Enemigo público. Las organizaciones sociales y partidos de izquierda endurecieron las protestas en las últimas semanas con consignas en contra del FMI, a quien culpan del hambre en Argentina.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene que tomar una decisión difícil sobre Argentina: desbloquear más de 5.000 millones de dólares como parte del préstamo que otorgó al país, mientras el gobierno se esfuerza por evitar el incumplimiento, o retener el dinero y correr el riesgo de provocar más pánico en el mercado. En esta encrucijada, el organismo de crédito internacional evalúa un atajo. Analiza atar el desembolso de U$D 5.400 millones a un acuerdo político entre el presidente Mauricio Macri y Alberto Fernández, ganador de las PASO y casi seguro ganador en primera vuelta en las elecciones generales del 27 de octubre.

La hipótesis que se diseña en Washington establece que el board del FMI, bajo control efectivo del presidente de los EEUU, Donald Trump, sólo desembolsará los millones previstos en el Standby si Macri y Fernández cierran un acuerdo político que permita bosquejar cómo sería la economía argentina hasta el próximo 10 de diciembre.

El FMI considera que Fernández derrotará a Macri, y si Argentina necesita los desembolsos para evitar una crisis en los mercados o en las reservas, la única posibilidad sería un pacto político entre el presidente en funciones y su sucesor que permita ofrecer hacia adelante cierta previsibilidad económica y financiera. Por eso, para los directores y técnicos del Fondo un eventual acuerdo político entre Macri y Fernández debería sellarse después de los comicios del 27 de octubre, y ese pacto tendría que establecer una hoja de ruta con medidas económicas y financieras ejecutadas por la administración Cambiemos en favor de la futura presidencia del Frente de Todos.

El Gobierno dice que "no hay una necesidad inmediata de recibir los fondos del FMI".

Si no hay acuerdo, aseguran en Washington, será difícil que haya desembolso del FMI. Aunque Macri llame a Trump a la Casa Blanca. Los asesores del presidente estadounidense vinculados a la región también miran con atención al candidato del kirchnerismo. Y, aunque no estaban preparados para el regreso del populismo, ya creen que hay un cambio de época.

El FMI, que acordó una línea de crédito por 57.000 millones de dólares con Argentina el año pasado, debe decidir si libera el último tramo de esos fondos. El desembolso originalmente estaba programado para mediados de este mes. Pero eso se ha convertido en un caos después de que la dura derrota que sufrió el presidente promercado Mauricio Macri en las PASO del 11 de agosto provocó un colapso en el peso y obligó al Gobierno a imponer controles de capital para detener su caída.

"El FMI no gira más fondos hasta luego de la presidencial", opinó Gabriel Monzón, jefe de la consultora local Grupo Latina. "Este será un golpe inesperado para la economía".

El jueves, un portavoz del organismo dijo que el FMI no tomaría una decisión hasta las reuniones de Washington con el flamante ministro de Hacienda y Finanzas de Argentina, Hernán Lacunza.

Desde la derrota en las primarias, Macri ha desviado los objetivos fiscales acordados con el FMI al aumentar los pagos de asistencia social y reducir los impuestos sobre la renta y los alimentos. Ha evitado el incumplimiento (default), por ahora, al extender los vencimientos de alrededor de 100.000 millones de dólares de deuda.

El FMI y los incumplimientos de deuda son un tema delicado en un país donde muchos culpan a las políticas de austeridad de la entidad de preparar el escenario para la crisis financiera y de incumplimiento de bonos masiva del 2001, que arrojó a millones de argentinos a la pobreza.

El tramo de fondos -que llegarían tras desembolsos totales por 44.000 millones de dólares- está vinculado, en parte, a la evaluación del Fondo de la economía del país en el período de abril a junio, en el que el Gobierno de Macri puede argumentar que sus objetivos fueron cumplidos.

Sin embargo, muchas cosas cambiaron desde entonces. La inflación se disparó al 4% en agosto cuando el peso perdió una cuarta parte de su valor frente al dólar. Los precios de los bonos alcanzaron mínimos históricos, antes de recuperarse ligeramente después del cepo parcial al dólar.

Las expectativas de inflación para este año han aumentado al 55%, y la economía se contraerá un 2,5% en 2019, según economistas encuestados por el Banco Central.

Gustavo Neffa, analista económico de Research for Traders en Buenos Aires, también dijo que creía que la liberación del crédito se retrasaría hasta después de las elecciones y que el acuerdo podría modificarse.