(Foto: Maxi Huyema )

 
Como psicoanalista y fundamentalmente como asesor de empresas en manejo de crisis y como consultor político, Elio Azerrad, ha explotado sus dotes de gurú, entendiéndose por ello, a esta figura que para muchas culturas representa a ese "maestro espiritual'', al que el resto considera una persona importante que muestra el sendero, enseña y da consejos, el que pone luz en la oscuridad y del que muchos esperan una respuesta precisa. Esta vez, el hombre que muchas veces fue voz, imagen y mentor de otros, apeló a la figura de un brujo, una especie de gurú, como uno de los protagonistas de su libro -que lleva justamente ese nombre- que acaba de presentar hace dos días. La presentación en cuestión no fue la que comúnmente se hace. Sino que Azerrad acuñó el concepto de "hacer ver la novela''. Es por eso que pergeñó una puesta en escena de los personajes principales, donde lo fundamental son los diálogos que entretejen esta historia (ver Libro con puesta en escena).

¿Estás incursionando en el mundo de novela?


Es mi primer novela que empezó como un cuento largo y sin darme cuenta quedó una novela, en la que me propuse trabajar con dos objetivos, amén del literario. Uno me lo dijo una de las personas que la leyó en borrador, alguien que es un lector empedernido y fue que tuvo que leerla con un diccionario al lado. Ese fue el primer desafío que me planteé: invitar al lector a conocer nuevos términos. Y el segundo objetivo es poder hablarle a la gente que alguna vez votó, tal como lo hace el Brujo con el Pibe, sobre la desazón argentina ya que esta novela fumiga el mito de la resurrección eterna de nuestro país, que se autodestruye cíclicamente. Tenía ganas de asumir el desafío de transmitir todas estas cosas que han sido para mi el recorrido, el aprendizaje que lo que he visto en lo que llevo de vida.


¿De qué trata El Brujo?


Es la historia de un pueblo mediterráneo de la Argentina, década del "50 en adelante y los encuentros y la relación de un brujo y un adolescente que no tiene nombre, se llama el Pibe porque todos alguna vez fuimos ese pibe con aspiraciones y necesidades. A lo largo de los diálogos aparece la solidaridad, el poder, secretos inconfesables, los vínculos afectivos, inclusive planteo la idea de que el pibe se va del pueblo, crece y tiene un altísimo cargo, a escala nacional que, en algún momento me llevó a pensar en que era Raúl Ricardo Alfonsín, aunque después me di cuenta que, si bien era por cuestiones de admiración personal, incluir su nombre ceñiría la novela a un único personaje. Entonces lo dejé abierto a una persona con un cargo que pudo ser presidente de la Argentina.

¿Qué te inspiró de Alfonsín?


Me sedujo la idea de un tipo que venía de lo más alto, le quedó vida para seguir viendo las cosas y sintiendo la desazón de no haber podido cambiar lo que quería. Esa sensación que tengo respecto de este expresidente me dio pie para que en la novela aparezcan mensajes metafóricos del Brujo un reaccionario al sistema político, impuesto por los regímenes militares, por ejemplo. De todos modos, vale aclarar que la novela incluye la historia de la persecución judía, la historia de la colonización, la historia del deterioro de la educación en la Argentina y la época en que los chicos se iban en busca de otros horizontes. Habla de frustraciones, del duelo, del amor.

¿Por qué un brujo? ¿Podría haber sido un papá, un abuelo, un amigo?
Hay que leer la novela. 


¿Será que el brujo sea el responsable de dar esa respuesta mágica que todos esperamos?
Eso es, exactamente.

¿Por qué los seres humanos esperamos algo mágico?


En mi criterio, hasta que los argentinos no entendamos que no hay magia, no hay modo de salir adelante.

¿Cuánto influyó en la novela tu contacto con políticos, tu paso por el gobierno?


Mi novela tiene solamente el trayecto de mi vida que va desde que nací hasta ahora.

O sea ...


Todo.

¿Quién es Elio: el Brujo o el Pibe?


Creo que soy el brujo, el pibe, el padre del pibe, algo de la madre del pibe y de alguna manera, una historia de amor que hay dado vueltas por ahí que muestra que uno puede vivir la historia -y esto tiene algo de contenido psicoanalítico- en función de lo que son sus experiencias y como se organiza el aparato psíquico. Esta novela habla de gente buena, que quiere hacer cosas, que rescata el valor de la educación. Tiene mucho contenido simbólico, he querido incorporar lo que creo que tiene que ver con la formación de una persona, en un país donde todavía la historia nos enseña y parece que todavía está construyendo. Sin embargo, la gente no entiende que la única manera de cambiar la historia es cambiando el futuro, no discutiendo el pasado. La novela habla de que no hay magia, que no vas a encontrar alguien que venga a resolver lo que nos pasa, no hay ninguna posibilidad mas que la salvación colectiva. De alguna manera, tiene como contenido, mi experiencia en el ámbito de la política, de la psicología, pero también en el ejercicio de la paternidad y en el ejercicio del aprendizaje de cotidiano. Porque aunque uno no sea directamente un educador, cuando uno empieza a atravesar la etapa de la vida laboral, la vida familiar cada mañana que se levanta, educa. Si no aprendemos eso, tampoco vamos a aprender de la historia. Todo esto tiene la novela en 240 páginas.


Libro con puesta en escena


Original como pocos, Elio planeó durante meses lo que ocurrió en el Sirio Libanés. Fue una presentación de un libro con nada de la presentación típica de un libro -generalmente se hace con una persona que habla sobre lo publicado, cosa que no sucedió en esta oportunidad- y a su vez, con mucho de presentación del libro ya que se hizo una puesta en escena, sí, una teatralización de los diálogos y la relación entre los dos personajes principales de "El Brujo''.


Esta especie de espectáculo tuvo lugar en el salón principal del bellísimo edificio patrimonial de la provincia. El escenario que hay allí, lejos de albergar a los actores fue cobijo para el público, mientras que la acción transcurrió en el resto del espacio y por un lapso de 45 minutos. En ese tiempo no sólo hubo un intercambio de diálogos entre el Brujo -interpretado por el médico ginecólogo de Buenos Aires, Enrique Salama, vinculado a San Juan por lazos familiares y por cuestiones profesionales- y el Pibe -Jeremías Muñoz - en el antro de adivinación, sino que también sumaron sus dichos, preguntas y respuestas el propio autor, la correctora y crítica de la novela Teresa Mestre y Michel Zeghaib (coautor del guión teatralizado). Poéticamente se intercaló música en vivo de teclado, saxo y bandoneón que interpretaron desde tangos, música clásica, temas de películas y música judía tradicional.


El factor sorpresa parece ser sin lugar a dudas, uno de los condimentos que Elio lleva debajo de la manga, siempre. De hecho, para presentar Trazos, su primer libro de cuentos, poesías y relatos cortos, apeló a la lectura de sus textos por parte de sus afectos, entre ellos sus dos hijas Josefina y Paloma, amigos de la vida y personas que admira, entre otros, algunas caras afamadas de la talla del ensayista Santiago Kovadloff y los actores Darío Barassi y Oscar Martínez, entre otros.


Ahora, redobló la apuesta, para el asombro de los presentes, descorriendo un telón imaginario como carta de presentación de su novela.


Para saber más


La novela "El Brujo'' se consigue en la librería Piedra Libre (en calle Mendoza pasando Mitre). Tiene un valor de 500 pesos.


Pero para los lectores desprendidos del papel, también se la consigue como e-book por distintas páginas web como Amazon.