Decir que la escuela Alfredo Fortabat es una escuela diferente porque allí asisten personas con discapacidades sería faltar en gran medida a la verdad. Es diferente porque la propuesta educativa así lo plantea para un grupo poblacional que no tiene demasiadas alternativas cuando deja atrás su ciclo escolar básico, al menos que tenga dinero para pagar instituciones privadas. La propuesta de éste establecimiento se basa en talleres de capacitación laboral, de actividades artísticas y de educación física complementados con matemáticas, lengua y otras materias de formación integral.

De todos modos, y más allá de los logros obtenidos en todas las especialidades, su gran fuerte es el área artística: Es la única escuela de educación especial que cuenta con un coro y elenco estable de teatro en el que también participan alumnos de colegios comunes.

Como si eso fuera poco, no se trata de una institución que pide ayuda para sostenerse sino que por el contrario genera recursos provenientes de su gestión artística para ayudar a quienes lo necesitan. Hasta ahora han apoyado solidariamente a otras escuelas, a Fundame, Uniones Vecinales, entre otros.

"Nuestra escuela es de formación laboral integrada porque también formamos a los alumnos como personas. Contamos con convenios con empresas privadas a las que luego ingresan como trabajadores capacitados", explica Graciela Vega, vicedirectora y maestra coordinadora de los talleres protegidos.

El gran logro se cumplió hace muy poco cuando visitaron la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires. Por un lado visitaron el Congreso y conocieron lugares claves, pero lo más importante fue la invitación para participar del Festival Artístico de Azul y una presentación en Avellaneda.

Así fue que debieron adaptarse a dos escenarios y situaciones distintas lo cual ya es un mérito importante.

Obras por la igualdad

El sueño empezó a tomar forma cuando una ex alumna se marchó a Azul y logró contactar a las instituciones de ambos puntos. Coincidió con un invitación de la diputada Graciela Caselles para visitar el Congreso y lograron el objetivo de llegar a actuar fuera de la provincia.

Además ellos cuentan con fondos provenientes de las entradas de sus puestas en escena en San Juan para los que son convocados en forma permanente.

Las clases de teatro comenzaron hace muchos años para que los chicos tuvieran un espacio de expresión, pero las cosas cambiaron y se profundizaron cuando las docentes del área, Graciela Vega, Victoria Uriburu y Susana Flores, percibieron que esta actividad era sumamente reconfortante para los chicos.

El elenco fue bautizado como "Lot lot", que en voz huarpe significa igualdad, lo que ya indica cuáles son los objetivos de alumnos y maestras.

"Muchos chicos llegaban de otras escuelas con mal comportamiento, eran muy difíciles de contener, pero en la escuela los estimulábamos para que participaran en el elenco de teatro y los resultados eran increíbles", dice Graciela.

Esto no fue todo ya que a la par invitaron a chicos de la Escuela Fonseca a sumarse porque allí eran todos jóvenes y necesitaban niños que aportaran frescura y cubrieran roles.

De hecho, los hermanos David, Ana y Rodrigo Cortéz, de esta última escuela son los autores de las obras que interpretan, entre ellas: Un gran sueño, Gira Luna, Identidad Nacional, El cumpleaños de mi tata y Los retoños del ombú.

Todo apunta a elevar su autoestima, a que se expresen y puedan comunicarse. "Si hay algo que nos proponemos es hacer las cosas bien porque no queremos dar lástima, no nos conformamos. Los chicos dan lo mejor de sí", asegura Victoria.

Además de las docentes, también hay un grupo de colaboradores en maquillaje, escenografía y vestuario que trabaja para que todo salga perfecto.

"Cuando decidimos que queríamos hacer esto a lo grande comenzamos alquilando el teatro Sarmiento, después el Teatro Municipal, y luego fuimos a muchos lugares. Pero, eso no fue todo, porque los ingresos que logramos nos permite sostenernos y ayudar a otras instituciones. No nos gustaba la idea de que la discapacidad se prestara siempre para pedir, o estirar la mano sólo para recibir. Queríamos demostrar que también se puede dar". relata Graciela.

Cuentan entre tantas anécdotas que en la presentación de una obra en el Teatro Sarmiento, una de las nenas de la Escuela de Comercio que también participaba cayó del escenario mientras patinaba, por lo que debieron suspender el espectáculo. Eso duró apenas algunos minutos porque al ser asistida comprobaron que estaba, afortunadamente, muy bien. El tema fue que los chicos pidieron continuar con la obra porque la gente había pagado para verlos.

"Tuvieron que cambiar algunos papeles, improvisaron, se comportaron como artistas", cuentan las docentes.

Canción con todo

El coro merece un párrafo aparte. Está integrado por unos 15 chicos con serios problemas de lenguaje, sin embargo, Victoria y Susana, la musicoterapeuta y profe de música respectivamente apostaron a que podrían superar esos obstáculos a través de la música.

"Al principio me impactó que ellos interpretaran algunas letras de cumbias y cuartetos, entonces dije si hacen esto por qué no pensar en que pueden asimilar otras con letras más positivas, más pensadas y que dejen un mensaje", explica Victoria.

Así empezó este desafío. "Hay que partir de la premisa que los chicos pueden, no hay que ponerles un techo, lo primero es animarse a decir las cosas a través del sonido. Tampoco nos propusimos ser exigentes y nunca dijimos que si alguien era desafinado no servía, al contrario todo empezó como un juego, desafiando todos los pronósticos. El objetivo no era entonar si no que transmitieran lo que sentían. Hemos obtenido muchos logros desde seis o siete canciones que se han aprendido de memoria en menos de dos años, cantan con el corazón al punto de emocionar a mucha gente con sus interpretaciones", dice la musicoterapeuta.

Eligieron temas que dejan una enseñanza como Cantaré, cantarás; Héroe; Somos el mundo; Que canten los niños y varias canciones de Alberto Plaza a quien los chicos y profes admiran por las letras de sus canciones.

"Los jóvenes empezaron a entender lo importante que es aprender buenas canciones, jugando entendieron la diferencia de quienes para cantar deben estudiar mucho y los que no. Han asimilado muchos valores", dice Susana.

Los objetivos allí son claros, tanto para sus directoras como para todo el equipo de trabajo de los talleres: capacitar a las personas explorando y explotando sus capacidades. Una meta nada sencilla en esta área, pero que se cumple a través de expresiones laborales y artísticas.