Vacaciones y comunicación


El mundo de los adolescentes está centrado en su grupo de amigos, y con ellos encuentran satisfechas todas sus necesidades de comunicación. Consideran que sus amigos son los únicos capaces de entenderlos, y es con ellos con quienes comparten formas de ver la vida, inquietudes y diversión.

Para los adolescentes, sus padres suelen ser personas que ponen límites a su vida y que les reprenden determinadas conductas o modos. Este es el motivo principal del distanciamiento entre adolescentes y padres en esta edad.

En las vacaciones se presentan buenos momentos para compartir con los hijos, son oportunidades que bien aprovechadas van a dar lugar a un acercamiento con ellos. Se pueden compartir actividades y momentos de ocio, y de forma espontánea puede ir surgiendo la conversación y la comunicación.

Tanto los hijos como los padres, disponen de mucho más tiempo libre en vacaciones, no están sujetos a horarios ni tienen obligaciones que cumplir fuera de casa. El ambiente familiar es más distendido y relajado. Esto beneficia tanto al adolescente, que deja de estar a la defensiva y se integra más en el ámbito familiar, como a los padres, que deben estar dispuestos para dedicarles tiempo a sus hijos. Así llegarán a conocerlos más y a establecer unos hábitos de comunicación y confianza que deben mantener tras las vacaciones.

Viajar con adolescentes


Ir de viaje con un hijo adolescente conlleva algunas complicaciones. No hay que olvidar que los adolescentes sufren continuos cambios de humor, son discutidores o excesivamente callados, no desean divertirse con los padres y extrañan a sus amigos. Es decir, hay una serie de factores que alejan de las expectativas de disfrute y descanso que se espera de las vacaciones.

Para que un hijo no se sienta obligado y disfrute del viaje familiar, hay que hacerle comprender que él dispone de mucho tiempo vacacional (casi tres meses en verano, más fechas concretas en el año, como semana santa, semana de invierno, y que sólo una pequeña parte de ese tiempo (entre 2 semanas a un mes) va a estar exclusivamente con su familia.

También debe comprender el atractivo de conocer lugares nuevos y de ver las costumbres de otras gentes, sus comidas y sus paisajes y pensar en el viaje como una experiencia interesante que podrá contar a sus amigos.

Es importante hacer que se ilusione con el viaje, dejándolo participar en la programación del mismo, escuchando y aceptando algunas sugerencias suyas y dándole encargos como, por ejemplo, buscar información sobre el lugar que se va a visitar, rutas del camino o trayectos alternativos en la zona, lugares emblemáticos, etcétera.

Los padres, por su parte, deben procurar que el viaje conste de una parte que interese a su hijo como puede ser la visita a un parque temático o a un campo de fútbol o hacer excursiones en bicicleta o a caballo.

Los deportes de aventuras suelen ser muy atractivos en estas edades, aprender a navegar en catamaranes o veleros si se está en el mar, o en kayak o piraguas si se eligió zona de ríos, son alternativas que suelen gustar.

Se trata de que todos disfruten y que sea una experiencia agradable para todos.

Paseo con alicientes


Muchos adolescentes caen en el aburrimiento cuando llegan las vacaciones. El tiempo de ocio lo convierten en no hacer absolutamente nada y pura pasividad. El uso del celular y la computadora copan todas las horas de descanso, no conociendo nada de lo que los rodea en su viaje, ni mostrando intereses por nada que se les propone.

Ante tal situación la opción de los padres deben es ser activos con ellos y encargarles que se acerquen a las oficinas de información y turismo de la zona donde vacacionan para recopilar datos sobre lugares de interés, desde restaurantes, boliches, playas con actividades deportivas, museos, cines, ferias, teatros, etcétera.

Cuando regresen con la información se le plantea ir cada día de la semana a hacer algo distinto en diferentes horarios, quizás nunca hayan montado en quad o hayan conducido unos karts.

Otra noche se les puede proponer acudir a cenar toda la familia vestidos de blanco y después ir a bailar a un boliche todos juntos, ver bailar a sus padres es algo que a lo mejor jamás han visto y menos aun en un boliche, y siempre lo recordarán como anecdótico.

Otro día se puede proponer ir de shopping, es algo que siempre suele gustarles a todos los adolescentes, porque saben que pueden ser sorprendidos por algún +regalito+, o ver juntos la última película en algún cine que ellos propongan.

Las zonas turísticas siempre suelen tener ferias; saber el día es importante para pasear por ellas y conocer la artesanía del lugar con el fin de comprar algún detalle para sus amigos como recuerdo del lugar visitado.

Vacaciones con hijos de ambos matrimonios


Este es un tema delicado, ya que si los adolescentes no se tratan mucho entre ellos regularmente, los roces pueden originar más de un conflicto y la convivencia en casa se puede complicar. Si este es el plan lo conveniente es estructurar el paseo con tiempo, con idea que los jóvenes se conozcan con anterioridad y vayan tomando confianza.

Se puede optar entonces por reunirlos en un asado de manera informal y proponerles la idea para que la debatan y elijan destinos o lugares donde les gustaría ir, e ir filtrando con sutileza el destino final.

Ambos padres deben de estar muy coordinados entre sí, teniendo en cuenta que deberán ceder en muchas cosas por el bienestar de esa unión y favoreciendo los intereses en común que unen a los adolescentes.