Si estos empleos vuelven a Estados Unidos, lo que es muy improbable, serán substituidos por robots. 
En su primer día en la Casa Blanca, Trump firmó una orden ejecutiva para renegociar el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá y aniquilar el acuerdo de la Asociación Transpacífica entre EEUU y otras 11 naciones, incluyendo a Japón, México, Perú y Chile. 


"Recobraremos nuestros trabajos", dijo Trump en su discurso inaugural del 20 de enero, prometiendo "reconstruir a nuestro país con mano de obra estadounidense". Todo eso suena muy bonito, excepto que está basado en premisas falsas. Trump alega que EEUU tiene un enorme problema de desempleo. Pero lo cierto es lo contrario: el desempleo general ha bajado del 10% en 2009 al 4,8% hoy, uno de los niveles más bajos de la historia. 


Trump tiene razón en que el empleo manufacturero ha caído, afectando a estados como Ohio y Pensilvania, que fueron cruciales para su victoria en el colegio electoral. Pero la verdad incómoda que esconde es que el manufacturero representa sólo el 9% del empleo general. 


Un estudio del Centro de Investigaciones Empresariales y Económicas de la Ball State University (CBER), dice que el 88% de las pérdidas de empleos en EEUU en los últimos años se debieron al cambio tecnológico, y no al comercio con México o China. Igual conclusión de un estudio similar en 2015. 


Sobre los proyectos de renegociar el TLCAN y aplicar un impuesto fronterizo del 35% a las importaciones mexicanas, el director del CBER Michael J. Hicks, me dijo que "la posibilidad de que estos puestos de trabajo regresen me parece enormemente improbable. Lo más probable es que las compañías estadounidenses produzcan más en EEUU, pero con mano de obra más automatizada", y si Trump continúa con su idea de un impuesto fronterizo, "tanto los norteamericanos como los mexicanos estarán peor, porque pagaremos más por los bienes de consumo en ambos países", dijo. Otro estudio del McKinsey Global Institute dice que el 60% de los empleos manufactureros de EEUU serán parcial o totalmente automatizados en los próximos años. 


Eso suena alarmante, pero es sólo una continuación de lo que sucedió durante siglos: a medida que la tecnología avanza, la gente pasa a otras ocupaciones. Mientras que el empleo agrícola representaba el 40% del total en 1900, había caído al 2% del empleo de EEUU en 2000. Mientras tanto, el empleo en las áreas de servicio y la tecnología se ha disparado, lo que explica tasas de desempleo más bajas. 


Mi opinión: La decisión de Trump de aniquilar el tratado Transpacífico y renegociar el TLCAN es un plan político, no económico. Trump quiere solidificar su base en Ohio, Pensilvania e Illinois que serán críticos para su reelección en 2020 intentando resucitar artificialmente trabajos que en la mayoría de los casos serán reemplazados por robots, en lugar de reentrenar a trabajadores en las industrias del futuro. En el proceso, Trump hará que los consumidores paguen más por los automóviles y un sinnúmero de otros bienes de consumo. 


La abrumadora mayoría de los estadounidenses que no son trabajadores manufactureros desplazados por el libre comercio, estará pagando un precio muy alto por los 70.000 votos que Trump obtuvo en los estados del Medio Oeste, que le hicieron ganar la elección. Todo esto es bueno para Trump, pero malo para los estadounidenses, y para el mundo. 
 
 

Trump decreta el retiro de EEUU del Acuerdo Transpacífico.