Se produce cuando se cambia rápidamente de dirección durante el ejercicio, al detenerse súbitamente cuando se desacelera mientras se corre. También es muy común cuando se aterriza incorrectamente luego de un salto, por contacto directo o un golpe.

Schvartzman explica que "para orientar el diagnóstico es importante el uso de las maniobras semiológicas por parte del traumatólogo, en especial la de Lachman".
Al diagnóstico se llega con el exámen físico, mediante las maniobras semiológicas y la resonancia magnética. Los métodos por imágenes son imprescindibles para la confirmación y evaluación del resto de las estructuras (meniscos, hueso). Para una mejor visualización, la resonancia magnética debe efectuarse en un equipo de alto campo (1.5 tesla o 3 tesla) que permiten ver lesiones óseas en meniscos u otros ligamentos en profundidad.
"Luego del diagnóstico, el tratamiento para un desgarro de ligamento cruzado anterior variará según las necesidades individuales de cada paciente", indica el especialista.
La rehabilitación consiste en un programa de terapia física que ayudará al paciente a recuperar la fuerza y el movimiento de la rodilla, siempre bajo la supervisión del traumatólogo, kinesiólogo y nutricionista para seguir el proceso. Si bien depende del tipo de paciente y de la cirugía, la recuperación para los aficionados al deporte demandará un tiempo similar al de los profesionales. "Es importante el tratamiento kinésico, con un especialista de confianza, para recuperar el trofismo".
A fin de evitar la lesión, Schvartzman recomienda algunos tips: "Entrenar bien para fortalecer la musculatura, optar por un calzado adecuado, una buena elongación y calentamiento previo a la actividad física".