El escaso número de estudiantes universitarios que logra graduarse en Argentina es preocupante, ya que los porcentajes demuestran una gran deficiencia con respecto a otros países. Una de las maneras prácticas de evaluar el grado de efectividad en la formación de profesionales, es determinar cuántos estudiantes se requieren para obtener un graduado. En Costa Rica, México, Panamá y Brasil se necesitan unos seis estudiantes para un graduado, Chile requiere unos 8, en tanto hacen falta 20 en nuestro país.
Argentina padece este déficit desde la década pasada, al descender bruscamente los porcentajes de egresados, revelando un serio problema en la formación de los profesionales. Hay universidades, caso de Jujuy, Salta y Comahue, donde tan sólo se gradúan anualmente seis de cada cien estudiantes, a pesar de gran inversión estatal. Otra preocupación es la cantidad de materias rendidas por año y por alumno: un 26% de los alumnos no aprueba ninguna materia en el año, y el 15% rinde con buenos resultados al menos una, lo que demuestra que cuatro de cada diez estudiantes no aprobaron más de una materia.
Los expertos analizan distintas alternativas para revertir el problema, desde intensificar las evaluaciones tanto al salir como al ingresar del secundario y la universidad; implementar un programa de becas que realmente sirva de estímulo para eficientizar el cursado de una carrera, e instrumentar un sistema de aporte de los graduados para financiar a las universidades garantizando el acceso a ese nivel sin ningún tipo de discriminación en función del nivel socioeconómico del alumno.
Se desconoce si estas propuestas darán el resultado esperado, pero no hay muchas opciones y habrá que intentarlo de alguna forma.