Para todos aquellos que sueñan con que lleguen las vacaciones para fumarse un cigarrillo a la orilla del mar, tendrán que elegir, inevitablemente, un destino alejado de Pinamar. En cambio, para lo que disfrutan de arenas limpias, sin vestigios de colillas de cigarrillo ni humo reinante y por el contrario añoran la brisa marina y el horizonte mágico dónde se une el mar y el cielo, éste será el lugar ideal.


Es que desde la semana pasada los integrantes del Consejo Deliberante de la ciudad de las dunas y los pinos, aprobaron una ordenanza que prohíbe fumar en su extensión de 22 kilómetros de costas. La contaminación que las colillas generan en la arena, más allá de los otros daños que ocasiona el cigarrillo, parece ser el punto clave de la iniciativa municipal.


Es por eso que, en cumplimiento del artículo tercero de la nueva normativa, en todas las "Unidades Turísticas Fiscales administradas por el Estado Municipal, en las concesiones de prestación de servicios turísticos otorgadas por otros niveles jurisdiccionales y en los balnearios del sector público'', se colocarán carteles que indiquen que se está en una "Playa Libre de Humo''. Medida importante para el disfrute de los no fumadores pero en realidad un primer paso para ir acostumbrando a los veraneantes que se dan este "gustito'.'


Vale aclarar que la ordenanza en cuestión no empezará a ejecutarse tan estrictamente desde el principio. Se estableció que el cumplimiento será progresivo, disponiendo de los primeros dos años de su entrada en vigencia para su plena difusión y una campaña de concientización. Esto incluye la colocación, en un espacio limitado en cada una de las playas, de al menos un recipiente acorde para depositar las colillas y otros desperdicios sólo vinculados a este hábito. A los fumadores se les permitirá encender un cigarrillo "dentro de un radio de cinco metros de esos receptáculos, destinado exclusivamente a tal efecto, no pudiendo ser utilizado para otros usos. Habrá un cenicero cada 100-150 metros y solo se podrá fumar en sus cercanías.


Cumplidos los plazos de los dos años establecidos, quienes evadan los límites de esta ordenanza tendrán sus multas equivalentes al valor de entre 20 y 200 atados de cigarrillos, según quedó consignado.


Con esta decisión, Pinamar encabeza un municipio por demás saludable, en cuánto a su paisaje de playa. Desde hace un tiempo que allí se prohibió también el uso de bolsas, vasos y sorbetes de plástico.


No a la contaminación


Fueron los mismos vecinos de Pinamar los que incentivaron la promulgación de la ordenanza. Entre ellos juntaron firmas para lograrlo. Les preocupaba no sólo la estética e higiene del lugar al que concurren miles de personas y la salud ambiental. Entre otras cuestiones, argumentaron que cuando se hace la limpieza de las playas, el desperdicio más frecuente son las colillas en la arena o el agua. "Cada colilla de cigarrillo contamina 70 litros de agua'', refrendaron en el pedido de firmas, sin poder estimar a ciencia cierta, la cantidad que se encuentra en los kilómetros de arena pero alarmando sobre su alta contaminación.


Mar del Plata por el mismo camino

La onda "libre de humo'' parece haber llegado para quedarse en las costas argentinas. En Mar del Plata también se pretende hacer un proyecto para limitar el consumo de cigarrillo en las playas, limitando las zonas de consumo y receptáculos para depositar las colillas. En el principal destino turístico del país, quien impulsa esta iniciativa es el propio intendente Carlos Arroyo, estimulado por el decreto que desde principios de abril pasado prohíbe el suministro y la utilización de sorbetes, vasos y cubiertos de material plástico en todo el partido de General Pueyrredón.


La intención es cambiar las costumbres de los fumadores para poder tener mejor calidad de vida y preservar la naturaleza.


Como en Pinamar, la normativa preverá prevé espacios destinados para los fumadores y la instalación de recipientes para arrojar las colillas de los cigarrillos.


Hay un proyecto previo que prohíbe el consumo de tabaco en parques, plazas y/o espacios públicos en toda el área bonaerense.


De todos modos hay un antecedente: en el verano del 2012, las playas bonaerenses desde San Clemente a Costa Esmeralda, contaron con espacios libres de humo y lograron convertirse en el primer destino de playa de Latinoamérica con un proyecto semejante. En una primera etapa fue voluntario para los balnearios privados. Solo funcionó como prueba piloto.

Ciudad verde


A mediados del siglo XX el arquitecto Jorge Bunge tuvo la idea de facilitar a muchos el acceso a estas amplias playas, fundando la ciudad de Pinamar. El original proyecto fue hacer un balneario en el que el verde de la naturaleza formara con el mar, un armonioso conjunto, aplicando conceptos urbanísticos muy avanzados para la época.

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Nobleza obliga decir que estas tierras eran dunas que formaban una barrera al mar. Entonces Bunge, que había estudiado en Nicaragua no sólo Arquitectura e Ingeniería sino también Urbanismo, se las ingenió: sobre fines de los años 30 y con menos tecnología que hoy, pensó en fijar las dunas, propiedad de Valeria Guerrero, forestarlas y urbanizarlas. Esa idea lo obligó a estudió las características y posibilidades de la zona, teniendo en cuenta que ya existía un ramal ferroviario. Así dio forma a su proyecto con una empresa denominada Pinamar S.A., junto con la señorita Guerrero y el señor Franco Moschella. A ellos se sumó un grupo interesante de personas, entre los que había hombres de campo, industriales y profesionales animados por el afán de superar un verdadero desafío.


En 1941, se dieron los primeros pasos, ya que comenzó la fijación y forestación de las dunas en gran escala con métodos inéditos para la Argentina. En 1942 se comenzó la urbanización; se extendió la red vial, se construyeron casas y se finalizaron los estudios específicos sobre los recursos naturales y las características climáticas del lugar, datos imprescindibles para la realización del Plan Director que proyectaría la conformación integral del paisaje que se quería trazar. El 14 de febrero de 1943, su sueño se hizo realidad: se inauguró Pinamar como balneario y se abrió al público.