Todo comienza como un juego que con el tiempo se transforma en ruina. No mide condiciones sociales ni etarias, pero al no ser tan visible como la adicción al alcohol o las drogas ilegales, ni el jugador ni su familia suele advertirlo hasta que se ha perdido todo. No reconoce que su irritación casi permanente, su inquietud por jugar, las mentiras constantes a su entorno, los préstamos superpuestos que aumentan cada vez más sus deudas, entre otros factores, son literalmente una adicción tan grave como cualquier otra porque sólo el juego ocupa su mente. No hay estadísticas que lo indiquen pero es visiblemente alarmante como cada vez hay más casinos, más "maquinitas", más opciones en otros tipos de apuestas, y ni hablar de los niños y adolescentes que con los juegos en línea, comienzan a apostar. Sin duda una puerta para ingresar al juego compulsivo. Tanto es así que no sólo el Gobierno de San Juan puso en marcha el programa "Juego Responsable", si no que tuvo que sumar la atención de esta patología en el Centro por la Vida, que depende del Ministerio de Salud Pública y coordina el doctor Andrés Manini. A estas opciones se agregan dos entidades privadas conformadas por adictos en abstinencia (desde hace muchos años) que ayudan a sus pares en forma permanente: Una es Jugadores Anónimos (JA), y la otra Fundación Sanjuanina de Ludopatía (Fu.sa.lu).

 

LUDOPATÍA

  • Se denomina así al juego compulsivo o patológico que incluye juegos de azar. La ruleta, las carreras de caballos, el bingo, la lotería, las máquinas tragamonedas, los naipes, los dados, ente otros. El ludópata es quien padece esta enfermedad.

 

Lo primero que se debe saber es que la lucha contra la ludopatía es tan difícil como cualquier otra adicción, ya que la legalidad o ilegalidad no es lo que determina la gravedad de estas patologías. "Lo que pasa que la para la sociedad una persona que consume cocaína es visto un adicto y el ludópata es visto como alguien que le gusta el juego solamente, salvo que lo vea tirado en la calle porque perdió todo. Nadie lo ve como un problema ni siquiera la propia familia hasta que todo está derrumbado. Lo primero que necesitamos es consciencia de esto", indica Manini del Centro por la Vida.

A esta entidad asisten principalmente personas -en general hombres-, de mediana edad muy deterioradas por el juego, excepcionalmente han llegado hasta allí veinteañeros y adultos mayores de más de 70 años. Suponen que la baja concurrencia de mujeres obedece a ciertos pudores o vergüenza social.

Una de las grandes preocupaciones de los profesionales a cargo es que en general quienes llegan a pedir ayuda han tocado fondo, ya no tienen bienes materiales ni vínculos familiares.

Hay también casos en los que su carácter está deteriorado porque ya han pasado por la instancia en la que su familia solicitó a la Justicia que lo declare incapaz de manejar dinero. Lógicamente agotada de tantas situaciones extremas. 

La irritabilidad, las deudas, las mentiras no sólo desgastan al jugador si no también a quienes lo rodean. Por ese motivo es que pedir auxilio a tiempo se convierte en una manera de prevenir desastres mayores.

La ayuda puede ser personal, grupal o mixta, de acuerdo con las necesidades personales de cada jugador compulsivo. Siempre se encuentra una forma de salir.

La psicóloga Mabel Flores, de Centro Por la Vida, está convencida que el funcionamiento grupal para las adicciones es muy enriquecedor. "Se encuentra con pares, con otro que le pasa lo mismo que a él, que sufre y le cuesta como a él, que lo puede entender porque estuvo en sus zapatos. Claro que hay que tener en cuenta de que tipo de grupo se trata. No es lo mismo uno de autoayuda que uno terapéutico, o de modalidad grupal con instancias individuales. Cada uno debe encontrar el que le sea más útil. Nosotros intentamos encontrar el más apropiado para cada persona".

– Límites versus idealizaciones

A simple vista se podría pensar que lo más sencillo sería hacer prevención y no llegar a límites insospechados, pero es lo más difícil en este contexto social. Manini explica que "lo que denominamos prevención primordial en este caso es evitar el acceso "a", pero si tengo casinos al lado de supermercados, frente a cajeros automáticos, abriendo a las 10 de la mañana, es un chiste", indica el coordinador del Centro por la Vida.

Entre los factores que llevan a jugar está la ilusión de ganar, a menos en la fase inicial. "En ellos hay una idealización de salvarse con el juego al punto que muchos buscan la misma maquinita con la que alguna vez ganaron y pueden pasar horas sin pararse. De hecho en el mundo uno de los mayores gastos de los casinos es el cambio de alfombras porque la gente se orina encima para no perder el lugar. Hay pacientes que han llegado a usar pañales para no tener la necesidad de salir de esa máquina para ir al baño", indica Manini.

