En nuestra época hace falta otra energía más auténticamente humana. Los males no comenzaron ayer, los hemos dejado pasar, y el tiempo de los tormentos nos empieza a atormentar. Ya no sirven los pregones encaminados a las buenas acciones, hace falta coraje y acción para derribar los muros de la mentira, de la hipocresía permanente sostenida por la desfachatez de algunos dirigentes, más preocupados por el dominio que por servir, por acumular riqueza para sí y los suyos en vez de trabajar por la justicia social. 


Person

almente, hace tiempo que lo vengo clamando en todos mis artículos, con verdadero afán y desvelo. Las realidades destructoras de la especie humana las hemos ido negando una a una, insensiblemente, y no hemos sido capaces de decir ¡basta! El peligro es negar a un prójimo excluido y quedar con los brazos cruzados, sin hacer nada, con la indiferencia más absoluta. O vamos todos en la misma dirección, como ha de ir la familia humana, auxiliándonos unos a otros, o esta deshumanización nos devora más pronto que tarde.  


Para desgracia nuestra, en esta sociedad globalizada, nos cohabitan determinadas estructuras de poder, más predispuestas por la vestimenta de lo políticamente correcto, que por enfrentarse al aluvión de falsedades, que son las que verdaderamente ocasionan este clima de inhumanidad que sufrimos, en este planetario horizonte de acomodadas comparsas, que nada hacen por restituir tanta acción irresponsable. El tiempo se nos acaba. Hermanémonos. Todas las culturas, todos los gobernantes, todas las políticas, han de ponerse al servicio del ser humano, por insignificante que nos parezca. O nos defendemos a nosotros mismos, o la explosión de guerras nos dejará sin aliento. No podemos continuar alimentándonos de privilegios, alentándonos con el odio y la venganza; es el momento de la acción, de trabajar por lo armónico, de oponerse a los que cultivan el terror y son intolerantes, con la firmeza de nuestra coherencia humana y la mansedumbre de nuestro espíritu expresivo. 


Plantémonos con el verso y la palabra allá donde haya actitud hipócrita. Organicémonos para dar un giro a nuestra historia y desterrar la tiranía invisible del dinero que únicamente garantiza el bienestar de unos pocos. ¡Bravo por el Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial, que requirió al gobierno de Estados Unidos, al igual que a los políticos de más alto nivel, a condenar y rechazar el discurso del odio y los crímenes racistas ocurridos recientemente en la localidad de Charlottesville, que dejaron a una persona muerta! Son estas prácticas las que nos comprometen a acercarnos más los unos a los otros.