El doctor Iermoli, el 31 de octubre de 2012 recibió el mismo reconocimiento que alguna vez le tocó a René Favaloro, "Médico del Año". Se define a sí mismo como un "producto de la educación pública", estudió en la Universidad Nacional de Cuyo, en donde se recibió con medalla de oro. Hoy, a sus 62 años, vive en Buenos Aires.Se fue en 1976, para especializarse en Medicina Interna primero, y allá se quedó para trabajar, seguir estudiando y capacitándose y formar una familia.
Actualmente, es Director Asociado de Docencia e Investigación del Hospital de "Clínicas José de San Martín" y tiene a su cargo la 4º Cátedra de Medicina Interna. El profesor, la describe: "Es una cátedra que sale de lo tradicional. Yo siempre me manejé con utopías, entendiéndolas en el buen sentido de la palabra. Siempre tratando de no ver los límites". La particularidad que tiene su cátedra es que tiene un perfil bio-psico-socio-cultural. Está dividida en tres secciones: "Arte, cultura y salud", "Polifenoles, vino y salud" y "Deporte y salud".
De esas tres, la segunda es una sección única en todas las cátedras de Medicina del país. Allí se trabaja con un amplio grupo de entidades especialistas. El Instituto Nacional de Vitivinicultura, el INTA (de Castelar), la Federación Argentina de Cardiología y la OIV (Oficina Internacional de la Viña y el Vino), son algunas de ellas.
En este sentido, el hospital en donde el Dr. Iermoli trabaja, ofrece charlas abiertas y gratuitas para hablar sobre las bondades del vino. El profesor, mendocino de cepa, es por supuesto uno de los disertantes de las jornadas en cardiología y explica en breve algo que nos interesa, por estar en la tierra del sol y el buen vino.
EL VINO EN LA SALUD
Una historia para disfrutar
El vino en la salud ha tenido protagonismo desde tiempos remotos. Podríamos situar la aparición de esta bebida, por fermentación natural, aproximadamente 7000 años antes de Cristo, en las proximidades de la región que hoy ocupan Georgia, Irán, extendiéndose hasta las proximidades de China.
El uso del vino como medicina aparece en la primera Farmacopea de la historia, la Sumaria, en la Mesopotamia (Nippur), en una tablilla de arcilla escrita con caracteres cuneiforme, 2100 años antes de Cristo (A.C.).
Hipócrates (460-370 A.C) utilizó el vino como diurético, antiséptico, sedante, y disolvente tal como se describe en su texto médico "Régimen".
En el Evangelio del Buen Samaritano podemos leer, "Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y VINO, después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo"… Lucas 10, 29,34.
Durante siglos la relación entre esta bebida y la salud continuó, y los médicos de diferentes épocas históricas seguían recomendándolo como un remedio, pero todo esto se basaba en observaciones empíricas, en el método de prueba y error, y en seguir lo que para lo mayoría de los pacientes resultaba provechoso.
Si hacemos un salto en la historia, fue Claude Bernard (1813-1878) quien introdujo la medicina experimental en la fisiología y surgió, de esta manera, la metodología en la investigación. En el caso particular del vino este fue el puntapié inicial de las miles de investigaciones que desde ese momento se hicieron sobre sus propiedades saludables. El mismo Bernard contribuyó investigando los efectos del alcohol puro en la digestión.
La protección cardiovascular
Ya en nuestros días, en 1992, aparece otra investigación, casi un nuevo paradigma, que contribuyó enormemente a posicionar al vino como una bebida saludable: la llamada "paradoja francesa". En ese año el investigador Serge Renaud publicó un estudio que analizaba la tasa de mortalidad de los franceses por enfermedades coronarias (comparable con la de otros países con una alimentación más equilibrada), a pesar de que su dieta es rica -y famosa- por el consumo de grasas saturadas ( manteca, quesos, etcétera). ¿Qué los protegía? El consumo moderado y responsable de vino.
A partir de ese momento y hasta nuestros días lo más destacable de los antecedentes del vino y la salud es que se ha demostrado, con rigor científico, que el vino reduce hasta en un 50% los eventos cardiovasculares.
¿Cuál es el componente del vino responsable de esta protección?
El vino contiene, aproximadamente, 1000 sustancias. De ellas las más importantes para la salud, demostrado científicamente, son los polifenoles.
Son de origen vegetal, se encuentran en numerosas frutas, verduras. Uno de los polifenoles más estudiados es el resveratrol. Se encuentra en la uva (hollejo especialmente), moras, maníes, ruibarbo, frutas rojas, etc.
¿De dónde vienen los polifenoles?
El vino tinto es una de las fuentes, de la dieta humana, más ricas en polifenoles. Protegen al organismo del daño producido por agentes oxidantes como radiaciones ultravioletas, polución ambiental, sustancias químicas presentes en los alimentos, etc. Los agentes oxidantes, por excelencia, son los radicales libres. Los radicales libres son unas moléculas que derivan del oxígeno, en constante formación en nuestro organismo y en pequeñas cantidades no tienen efectos tóxicos. Hablando de una situación de normalidad, los radicales libres se producen de manera constante en una determinada concentración y son neutralizados por las defensas antioxidantes, que pueden provenir tanto del propio cuerpo como ser incorporadas por los alimentos. Si se produce un desequilibrio en esta relación, ya sea porque aumenta la producción de radicales libres o porque bajan las defensas antioxidantes, se produce el llamado "estrés oxidativo" asociado con la aparición de enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares, entre otros.
¿Qué función cumplen en el organismo?
Es por ello que los polifenoles desempeñan un papel esencial en la protección frente a los fenómenos de este "daño o estrés oxidativo" y tienen efectos de prevención y terapéuticos en un elevado número de patologías, incluyendo la arteriosclerosis en general y la enfermedad coronaria en particular, esto a nivel cardiovascular. Pero también retardan la absorción de azúcares, previenen el desarrollo de tumores y hasta tienen un efecto anti-envejecimiento. Podríamos resumir que, entre otras bondades, el consumo moderado y responsable de vino, sobre todo el tinto que tiene mayor concentración de resveratrol, produce: aumento del colesterol bueno (HDL-C), evita la oxidación del colesterol malo (LDL-C) evitando, de esta manera, su acción deletérea sobre las arterias (endotelio) al protegerlas contra la formación de placas arteroscleróticas, evita que las plaquetas, que intervienen el la coagulación, se agreguen y formen coágulos, aumentan la disponibilidad del óxido nítrico, que es la sustancia vasodilatadora y protectora por excelencia de la pared arterial.

