Caterwest es la empresa sanjuanina, nacida en Calingasta, que ganó la licitación más importante del año que lanzó el proyecto minero Vicuña. La pyme, que cuenta con 500 trabajadores, se hará cargo de la gastronomía, hotelería y limpieza del campamento más grande del país. Primero tiene como objetivo servir a 1.000 trabajadores, pero en el lapso de unos años, cuando inicie la construcción, deberá brindar servicios a 6.500 a 7.000. 

Mientras San Juan debate una Ley de Desarrollo de Proveedores Mineros, que todavía no ingresa a la Cámara de Diputados, el caso de la empresa calingastina muestra algunos momentos y decisiones que fueron clave. Martín Ossa, uno de los socios propietarios, habló con DIARIO DE CUYO y repasó en los más de 30 años de la firma cuáles fueron los que les permitieron ganar la licitación. Sobre este hito, dijo que es “una oportunidad y un momento muy lindo”, pero agregó que no es el contrato lo que festejan, sino que la firma consiguió estar a la altura de cumplir ese objetivo. 

En la actualidad Caterwest tiene participación societaria 100% sanjuanina y calingastina. Martín y su tío son los propietarios cada uno de un 50%. El mayor porcentaje de los trabajadores son de las comunidades de los proyectos a los que brindan servicio. A su vez, no trabajan solo con Vicuña, sino que tienen otros 18 contratos tanto en San Juan como en otras provincias. 

Según dijo, el objetivo que tienen es “servir 24/7 asegurando operaciones de cualquier escala y en cualquier lugar”, con gran experiencia en áreas remotas. Por eso, explicó, tienen desde minas en producción, como Gualcamayo, hasta proyectos de exportaciones superficiales donde asisten con mulas y carpas a equipos de geólogos y profesionales que estudian zonas en las que no se puede llegar con vehículos.  

Las llaves en la historia de la empresa 

La familia Ossa contaba con una ventaja mucho antes de empezar a dedicarse a brindar servicios a la minería: su conocimiento de la Cordillera de los Andes. Martín remarcó que fue su bisabuelo, que vivía en Chile, el primero en poner un pie en Calingasta con la compra de 1.100 ha en Barreal. Luego su abuelo empezó con la ganadería y fue “el primer exportador de ganado en pie a Chile”, lo que implicaba llevar los animales por las cumbres. 

Esa experiencia familiar les sirvió para cuando en 1992 acordaron acompañar a un geólogo llamado Brian Gavin, con quien hicieron un primer viaje “muy rústico” hasta una zona de interés que resultó ser Los Azules. El viaje al actual proyecto de cobre demoraba en ese momento 17 días. Los requisitos para brindar el servicio, explicó, son similares a los actuales: tener equipamiento adecuado, buena comida, animales dóciles. 

Mulas-1992-remasterizada-728x546
Los primeros trabajos de la firma fueron viajes en mula a zonas alejadas para los primeros trabajos de exploración.

Esto fue muy importante para Caterwest entender cuáles eran sus habilidades pre existentes, en su caso, el conocimiento de la montaña. Según dijo, una de las ventajas que explotaron fue “el autoconocimiento sobre qué uno es muy bueno haciendo”, algo que también puede servir a otros proveedores en la actualidad “cuando el negocio minero va a abrirse cada vez más, es importante trabajar en esas fortalezas y tener eficiencia, porque esto es un negocio”. 

Fue también en este punto donde la empresa adquirió uno de los conocimientos que hasta hoy son claves: adaptarse a las exigencias del sector. “Desde ese momento empezamos a crecer junto a la minería con las exigencias que te van sacando de la zona de confort y también del paradigma de las formas en las que uno considera que se deben hacer las cosas”, detalló. 

Esto se traduce, explicó Ossa, en que los emprendimientos y proveedores deben ajustarse a un modelo de trabajo de las operadoras y exploradoras, porque las mineras no ceden su forma de hacer las cosas. “La minería te lleva a un sistema donde sí o sí tenés que acomodarte y en ese proceso tenés que ser eficiente y rentable, cumpliendo esos estándares, y eso es un desafío”, dijo. 

