en forestación desde hace mucho y armaba grupo de inversores, y en algún momento uno de esos grupos le planteó por qué no replicaba ese modelo con uva y no árboles ya que yo estaba en el tema. Eso nos inspiró. Busqué ayuda porque no podía sólo, así encontré una finca muy linda en Valle de Uco, la señé y con mi padre buscamos inversores. Ahora producimos uvas y la vendemos a muchas bodegas. A la par algunos de los inversores nos plantearon que querían tener una casa y surgió un pequeño emprendimiento con 83 lotes en medio de los viñedos. Igual mantenemos lo inmobiliario aparte de lo productivo. Por una lado está la venta de lotes, por otro los viñedos y además un club house que se llama La Morada. Es un posada en la que la gente se puede quedar y visitar el lugar.

La elección

El 16 de Junio, Andrés Rosberg fue elegido presidente de la Asociación Internacional de la Sommellerie al superar, con 29 votos, al francés Serge Dubs, que obtuvo 24. Así, el ex presidente de la Asociación Argentina de Sommeliers (estuvo 11 años en el cargo, hasta el año pasado) y vicepresidente de la Alianza Panamericana de Sommeliers, se convirtió en el primer latinoamericano en acceder a lo más alto de la institución fundada en 1969, con sede en Reims, Francia.


Foto: Gentileza Andrés Rosberg