Muchos sanjuaninos no se rinden ante la adversidad y abrazan el trabajo para vencer la crisis económica. Calles y veredas son los escenarios de las ventas. Lo que más prendió los fines de semana son las empanadas y pollos a las brasas.

"Ya vas a ver cuánto vale una empanada en la plaza". Ese dicho era común escucharlo en generaciones pasadas cuando los adultos hablaban con los más chicos para enseñarles lo que costaba ganarse unos pesos para llevar el pan a la mesa del hogar. Por lo que también era imprescindible "cuidar la moneda" y no despilfarrar en gastos superfluos. Esto sin llegar a ser avaros. La enseñanza estaba basada en que esas generaciones, que en muchos casos, llegaban desde Europa, sufrieron las cruentas guerras mundiales y como desencadenante, hambre por las crisis económicas que impedían comprar alimentos como todo tipo de bienes que solo se consiguen en una sociedad que vive en paz y se desarrolla.

Fueron experiencias de hombres y mujeres que eran niños en las primeras cuatro décadas del Siglo XX en San Juan y que sufrieron también los embates del cruel terremoto de 1944. Algunos de ellos solían comentar que era común ver a los vendedores ambulantes ofreciendo distintos productos en la calle. Se trasladaban en bicicleta ofreciendo servicios de afilador o mercerías ambulantes en la bici vendiendo hilos, agujas, botones, entre tantos otros productos. También estaban los que usaban la carretela vendiendo leña o fardos de pasto para los animales de la casa como chivitos, conejos y equinos. Otros, el pan y semitas caseras que eran llevados en cajas tapados por un mantel para mantener el calor. Pero el de mayor éxito lo tenían quienes vendían empanadas. Muchos caminaban con un carrito cuyo aroma despedía esos tentadores aromas de recién salidas del horno.


Luego de siete décadas, más precisamente desde hace un par de años, a modo de "Déjà vu'' o "deja vu'', cuyo término en francés significa "ya visto'', se ven en las calles y esquinas de barrios en el Gran San Juan, vendedores de empanadas como algo novedoso o más bien como si la historia se repitiera de manera cíclica. También se sumaron los parripollos, que nacieron con la crisis del año 2001, cuando se vendía a 5 pesos el pollo a las brasas. Ambos rubros surgieron para llevar el pan a la mesa de los hogares sanjuaninos más castigados por las distintas crisis. Pero también de éstos surgieron emprendimientos en los cuales suelen trabajar los miembros de las familias. Y, otra vez, muchos más allá de echar mano a algo para trabajar, los sueños vuelan alto, quizás para concretar la soñada "pyme propia''.


En muchos lugares de toda la provincia se puede ver a estos esforzados trabajadores ofreciendo sus productos, tanto con el frío del invierno como con las tórridas jornadas de verano. En los semáforos, las empanadas. En la vereda, los humeantes pollos a las brasas, a los que muchos también le agregaron las empanadas y el pan casero como combo completo para el almuerzo familiar de domingo. 


Más allá de los bolsillos flacos, que en general se nota en estos tiempos, la lucha por generar su emprendimiento, de no quedarse a esperar dádivas del Estado, es la muestra de que la mayoría de los argentinos luchan por superar cada crisis a fuerza de trabajar con dignidad y de cuidar el peso ganado con tanto esfuerzo.

Los precios

En cuestión de precios, en estos últimos seis meses, la docena de empanadas aumentó de 80 a 200 pesos en promedio. En algunos sitios ofrecen hasta 250 pesos la docena. Esto es por el aumento de todos los insumos, según comentan quienes se dedican a estos rubros. La competencia es grande porque cada vez se ven más personas vendiendo en la calle. Por lo que las empanadas deben ser bien sabrosas y con todas las medidas de higiene posible con el inconfundible sabor casero.


Lo mismo sucede con el pollo a las brasas en los puestos llamados "parripollos''. Desde principios del año pasado, este producto costaba de promedio unos 150 hasta llegar a 400 pesos por estos días, según se ofrezca solo o con el combo de ensalada rusa, de papas, pan o empanadas. En este último caso suele llegar a precios que rondan entre 500 hasta 650 pesos.

Por José Correa
DIARIO DE CUYO