Instinto intacto. Manu, a sus 40 años, demuestra que todavía tiene mucho para dar. Luego de anotar un doble clave para San Antonio lo celebró a puro festejo con los hinchas de San Antonio.

 

Qué importa cuándo sea el final. Emanuel Ginóbili y sus Spurs son leyenda porque escriben capítulos cada juego para acceder a esa categoría. Más allá del resultado final de esta serie con Golden State Warriors, la franquicia del Oeste no quería dejarse pasar por encima y mucho menos el bahiense que tuvo ayer un partido para dejar en claro que sin duda que queda cuerda. Es un animal competitivo que a los 40 años va a vender muy cara su derrota. Y si bien es cierto que la serie ahora está 3-1 para Golden, que San Antonio hizo un buen juego para imponerse por 103-90, lo que cuenta aquí es que esta carrera de playoffs ya tiene otro sabor.

Si se trata de orgullo, este equipo sabe bien de esta cuestión. Cuando lo pusieron contra las cuerdas para tratar de llegar a la postemporada dio el paso al frente. Y parece que el cuarto juego contra Warriors representó el mismo desafío. Estos Spurs, el modelo más modesto de los últimos 16 años, sobreviven porque tienen la esencia de una franquicia con estirpe de campeón.

Sentados a un costado de la cancha, Dante, Nicola y Luca, los tres uniformados con la camiseta 20 de los Spurs, se dieron el gusto, una vez más, de ver cómo papá Manu salía a competir como siempre. Y también cómo nuevamente el apellido Ginóbili quedaba grabado en la historia de la NBA. Es que el bahiense se convirtió ayer en el máximo anotador de tres puntos en playoffs con 322 aciertos, detrás de LeBron James (337) y de Ray Allen (385).

 

El quinto juego de la serie se disputará mañana 23.30 en Golden State.

Y casi que todos en el AT&T Center tuvieron el privilegio de ser testigos de registros que parecen normales pero que en un tiempo más se podrá tomar dimensión de lo que está haciendo el argentino y a los 40 años. La sensación de sentir que podía ser el último baile de Manu en la NBA, empujó a todos a querer rendirle, de alguna manera, un homenaje.

Estalló el estadio cuando pisó por primera vez el argentino el AT&T Center a los siete minutos del comienzo del juego. El bahiense permaneció 25 minutos en cancha que le alcanzaron para convertirse en el segundo goleador de su equipo con 16 puntos (el primero fue LaMarcus Aldridge con 22), a los que les sumó cinco asistencias, tres rebotes defensivos, una pérdida y tres faltas personales.
 

 

Manu y la “presencia” de Pop

 

Ginóbili y todo San Antonio sabían al conocer su rival en los playoffs que sería muy difícil, casi imposible. Y encima, el golpe anímico por la muerte de la mujer de Popovich la semana pasada lo haría más complicado. Pero los Spurs pudieron ganar el cuarto partido y achicaron al diferencia de Golden State quedando 1-3 en la serie.

“Jugar en duelo es un reto muy difícil. Nunca tuvimos esta adversidad. Nuestro líder está sufriendo y nosotros jugamos como si él estuviera acá. Sentimos su empujón anímico desde donde esté viéndonos”, dijo Manu.

“No somos un equipo que necesitemos que uno de nosotros lo cargue, tenemos que ayudarnos entre todos. Si jugamos uno contra todo el rival no vamos a terminar en ningún lado”.

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