Señor director:
Los desastres macroeconómicos en la Argentina parecen casi eternos. Desde hace décadas, la mayoría de los ciudadanos están condenados a magros salarios, jubilaciones vergonzosas y una calidad de vida resquebrajada. Todo por la implementación de políticas económicas populistas y corruptas. Todo eso y mucho más hace que nos embargue la tristeza al saber que los senadores nacionales se aumentaron el sueldo en casi 10 millones de pesos. Yo trabajo, tengo título universitario y apenas cobro un sueldo aproximado de 540 mil pesos. Esa comparación quizás no sea equilibrada si observamos el grado de responsabilidades. Sin embargo, vemos en el Congreso Nacional, personas que a simple vista no están capacitadas para desempeñar un servicio a la Nación, por diversas razones. Pero lo más lamentable es que no tienen la más mínima sensibilidad por la miseria en que vive el pueblo. Nos queda solo elevar oraciones al Altísimo para que nos salve de la corrupción política y pedir que “Dios y la Patria se lo demanden”.
Magdalena Sosa Arrieta
DNI 12.708.359
