Un abanico de factores acecha a la uva de mesa, un producto perecedero netamente sanjuanino que se comienza a cosechar en dos semanas y cuyas exportaciones peligran esta temporada. Además de los desafíos tradicionales como la sequía y helada, la poca disponibilidad de trabajadores temporales y el manejo de plagas como la Lobesia, se suman ahora factores como el atraso cambiario del país que hace que el producto no sea competitivo, la falta de insumos nacional, y los retrasos y costos logísticos marítimos que se han profundizado por la guerra entre Rusia y Ucrania.

Hace 17 años se exportaban desde San Juan casi 50 millones de kilos de uvas a Europa y Brasil, pero el sector vino languideciendo y el año pasado se llegó sólo a 5.400.000 kilos, por un valor de 5,2 millones de dólares, según el INV. La temporada 2022/23 puede ser peor.

Desde la Confederación Federal Pyme detallaron cada uno de los factores que pegan de lleno. ""La uva de mesa viene con problemas diversos, de años anteriores, que se han agudizado", dijo el vicepresidente de la entidad, Juan José Ramos. Uno de ellos es el atraso cambiario. La Nación incumplió la promesa de instrumentar un dólar diferencial como el de la soja para exportar uva, y no conviene vender el producto a un dólar oficial de $170, cuando la divisa informal para todo uso supera los $300. Otro problema es encontrar mano de obra especializada para la recolección, que antes se hacía de lunes a lunes; y ahora, sin cosechadores, apenas se logra 4 o 5 días a la semana. Las enfermedades también tienen a la fruta contra las cuerdas, principalmente la Lobesia botrana, insecto cuyas larvas comen los racimos de uva en cualquiera de sus estados fenológicos. ""La plaga se ha extendido en la provincia, todavía no está controlada y si bien el Senasa trabaja fuerte, con avisos de aplicaciones de insecticida para los vuelos del insecto, los productores de uva de mesa deben registrarse en el Sistema de Mitigación de Riesgo (SMR) y tener un monitoreo controlado para poder vender dentro o fuera del país", explicó Rodrigo Espindola, ingeniero agrónomo del INTA. Este problema fue letal para las exportaciones a Brasil, y aunque ahora se pueden realizar con ciertos controles, sin bromuración, en el sector ven difícil que se pueda instrumentar esta temporada.

También desaparecieron los principales frigoríficos exportadores -como Expofrut y Patagonian- y los productores ahora recurren al servicio de frío del frigorífico estatal de 25 de Mayo. También hay variedades tempranas cuyo ciclo vital terminó y fueron suplantadas por variedades de uva para pasa. A eso se suma la merma aún no cuantificada que dejará la helada tardía del 1 de noviembre. Ramos destacó además los costos logísticos. Dijo que además de subir al doble, se sufre un gran retraso: las cajas de uvas que llegaban en 35 días ahora tardan 60 por la guerra. ""Va a ser muy difícil exportar esta temporada", dijo Ramos.


Los envíos

En la temporada 2019/20, se exportaron 3,9 millones de kilos, en el ciclo 2020/21 se exportaron 3,8 millones de kilos, y la temporada 2021/22, se alcanzaron los 5,4 millones. Este año no se sabe.