Foto: Ing. Agr. Alejandro Acosta
En estos tiempos primaverales, se desarrollan -en nuestros oasis naturales- las labores esenciales de la Apis mellifera (abeja común), en las flores, trasladando polen de una flor a la otra. Vital trabajo para, por ejemplo, producciones de semillas hortícolas como las de cebolla y su familia (puerro, etc), zanahoria y su gran grupo (con hinojo, apio, comino, eneldo, etc), asimismo forrajeras como la alfalfa y anteriormente en el calendario, frutales de carozo, como es el caso de almendros y ciruelos. En sitios como la región de Cuyo, se observan elevadas poblaciones de este preciado insecto, y se suman a la tarea de polinizar otros como moscardones, abejorros, avispitas y moscas silvestres. La fotografía fue tomada esta semana en el Valle de Jáchal.
En lugares del planeta, con gran éxito comercial por sus altos rendimientos por hectárea, están teniendo inconvenientes para contar con el vuelo normal y la cantidad necesaria de abejas, ya que las excesivas fumigaciones con numerosos productos de alta toxicidad, repelen o hasta matan a la abeja. Según la revista norteamericana Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), los otros insectos al margen de las abejas contabilizan entre el 25% y el 50% de las visitas a las flores. Son menos efectivos, pero hacen más visitas en el tiempo. Cabe destacar que la abeja está presente en negocios multimillonarios, como es la alimentación mundial de 1.400 millones de personas, para el año 2030.