Cordillera.-MO.-Infancia.-Vidal--728x546
“En los viajes a la cordillera se forma un vínculo muy especial, el ránking de necesidades cambia por completo”, contó Ossa, que desde los 12 acompañaba las campañas.

La profesionalización, un salto necesario 

Martín Ossa recordó que ya estaban trabajando para exploraciones livianas cuando él decidió empezar a estudiar y capacitarse, además de trabajar por afuera, en el mundo corporativo. Esto significó una nueva oportunidad para Caterwest cuando volvió a la empresa familiar, que en ese momento lideraba su padre y su tío. “Volví con la cabeza puesta en profesionalizar la empresa y por suerte fue así, empezó una transición que duró años de un emprendimiento familiar a uno totalmente profesional”, recordó.

Esto implicó varios cambios. Conformaron una gerencia profesionalizada, existencias para la participación y en especial, certificación de normas. Cuentan con habilitaciones RNE y RNPA, que son las que a nivel nacional dan luz verde a establecimientos productores de alimentos y cada producto en sí, también consiguieron normas IRAM de calidad, seguridad alimentaria a nivel internacional, avanzaron con triple impacto y capacitaciones para sus trabajadores.

Todos estos pasos los suman como las inversiones, además del equipamiento como vehículos, camiones, carpas, módulos, infraestructura productiva como una planta de panificados ultracongelados y de elaboración de alimentos. En la actualidad tienen capacidad para 6.000 raciones diarias y planean ampliar a 21.000 para poder cumplir con el contrato de Vicuña cuando este llegue al pico. 

martin-ossa-6-728x485
Martín Ossa (foto), contó que buscan capacitar a personas de las comunidades,, como una forma de dar “las oportunidades que cuando empezamos todavía no existían”.

Para poder lograr esta escala, Ossa remarcó que uno de los problemas es obtener créditos con el volumen de dinero que hace falta y tasas a buen precio, pero que a la vez el sector minero ofrece oportunidades. A lo largo de las tres décadas de trabajo se convirtieron “no solo en proveedores, sino socios estratégicos de la minería”. Esto les permite hacer los saltos necesarios contando con el respaldo de las operadoras, pero para esto, es necesario “construir un vínculo”. 

Parte de ese trabajo para formar parte del círculo virtuoso tuvo que ver con estar en las distintas etapas de los proyectos, siendo capaces de trabajar en estos momentos, en sitios remotos y sin perder los valores de empresa local. En el caso de Caterwest no se vincularon inicialmente con operaciones grandes, sino que fueron creciendo con contratos cada vez mayores. “Es el camino más largo y tal vez el más difícil, pero es el que nos permitió hacerlo”, dijo. 

Los desafíos para la cadena de valor 

Otro de los hitos de la firma es que en la actualidad tienen 300 proveedores propios y todos son de la provincia. Este es un punto que también analiza el texto de la ley: que quienes obtengan licitaciones con las mineras tengan a su vez que desarrollar también a quienes les venden bienes y servicios. 

Ossa citó el trabajo que hicieron para que en la mina Gualcamayo todos los alimentos frescos lleguen de agricultores de Jáchal. Para esto, contó, fueron haciendo alianzas primero con productores en particular y luego con grupos, para poder obtener el volumen y calidad deseados. “Esto es muy importante, porque nosotros somos de San Juan, pagamos patentes en San Juan, vivimos acá y también quienes nos proveen”, agregó. A esto suman que en las comunidades dictan cursos y capacitaciones tanto para quienes trabajarán con la empresa como para quienes no y pueden emprender. 

Este proceso también será central en el futuro, dijo, porque la escala de los proyectos de cobre irá multiplicando el valor no solo en quienes tengan contratos directos, sino también en segundo o tercer nivel. Y ante esto, dijo, “los estándares de la minería no se terminan en el primer proveedor, sino que siguen en toda la cadena y tenemos que estar listos para eso”.