El domingo alrededor de las 14, una nena de 12 años embarazada de 8 meses, salió de su casa en el barrio 23 de Febrero, en Tucumán, para ir a visitar a una vecina. Como pasaban las horas y no volvía, su mamá fue a buscarla. La encontró en la misma cuadra donde vivían, en la vivienda de otro vecino. La habían dejado tirada en el piso con hematomas en el brazo izquierdo y en el pecho; excoriaciones en la rodilla izquierda; y golpes en la boca, en el labio superior.

Según se supo hasta el momento, cuatro hombres, entre ellos el dueño de la casa, la captaron cuando caminaba por la vereda, la alcoholizaron y la violaron. Aunque el bebé no corre riesgo, la chica permanece internada en estado de shock.

La denuncia la hizo su papá, que conoce a uno de los sospechosos y afirmó que ya estuvo preso por robo. La policía se acercó al lugar, se los llevó pero a las pocas horas, los cuatro volvieron a ser vistos caminando por el barrio.

Esto desató la bronca de los vecinos de la nena que decidieron hacer justicia por sus propios medios. Así fue como un grupo de 20 personas más tarde esa noche prendieron fuego la casa del hombre, que quedó devastada.