Sólo algunos pocos jugadores de la Selección reconocen el campo de juego antes de la entrada en calor y el silbatazo inicial. Como Lionel Messi, muchos permanecen en el vestuario hasta la hora de los movimientos precompetitivos. Aunque hay tres integrantes del plantel que siempre salen por el túnel de la cancha, terminan hundiendo los pies en el césped del círculo central y cumpliendo una cábala que comenzó hace más de un año.

Una hora antes de cada partido, Rodrigo De Paul, Leandro Paredes y Alejandro Papu Gómez deambulan por el mediocampo, toman fotos con sus celulares, explotan de la risa como si estuvieran en un viaje de egresados y no en un Mundial, y clavan sus ojos en las banderas y en los hinchas que les ponen color a las tribunas.

Cada tanto, entre charlas, meten las manos en el fondo de los bolsillos del short, le quitan el envoltorio a un caramelo y, casi al unísono, se lo llevan a la boca. Esta "costumbre", como solía decir Carlos Salvador Bilardo, se repite desde la Copa América conquistada en Brasil.

Al igual que el técnico Lionel Scaloni, Emiliano Martínez es fanático de los dulces masticables y fue quien los introdujo en la concentración albiceleste a mediados del 2021, mientras la Selección argentina se preparaba para dar el golpe en el Maracaná de la mano de Leo.