Los investigadores de la causa conocida como "Secta S.A." creen que los presuntos integrantes de la organización tenían distintos roles que iban desde el "coacheo" o captación de nuevos alumnos; el "geishado VIP" o "palomeo", que era la explotación sexual de sus víctimas; la "cura de sueño", utilizada para aleccionar y disciplinar; y el "banquito", como se denominaba al lavado del dinero que obtenían.

Según la investigación del fiscal federal 4, Carlos Stornelli, y los fiscales Alejandra Mangano y Marcelo Colombo, ambos de la Procuraduría contra la Trata y la Explotación de Personas, la denominada Escuela de Yoga de Buenos Aires (EYBA) generaba un ingreso mensual de 500 mil dólares mediante "una estructura ilegal de negocios en la Argentina y los Estados Unidos".

Al parecer, la organización captaba a "alumnos y alumnas" desde al menos el 2004 y "contaba con una estructura jerárquica y piramidal de 179 alumnos, repartidos entre sus diversas sedes ubicadas principalmente en esta ciudad, y en las ciudades de Las Vegas, Chicago y Nueva York".

Para los pesquisas, Juan Percowicz era el creador y líder, pero bajo su orden, había una línea de al menos 18 personas que lo secundaban y que tenían a su cargo los distintos "emprendimientos" de esta organización: el "coacheo", el "geishado VIP" o "palomeo", la "cura de sueño" y el "banquito".

La EYBA proclamaba el impulso de la "evolución espiritual" a través de su filosofía con la meta de lograr la "reencarnación eterna" al llegar al nivel 7 "formal", que ocupaba el sindicado líder Percowicz, alias "El Ángel".

Tanto Percowicz como los otros 18 detenidos se negaron a declarar en el juzgado Criminal y Correccional Federal 4, a cargo de Ariel Lijo.

Según la causa, las personas captadas era "sometidas a todo tipo de actividades perversas y contrarias a la libertad, la autonomía y la dignidad de cualquier ser humano".

Como primera medida, los "alumnos" y "alumnas" que lograban acercar a la organización era "el alejamiento del círculo familiar anterior -que denominan 'familia biológica'-en contraposición a la 'familia' que conforma la EYBA", y, en caso de que hubiera algún acercamiento, era "monitoreado por los líderes por los riesgos que conllevan en el convencimiento de pertenecer a la organización".

Esos alumnos, tenían la obligación de atender al líder máximo (Percowicz), al que llamaban "número 7", a quien le hacían aportes económicos que tenían como base los 200 dólares pero que, en algunos casos, podían llegar a ser de hasta 10 mil dólares mensuales, sostiene la acusación fiscal.

"Lo mismo ocurriría en cada uno de los cumpleaños del líder, fecha en que los "alumnos" y las "alumnas" deben mostrar su fidelidad aportando sumas de dinero que este año habrían alcanzado los 65 mil dólares", señalaron los fiscales en su dictamen.

De acuerdo a la investigación, en algunos casos las "alumnas" eran sometidas a explotación sexual, que en la jerga de la organización denominaban "geishado VIP" o "palomear", que consistía en enviarlas "a mantener encuentros sexuales con personas de elevado poder económico para obtener dinero, protección y/o influencias".

Para los pesquisas, la tarea del "geishado" era coordinada por una primera línea de la organización, entre ellas las imputadas Marcela Arguello, Marcela Sorkin, Susana "Mendy" Mendelievich, Adriana Ruth "Cosmito" González y Daniel Gustavo Trepat Fryd, aunque todos ellos eran supervisados por Percowicz.

Según la acusación fiscal, para que todo esto se pudiera llevar a cabo, la organización sometía a sus víctimas a "prácticas coercitivas" que se llevaban a cabo en una clínica denominada "CMI Abasto", ubicada en Guardia Vieja 4072, que supuestamente estaba a cargo de la detenida Alicia "Doqui" Arata y donde se desempeñaban al menos los otros imputados Luis Romero, Horacio Vesce y Silvia Herrero.

En esa presunta clínica, los alumnos eran "internados y adormecidos durante varios días como forma de 'aleccionamiento' y 'subordinación' cuando planteaban alguna crítica o duda respecto del líder y la organización", explicaron los fiscales, quienes agregaron que esa práctica era denominada por la organización como "cura de sueño".

Por otra parte, los investigadores creen que la banda criminal obtenía unos 500 mil dólares mensuales y que ese dinero era administrado por los detenidos Gustavo Rena, Mario Alberto Leonardo, Marcela Sorkin, Daniel Eloy Aguirre y María Susana Barneix.

Los fiscales establecieron que las ganancias eran invertidas, muchas veces en el mercado formal, para lo cual utilizaban una financiera clandestina que denominaban "banquito".

De acuerdo a la pesquisa, con el dinero lograron comprar departamentos y hasta incluso edificios enteros en la ciudad estadounidense de Las Vegas, que destinaron al alquiler de oficinas.

En tanto, en Argentina, realizaban inversiones mediante dos inmobiliarias, un estudio jurídico contable y hasta una escribanía, dijeron.