Cerca de las 14.30 de este sábado, murió en el hospital Cullén de Santa Fe la maratonista Marlene Gieco, que tenía 38 años y estaba internada en terapia intensiva.

El 22 de abril, Marlene había participado de una carrera extrema de aventura en Monte Vera, pero nunca llegó a la meta. La encontraron cuatro horas después, inconsciente.

Había sido hallada en posición fetal y con convulsiones fuera de los senderos marcados para la competencia, tras una búsqueda por 10 kilómetros de frondoso monte nativo.

Su familia había denunciado que al terminar la carrera, en vez de buscarla de inmediato, los organizadores entregaron los premios. Y que recién la encontraron a las cinco de la tarde.

Entonces Marlene fue trasladada al hospital Manuel Rodríguez de Recreo, donde se informó que estaba descompensada por hipotermia.

La derivaron al hospital Cullen, y allí el diagnóstico fue "falla multiorgánica". Es decir, además del cuadro de deshidratación podía ser que tuviera algún músculo dañado o que incluso la hubiera mordido una víbora. Esa noche sufrió un paro cardiorrespiratorio.

¿Qué pasó para que ella, una corredora de experiencia, no llegase a la meta en una recorrido de apenas 10 kilómetros?

Se habló de deshidratación, debido al desgaste físico en medio de altas temperaturas; también se dijo que algo la desorientó, varios competidores la notaron diferente a media carrera; y hasta que pudo haberla picado una serpiente.

Uno de los médicos que recibió a Marlene notó una marca en uno de sus muslos, compatible con una mordedura. La duda que quedó fue si ocurrió antes o después de su desvanecimiento.

La maratonista había sufrido una insuficiencia renal que se produjo a causa de una rabdomiolisis, una necrosis del tejido muscular que ocasiona la liberación de los contenidos de las fibras musculares en la sangre.