Muchos vecinos de Mar del Plata acompañaron a los familiares de los submarinistas del San Juan. Ayer oraron en la puerta de la Base Naval porque no pudieron ingresar como días anteriores.

 

Al menos un centenar de personas volvió ayer, por tercer día consecutivo, a rezar y pedir por los submarinistas desaparecidos y sus familias en la base naval de Mar del Plata. A diferencia de las ocasiones anteriores, los vecinos no pudieron ingresar al predio naval, de modo que rezaron el rosario e hicieron sus plegarias junto al portón de ingreso y de rodillas frente a los carteles de apoyo colgados en el cerco perimetral.

“Es desgarrador ver a alguien que sufre, y no tiene ningún sentido tratar de consolarlo con la razón. Lo que sí podés hacer es darle un abrazo, y la oración es eso: llevar aliento y alivio desde otro lugar”, dijo Ricardo Ibáñez, uno de los organizadores.

Después de confirmarse el reporte de una explosión en la zona en la que el submarino emitió su última comunicación, el grupo de oración centró sus plegarias en las familias de los marinos.

“Lo negativo ya pasó, pero lo positivo es que hay mucha gente que tiene fe, que no son estatuas, que no son fríos y que tenemos un corazón que se conmueve ante el dolor ajeno”, afirmó. A lo largo de la semana se promovieron numerosas muestras de afecto de usuarios de redes sociales en distintos países, entre las que Ibáñez destacó un batallón de la Armada de Colombia, que se tomó una fotografía arrodillado en una capilla rezando por los submarinistas. Entre los presentes en el rezo estuvo también José Carrizo, suboficial mayor submarinista retirado, quien dijo conocer a muchos de los tripulantes del sumergible extraviado. Catamarqueño y con 50 años de experiencia en la marina, aseguró: “Todos los miércoles nos juntábamos a comer y a charlar con varios de los chicos del San Juan. No me queda más que rezar por ellos, por su alma”, se lamentó el marino. Lejos de ese grupo, vecinos de la ciudad también se acercaron a brindar su apoyo.