De todas formas el factor económico no es determinante. "Si bien no hay investigaciones al respecto, la experiencia indica que no está vinculado solo a la ganancia que pueden tener, si no que el problema es más grave y profundo", indica Flores.

– Autoexclusión, solo una herramienta

La autoexclusión es un sistema vigente en el marco de Juego Responsable que lleva adelante la Caja de Acción Social desde el 17 de Junio de 2013 cuando se firmó el convenio respectivo. Consiste en que una persona adicta al juego pueda solicitar voluntariamente que se le impida el ingreso a casinos o casas de juego. 

A la par, al momento de la solicitud se le sugiere por parte de las autoridades iniciar un tratamiento con los profesionales de Centro por la vida, que puede ser individual, grupal o mixto, según las características y necesidades del paciente.

Lamentablemente no hay estadísticas a la fecha de la cantidad de personas que ha solicitado la autoexclusión.

Victoria Yañez del área de Juego Responsable indicó que "se puede pedir por un período de dos años, es voluntario y personal. El solicitante debe venir acompañado de otra persona que oficia de testigo, ambos con su DNI, y fotos de cara y cuerpo completo de quien solicita la autoexclusión porque son enviadas al sistema para no permitir el acceso a los casinos. Este trámite se puede hacer de lunes a viernes de 8 a 12 horas. Recién a partir de los 6 meses puede revocar el pedido con certificado de médico psiquiatra o psicólogo que lo argumente y avale. A la par nosotros lo invitamos a que concurra a Centro por la Vida, o a una de las entidades como Fu.sa.lu o Jugadores Anónimos".

 

 

  • Niños y adolescentes en riesgo

 

Fu.Sa.Lu fue creada hace cinco años y cuenta con un Consejo de Administración presidido por el licenciado en Psicología José Nelio Icazati, secundado por Daniel Paz (ambos fundadores), Natalia Teyo y Daniel Zapata, médico Psiquíatra. Desde allí se brindan posibilidades de atención, información, asistencia individual y grupal para reinsertarse a nivel social y laboral. Si bien esta tarea es más que importante, preocupados por la baja en la edad que los chicos se inician en el juego (12 años según la Organización Mundial de la Salud), decidieron tomar cartas en el asunto. Así comenzaron a llegar a las escuelas que lo solicitan con charlas de prevención.

En general los chicos que caen en el juego compulsivo -sin límites-, son aquellos que se aburren fácilmente y pertenecen a una familia que presenta una dinámica disfuncional no tratada. Estos niños también pueden presentar falta de habilidades sociales y de asertividad, impulsividad y mal rendimiento escolar.

"Empezaron a llegar padres preocupados por el comportamiento de sus hijos en la escuela y una serie de cosas por las cuales los enviaban al psicólogo. Allí, los profesionales detectaron que todo pasaba por el excesivo uso de aparatos tecnológicos", indica Daniel Paz.

Así nació la inquietud de trabajar en este sector de la población que cada vez cuenta con más facilidades para el consumo, en este caso de juegos.

José Icazati, presidente de Fu.Sa.Lu, señala que "el problema es cuando aumenta considerablemente la frecuencia o la intensidad frente al juego, es el límite entre éste y lo patológico. Esos son síntomas que hay una adicción. En el mundo en que vivimos hay siempre una distracción para evadir conflictos o carencias emocionales que llevan a este tipo de adicción. Los últimos estudios de ludopatía infantil indican que el 80 por ciento de los infantes sufre del uso y del mal uso del juego tecnológico en diversa intensidad. No hay que confundir el simple gusto de jugar con la ludopatía. Si el niño se adapta y asume sus responsabilidades en el hogar y en el ámbito académico no es un problema de ludopatía. Pero si el niño engaña, cambia de humor, cambia el sueño, no cumple, hay una compulsión por jugar".

Por el momento los profesionales de esta entidad no cuentan con psicólogos infantiles por lo que se limitan a dar charlas en escuelas y derivar casos a profesionales que no están en la Fundación en caso de necesidad.

  • Por ellos

Es una realidad que los chicos tienen cada vez más opciones para jugar, incluso por plata. "Es cierto que en la actualidad un niño tiene más acceso a todo, al consumo en general. Esto, sin duda va a provocar a que sea un adulto diferente. Todo depende como los mayores pongan los límites a las acciones de sus hijos. A la fecha no hay una investigación que indique que hay una línea directa entre los jueguitos y la ludopatía. Sí se sabe que estamos frente a una generación más consumista que la actual", indica Mabel Flores, licenciada en Psicología del Centro por la Vida.

En cambio se conoce que hay características de la personalidad que pueden potenciarse o no según las realidades de cada personas. "No es lo mismo tener a alguien con dificultad para el control del temperamento en una realidad de adultos sanos que lo puedan contener y ayudar a otro con un entorno que no tiene acompañamiento y control. Un niño con límites y otro sin ellos", agrega.