Un país, una ciudad y o un pueblo incorpora cíclicamente alguna modalidad de vida lo cual impide el envejecimiento de los hábitos y las costumbres de su gente. Algunas veces fueron decisiones de gobierno y otras gestiones institucionales. Así se incorporaron las bibliotecas públicas, las salas de lecturas y otros hechos que enriquecieron a la gente culturalmente. Esa fue la tradición que hoy parece lejana.

Hoy, la novedad es tenebrosa ya que se trata de muertes incomprensibles ante la vista de las personas que viven su vida cotidiana con honradez y también con esfuerzos.

Todos los días se mata, parecería que al azar, pero lo cierto es que la desgracia imprevista está a la orden del día.

Mata gente joven, lo cual hace pensar que son enviados por otros que los utilizan porque por su edad son inimputables. Pero lo cierto es que el robo y la matanza están cambiándole el rostro al país. La gente se encierra temprano en sus casas -por lo menos en la Capital y el conurbano- y hasta ahora hay un solo delito visible: matar, robar el auto y llevarlo a algún desarmadero, tal como lo ha demostrado un canal de televisión la semana pasada.

La repetición de estos hechos generó un clima de inseguridad que se vive en todo el país. Una de las cosas más conmovedoras es la declaración de familiares que pierden a un ser querido de esta infame manera. Lloran a sus seres perdidos y piden que se tomen medidas para que no haya más víctimas.

La gente espera que el estado se ocupe de la seguridad de los ciudadanos pero ésto no ha sucedido todavía. No se sabe si faltan más órdenes para las fuerzas de seguridad o si no alcanzan porque la inseguridad sigue y se multiplica y así sigue siendo un tema tabú, un tema prohibido.

En estos días un remisero fue degollado en la localidad bonaerense de Benavidez por un intento de robo. Ese era su trabajo extra para mantener su hogar. ¿Quiénes son los que matan?…¿Por qué cuesta tanto identificarlos? ¿Por qué no se implementa con urgencia un plan de seguridad?

Es necesario enfrentar el problema, buscar las causas y los causantes de la inseguridad pública, hacer un plan para colocar las cosas en su lugar y, así, tranquilizar al ciudadano que no tiene porqué vivir con miedo.