La gurú japonesa del orden, Marie Kondo, no solo cambió la forma en que organizamos nuestros hogares, sino también cómo entendemos el bienestar y la armonía cotidiana. En su rutina matinal, hay un gesto simple pero significativo que ocupa un lugar especial: encender un incienso después de ventilar los ambientes. Según cuenta, este hábito purifica el aire, relaja la mente y prepara el cuerpo para comenzar el día en equilibrio.

Apenas se levanta, Marie Kondo abre las ventanas para renovar el aire y dejar que circule la energía. En la cultura japonesa, este gesto simboliza eliminar lo viejo para dar espacio a lo nuevo. Después de desayunar una sopa de miso —otro clásico de sus mañanas—, enciende un incienso.

“Por la mañana, después de ventilar, siempre enciendo un incienso. Purifica el ambiente y me relaja”, explica la experta.

Este pequeño ritual combina el respeto por la tradición japonesa con una intención práctica: crear un entorno limpio, sereno y enfocado. Además, marca el inicio del día y ayuda a poner la mente en modo activo, con claridad y propósito.

En Japón, esta práctica tiene raíces profundas. Se la conoce como kōdō, el “camino del incienso”, una de las tres artes tradicionales junto al ikebana (arreglo floral) y la ceremonia del té. En todas ellas, la atención plena y la calma interior son esenciales.

Para Marie Kondo, el incienso no es solo un perfume agradable: es una herramienta emocional y espiritual. Los aromas actúan sobre zonas del cerebro vinculadas a la memoria y las emociones, por lo que influyen directamente en el estado de ánimo.

Algunos de sus preferidos son el sándalo, el yuzu (cítrico japonés) y el ciprés, por su capacidad de despejar la mente y aportar claridad. En cambio, la lavanda o el jazmín son ideales para momentos de relajación o descanso.

Marie Kondo sostiene que el orden de los espacios refleja el orden interno. Encender un incienso con intención es una manera de hacer una pausa, respirar y reconectarse con el presente.

El incienso está considerada una planta talismán.

“El humo que se eleva lentamente simboliza la ligereza y la liberación de pensamientos innecesarios”, explica. Para ella, estas prácticas sensoriales pueden traer equilibrio incluso en días de estrés o saturación mental, igual que ordenar un cajón o doblar la ropa con atención plena.

Cómo elegir y usar el incienso

Cada aroma tiene una función distinta. Según la tradición japonesa:

  • Cítricos (yuzu, mandarina, pomelo): despiertan la mente y aportan energía.
  • Amaderados (sándalo, hinoki): purifican y conectan con la naturaleza.
  • Florales (rosa, jazmín): promueven la calma y la introspección.
  • Herbales (romero, menta): estimulan la concentración y limpian el ambiente.

Marie aconseja encenderlo siempre después de ventilar, nunca antes, y hacerlo en silencio, respirando profundamente mientras el aroma transforma el espacio.

Para la creadora del método KonMari, el acto de encender un incienso también está ligado a la gratitud. Mientras el humo se eleva, ella agradece por el nuevo día, por la salud de su familia y por la oportunidad de empezar de nuevo. Ese instante, dice, es un anclaje emocional que renueva la energía y fortalece el propósito diario.

Además, el incienso cumple una función práctica: purifica el aire y neutraliza olores, dejando el ambiente más fresco y agradable.

Cómo incorporar este hábito a tu mañana

No hace falta replicar toda la rutina de Marie Kondo. Lo importante es crear un pequeño momento consciente al comenzar el día. Podés hacerlo así:

  1. Abrí las ventanas unos minutos para renovar el aire.
  2. Colocá el incienso en un soporte estable y seguro.
  3. Encendelo mientras respirás profundo.
  4. Pensá en algo por lo que estés agradecido o en la intención del día.

Podés acompañar el momento con una planta, una vela o algún objeto que te transmita paz. Como dice la propia Marie Kondo: “Cuando cuidamos de nuestro entorno, también cuidamos de nosotros mismos.”