La firma sanjuanina Tupelí Agroalimentos dio un paso clave en su estrategia de expansión nacional al concretar un acuerdo con Glorias, el restaurante temático de River Plate ubicado a pasos del Estadio Monumental, junto al museo del club. Desde esta semana, las mesas y la cocina del lugar contarán con el aceite de oliva extra virgen O de Tupelí y el aceto reducción A de Tupelí, elaborados en la planta que tiene la empresa en Angaco.
La oportunidad surgió a través de un contacto local que abrió la puerta a una reunión en Buenos Aires con uno de los representantes del restaurante. Tras varios encuentros y la presentación de una propuesta de etiquetado especial, la empresa familiar logró que Glorias aceptara realizar un periodo de prueba de 6 a 9 meses con sus productos. “No fue un sí fácil, pero lo logramos. Para nosotros significa mucho porque River es River, y este acuerdo nos puede abrir puertas en otros mercados”, explicó Fadi Marún Lloveras, uno de los actuales referentes de la firma.
La novedad generó entusiasmo en todo el equipo de Tupelí, una empresa con más de 75 años de historia, fundada en 1949 por el enólogo Julio Marún Zeid. El pionero olivícola no solo impulsó la producción de aceite de oliva en San Juan, sino que también dirigió durante 35 años la Escuela de Enología, institución clave en la formación de profesionales del sector. Su legado hoy sigue vivo en la tercera generación de la familia, que apuesta por sostener la calidad en un contexto desafiante.
“Estamos felices porque sentimos que los proyectos están dando frutos. Nos emociona que un restaurante tan importante, que honra la historia de River, haya confiado en nuestros productos. Es un orgullo para toda la familia y también para nuestros trabajadores”, señaló Marún, quien recordó la alegría que compartió con su padre, hincha fanático de River como él.
La planta elaboradora de Tupelí está ubicada en Angaco y es la única del departamento dedicada a la producción de aceite de oliva. Además del aceite y el aceto, la empresa produce tomate triturado, aderezo para ensaladas y aceitunas en conserva. “Tenemos capacidad para crecer. La maquinaria instalada nos lo permite, pero dependemos de las cosechas y de un mercado muy competitivo. El año pasado exportábamos, pero hoy no da por el valor del dólar”, reconoció Marún.
En cuanto al mercado interno, la compañía busca diferenciarse por calidad sin perder de vista los precios. “Creemos que la clave es combinar un producto premium con un valor accesible, aunque eso implique resignar rentabilidad. Apostamos a charlas, degustaciones y a difundir los beneficios para la salud. Las nuevas generaciones se informan más y consumen más oliva”, detalló.

El acuerdo con Glorias representa mucho más que un logro comercial: es un símbolo de perseverancia familiar y de la capacidad de la industria olivícola sanjuanina para posicionarse en espacios de alta visibilidad. “Esto nos conecta con nuestra historia, con lo que inició mi abuelo y continuamos nosotros. Mantenernos unidos nos va a permitir seguir creciendo. Queremos que Tupelí esté en lugares grandes y bien parados, y este es un paso en esa dirección”, cerró Marún.
La historia de Tupelí
La historia de Tupelí Agroalimentos está íntimamente ligada a la tradición olivícola de San Juan y a la visión de un pionero: Julio Marún Zeid, enólogo formado en la prestigiosa Escuela de Enología de la provincia. En 1949, apenas cinco años después del terremoto que devastó San Juan, Julio fundó la fábrica Tupelí, bautizada así en homenaje a las raíces de la familia y al suelo sanjuanino que la vio crecer.
Hijo de inmigrantes libaneses, Julio atravesó una infancia difícil: la muerte temprana de su padre dejó a la familia en una situación crítica. Con apenas 12 años debió trabajar, y pronto encontró en el estudio y la producción de aceite de oliva una vocación que lo acompañaría toda la vida. Su esfuerzo lo llevó a convertirse en director de la Escuela de Enología durante 35 años, donde marcó a generaciones de profesionales y promovió la excelencia en la formación técnica.
La fábrica de Tupelí se convirtió en un símbolo de esa misma filosofía: trabajar con pasión, ingenio y calidad. Cuando las máquinas necesarias para elaborar aceite solo podían importarse de Italia a costos altísimos, Julio diseñó sus propios equipos con la ayuda de amigos mecánicos locales. Ese ingenio permitió que la empresa creciera y se consolidara en un contexto donde pocos podían producir aceite de oliva a gran escala.

A lo largo de más de 75 años de historia, Tupelí atravesó los vaivenes de la economía argentina y las dificultades propias de la actividad agrícola. Sin embargo, el sello familiar nunca se perdió: hoy la empresa sigue en manos de los Marún, que continúan el legado con la misma pasión y un horizonte de crecimiento. Actualmente, desde su planta en Angaco, elaboran y comercializan una línea diversificada de productos: el aceite de oliva extra virgen O de Tupelí, el aceto balsámico tipo reducción A de Tupelí, tomate triturado, aceitunas verdes en conserva y aderezos para ensaladas.
En el último tiempo, la compañía apostó a nuevos mercados y a la modernización de su planta, sin perder la esencia artesanal de controlar la calidad en cada etapa de producción, desde la materia prima hasta el producto final. La innovación se combina con la tradición, lo que le ha permitido a Tupelí conquistar consumidores exigentes y dar un salto estratégico con acuerdos como el reciente ingreso de sus aceites a Glorias, el exclusivo restaurante temático de River Plate en Núñez.
“Mantenernos unidos va a hacer que sean muchos más de 75 años”, dice hoy la familia Marún, convencida de que el verdadero motor de la empresa sigue siendo el esfuerzo compartido y la pasión por ofrecer al mundo lo mejor del aceite sanjuanino.
Glorias, un pedacito de River
Ubicado a pasos del Estadio Monumental, Glorias es mucho más que un restaurante: es un homenaje a la historia de River Plate.
Bajo el lema “Donde la historia de River cobra sabor”, el local combina alta gastronomía con la pasión por el club más ganador del fútbol argentino.
Su propuesta incluye una carta de primer nivel y una ambientación que recorre la grandeza de la institución de Núñez, convirtiéndolo en un punto de encuentro obligado para hinchas y turistas. Allí, cada plato se disfruta con un plus: la experiencia de vivir el espíritu de River en cada detalle.

