­Ingenieros japoneses aceptaron ayer que la única manera de prevenir una catastrófica fuga de radiación desde un reactor nuclear dañado podría ser enterrarlo bajo arena y concreto, el método usado para sellar enormes filtraciones desde Chernobyl en 1986. Pero para expertos extranjeros esta debería ser "la última opción" para solucionar el problema de Fukushima ya es una medida que podría dejar a parte de Japón como una zona radiactiva restringida durante décadas.

Las autoridades japonesas dicen que aún es muy pronto para hablar de medidas a largo plazo y que primero hay que intentar refrigerar los seis reactores de la planta y las piscinas de almacenamiento de combustible.

"No es tan fácil", dijo Murray Jennex, profesor de San Diego State University en California, cuando se le preguntó por la opción de Chernobyl para bregar con los reactores dañados, en referencia a la planta nuclear ucraniana que explotó en 1986.

"(Los reactores) son como una cafetera. Si los dejas al fuego, hierven y luego se resquebrajan", agregó.

"Echarle concreto no ayudaría a asegurar la cafetera. Pero al final, sí, se podría construir una coraza de cemento y olvidarse", añadió.

Los expertos dicen que los corazones de los seis reactores dañados en la planta de Fukushima, probablemente serán contenidos con seguridad, pero muestran su preocupación por las piscinas de refrigeración para combustible gastado, una de las cuales contiene plutonio.

Hasta ahora, las autoridades no han logrado enfriar las piscinas, donde normalmente circula el agua de forma continua, manteniendo las barras de combustible nuclear gastado a una temperatura adecuada.

Helicópteros y camiones con cañones de agua han arrojado más de 60 toneladas de agua sobre los reactores, pero el agua de las piscinas se sigue evaporando y las barras se están calentando.

También se teme que el terremoto haya aplastado las barras unas contra otras, lo que podría causar una reacción nuclear.

Una herida abierta

En Chernobyl un ejército de trabajadores reclutados por el entonces Gobierno soviético enterraron el reactor bajo toneladas de arena, luego improvisaron un contenedor de concreto conocido como "el sarcófago" en los meses siguientes al incendio y explosión de la planta.

Pero no logró encajar adecuadamente y se resquebrajó, filtrando radiación a la atmósfera y al agua. En parte apoyado en las paredes dañadas del edificio del reactor, tuvo que ser reforzado.

De acuerdo a un nuevo plan para Chernobyl, se ensamblará una enorme estructura lejos del reactor con un costo de miles de millones de dólares que posteriormente envolverá el sarcófago actual.

Los métodos al estilo Chernobyl serían incluso más difíciles en Fukushima, dado el número de reactores implicados.

Echar arena sobre el combustible caliente podría producir teóricamente vidrio, y ese mismo calor podía impedir trabajar en una carcaza de concreto duradera.

Eso significa que el complejo probablemente se convierta en una herida abierta, que vierta partículas radiactivas a la atmósfera durante semanas y posiblemente meses antes de que se ponga en marcha una solución a lo Chernobyl.