Distintos espacios de la Fiesta del Sol -como la imagen de las reinas y también la caracterización de los personajes del espectáculo final-, canales de televisión, algunos eventos sociales y últimamente muchos de los espectáculos que se han montado en el Teatro del Bicentenario, le dieron alas a Alejandro Damián (su verdadero apellido es Olivier) para destacarse como maquillador. Pero en los últimos años y de la mano de su esposo Rubén Girado, que también maquilla, no sólo brillan con sus trabajos entre rubores, sombras y lápices de labios, sino que han incursionado en otro mundo que vincula la estética y lo artístico como es la producción textil de prendas de lana fundamentalmente. 

Así la unión afectiva que ya lleva 26 años sumó un nuevo aspecto, el de la sociedad económica. Juntos hicieron crecer "Ama lo que haces", la marca que en pandemia se animó a estrenar Showroom. Rubén aporta sus tejidos al telar, y Alejandro su veta creativa de diseño además de sus trabajos en fieltro y nuno-fieltro. Estas tres técnicas son con las que producen indumentaria pero también bijouterie, carteras y sobres, entre otros accesorios. Entre los dos se ocupan de la moldería y el armado de cada prenda.

El emprendimiento de este dúo creativo si bien no tiene límites está bien definido por ellos. "La persona que se anime puede elegir en nuestra indumentaria, una prenda que haya sido realizada con una técnica ancestral como es el fieltro o el telar, pero con diseño contemporáneo. Buscamos que salga de la estructura cuadrada, y no tenemos miedo en desafiar técnicas, artesanías ni materiales. Porque nosotros nos sentimos artistas, en este caso textiles". 

Ellos no hacen prendas a pedido, no tienen diversidad de talles (hacen un talle único que se puede adaptar a distintas figuras). Tampoco tiñen las lanas, porque prefieren sus colores naturales. No se ciñen a las modas y se inspiran en los materiales con los que cuentan, que suele ser lana natural. Su emprendimiento se basa en generar sus propias tendencias a partir de las prendas que a ellos les gusta imaginar. No se animan a llamar colección a las 20 y hasta 30 prendas que realizan en cada cambio de estación. Pero sí, tienen seguidoras que buscan vestirse diferente al resto.

Del hobbie a la marca

Rubén que a medida que iba incursionando en el mundo del maquillaje, iba desencantándose de su primer oficio que es el de la enfermería. Su ámbito laboral estaba signado por las enfermedades terminales, los tratamientos de diálisis y la hemoterapia. En ese entorno, su cable a tierra era tejer. Por eso, ni bien se enteró de los cursos de telar que daban en la Casa Natal de Sarmiento se inscribió. Y su universo de entrelazar lanas, se amplió. Y con él, la variedad y calidad de sus tejidos.

"Cuando alguien veía una de las bufandas que Rubén tejía era inevitable que preguntara quién la hizo y si confeccionaba para terceros. Así empezamos. Con ese primer telar que se compró Rubén y mi aporte de diseño", cuenta Alejandro sobre el paso a paso que fue dando "Ama lo que haces". 

Con la desvinculación del enfermero a la clínica privada surgió la necesidad de encarar el tejido con mayor profesionalismo y decidir qué camino quería tomar en el proceso de crear indumentaria. Si iba a hacer telar artesanal o telar tradicional. Finalmente, la decisión se tornó por las convicciones de ambos: hacer prendas con una impronta contemporánea, mezclando materiales y texturas por medio de diseños únicos. 

"Al principio buscábamos quién nos ayudara a concretar lo que yo había dibujado en el paño de tejido que hacía mi marido. Hasta que un día decidimos que uno no sólo debe crecer linealmente sino hacia todas las direcciones. Entonces, hace 3 años, nos inscribimos en una escuela complementaria para estudiar moldería, corte y confección que era el aspecto fundamental que nos faltaba para poder cerrar el círculo y así hacer desde principio hasta el final cada producto", agrega Alejandro que está feliz con esta nueva veta profesional, la que complementa con sus estudios en el Centro Polivalente de Arte, de maquillaje artístico en el Teatro Colón, peluquería, entre otros cursos y talleres.

Sólo les falta cursar este año en la Escuela Infantería Argentina, proceso que ha quedado inconcluso por la cuarentena. De todos modos, eso no es impedimento para seguir creando, investigando, produciendo.

De algún modo se podría decir que quien recurra a esta pareja para ataviarse, puede vestirse de pies a cabeza. Es que no sólo se encasilla en las prendas tejidas sino que hacen todo tipo de accesorios desde collares, carteras y sobres con bordados e inclusive ya están armando un proyecto para la temporada primavera-verano de zuecos de madera con las tiras de la capellada tejidas a telar. También hacen prendas pintadas a mano.

Ninguno de sus productos se consigue en negocios ni boutiques de tercero. Ellos tienen -desde hace unas semanas- su propio Showroom en el comedor de su casa, en Urquiza 1411 sur, en Capital.

El dato

El rango de precios de las prendas oscila desde 3000 a 8000 pesos. Los accesorios, tienen precios menores.

Para enterarse de las novedades, se los puede seguir en redes sociales como Ama lo que haces (en Facebook) y @amaloque.haces en Instagram. Para contactarlos hay que llamar al 2644186136.

La gran experiencia
 

Las escarapelas en telares a pequeña escala y broches de alpaca que hizo Rubén para vender en la Casa Natal de Sarmiento fueron el primer paso para sumarse al desfile de modas que se hizo en este museo en el 2019 para conmemorar el Día de la Mujer. La propuesta que ellos aportaron al evento fue mostrar indumentaria que no estuviera ligada a la moda, sino a conceptos artísticos. 

 

Dos técnicas básicas

Además del telar, las prendas se basan en las técnicas de fieltro y nuno-fieltro. Según explica Alejandro, "el fieltro es una técnica anterior al tejido. La descubrieron las primeras tribus vikingas, cuando al acostarse sobre las pieles de los animales, sobre los cueros y pelajes, notaban rara la tela al tomar contacto con la grasa de la piel y la transpiración. Cambiaba su textura al manipularla o manosearla. Así surgieron las primeras telas, sin tejer. Después se comprobó esa transformación de la fibra animal con un medio que tenga lanolina y la fricción o amasado. A mí me parece una técnica maravillosa para trabajar con vellón de lana merino sobre una superficie de nylon, amasada con agua jabonosa tibia para convertir la fibra suelta en un paño compacto de pura lana. Y el nuno-fieltro, es la técnica de fieltro lograda en Medio Oriente para obtener algo más abrigado que la tela de seda. Entonces la mezclaban, sin tejer todavía, amasando lana con otro soporte textil con agua jabonosa. Yo lo trabajo con gasa de algodón orgánica, seda natural, encaje, con la telas que sea’. 

 

Fotos: colaboración Alejandro Damián y Rubén Girado
Modelos: Lucila y Oriana