"Está escrita con la intención despertar amor a la música. En ese romance, el Auditorio Juan Victoria es la cajita-casa-hogar, donde la música vive feliz", explicó Mario Robledo los motivos detrás de "Cajita de Música", la obra infantil de títeres pensada especialmente para la gran sala de conciertos sanjuanina, que debutó con gran éxito la semana pasada y que mañana tendrá su segunda y última función. Desplegada por el elenco local Manos en Movimiento, cuenta la historia de Picardía, un niño enamorado de la música que emite su propia cajita de música, "donde él siente la naturaleza cantar, el viento, las gotas de lluvia, las olas de mar". Un día, Picardía intenta compartir ésto con su amiga Sonrisita, pero ella, con una lógica implacable le explica -lejos de toda poética- que eso es apenas una caja con un engranaje mecánico que anda a cuerda. Sin embargo, la "practicidad’ de Sonrisita no hace mella en las fantasías de Picardía, quien quisiera ser un duende para estar adentro de esa "cajita" y ver de dónde salen los sonidos. Allí entra en acción su tío Tito, de Jáchal, quien le aconseja que tendría que conocer el Auditorio, una gran caja de madera con un órgano adentro. 

El Dato
Cajita de Música se verá mañana miércoles a las 16 hs. en el Auditorio Juan Victoria. Entrada general $50 en venta en boletería.

"Picardía le pide a su abuela que le diga dónde es, pero su abuela vive en el tiempo del diario Tribuna de la tarde, y la referencia que le da está perdida en el tiempo. Le habla de la finca de los Victoria, del Ferrocarril, del Parque de Mayo, del "Globito" y de los "chiflados" del Kummel, el Abraham y el Suárez Jofré. De lo "bizco" que lo dejó la Bauhaus de Alemania al Juan Victoria, de su sueño de un gran centro cultural… Ante la insistencia de Picardía de que lo acompañe, la abuela se niega porque ella no ha ido a la peluquería y tiene todos los vestidos viejos para ir a ese lugar, porque es muuuy pituco. Finalmente Picardía con su amiga Sonrisita llegan al Auditorio. Al entrar está sonando el órgano y quedan deslumbrados escuchando la música que sale de los tubos majestuosos. Picardía y Sonrisita recorren lentamente el escenario viendo de cerca el órgano, para terminar en el teclado mirando las manos del maestro que lo ejecuta’, sintetiza Robledo esta propuesta cargada de referencias locales que desfilan en lenguaje sencillo, salpicadas en una entretenida historia. 

"Después de una charla con el director de la sala -Rolando García Gómez-, y de muchos recuerdos de tardes de estudio en el Auditorio, de viernes de concierto, de miércoles de cámara, de solistas virtuosos, de coros majestuosos, del órgano haciendo sonar todos los vientos, salió esta obrita para muñecos", acota Robledo, que junto a su equipo dan vida a una decena de títeres de guante, manopla y varilla, otros con manipulación a la vista y un par de mochila de grandes dimensiones; que iluminan los ojos de los pequeños espectadores.

"Se llama Juan Victoria/es el auditorio de San Juan/una cajita de música/que nos invita a soñar" rapea JJ al ritmo de su celular, un versito simple y efectivo, que de boca de los títeres, cala profundo en la pequeña platea.

"Los títeres, como el mimo y el payaso, apelan a la sensibilidad más inocente y tierna de los humanos. No sé por qué perdura, pero que sigan emocionado me da una optimista esperanza para el futuro de la humanidad", señaló el titiritero, encantado con la participación de los niños, que juegan "con el corazón y la cabeza en el escenario" y "rapean y bailan al final".

El elenco 
Mario Robledo (foto), a cargo del guión, música y actuación; es la cabeza de Manos en Movimiento, elenco sanjuanino que completan Manuel Robledo, Tawa Roberto y Ricardo Quilpatay (manipulación); Mauricio Robledo (música) y Carla Castellazzo (creación de títeres).