Fue el segundo round de estilo. Únicas, sofisticadas y femeninas, la reina consorte -Letizia Ortiz- y la primera dama –Juliana Awada– se llevaron todas las miradas con sus majestuosos trajes de alta costura. Como es tradición, Don Felipe y doña Letizia oficiaron de anfitriones y recibieron a sus invitados con todo el ceremonial en el fastuoso Salón del Trono en el Palacio Real de Madrid. 

La primera dama argentina deslumbró con una pieza con el sello inconfundible del diseñador argentino Gabriel Lage confeccionado íntegramente a mano, mientras que la reina consorte apostó por una propuesta de su país en total black.

La esposa del Rey apostó por un vestido entallado en terciopelo negro de mangas largas, sin escote. Awada por un traje en rosa visón (similar al conjunto de Ménage a Trois que llevó para el almuerzo) bordado con piedras Swarovski y cristales, un giro sorpresivo de estilo, ya que la primera dama nunca lleva brillos. 

Un gesto que marcó la relevancia de esta cita vino marcado por la tiara en brillantes y platino de Lis -emblema heráldico de los Borbones-, parte de la colección de joyas de la Familia Real española que la reina Sofía reservaba para las grandes solemnidades.

La esposa del Presidente completó su outfit de gala con pendientes de brillantes y un clutch perlado de su guardarropas. Como en el primer encuentro, coincidieron una vez más con peinado, y optaron por un recogido formal estilo moño.

Juliana Awada opacó a la reina consorte con sus dos modelos realizados por creadores argentinos. Brindó una clase magistral de estilo con guiños fashionistas como la solapa de piel y sus zapatos Valentino en su primer atuendo. En su segundo desafio le quito protagonismo a Letizia con su pieza de autor bordada, ganando la pelea entre dos íconos glam.